CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 7

COMENCEMOS...

“Marcha en paz, año 84; la humanidad lanzará sobre ti enérgicas maldiciones. Extraña herencia dejas a tu sucesor: guerras, epidemias, hecatombes que comienzan ahora tal vez. ¡El espíritu del mal te ha guiado; que él recoja tu cadáver y lo acompañe hasta la tumba!

¿Qué más nos has podido enviar? Repara en tu última obra: centenares de hombres y mujeres, que tenían familia, han fenecido bajo los escombros de casas que ayer eran modelo de laboriosidad, de modestia y de tranquila alegría.

Ve cómo te despedimos, acampados en chozas; pálidos los rostros por extraño presentimiento de mayores males y por las obligadas vigilias; sintiendo que nuestros seres más queridos son víctimas de la fiebre, que enferman de sufrir tantas y tan continuas impresiones. Mira entre todos los rostros de los que te ven ir y ni una mirada cariñosa hallarás. Oye y oirás que todos los labios murmuran una terrible frase; escucha, dicen: ¡Maldito seas!” Adaptado de El Defensor de Granada (1 enero 1885).

Con esta expresión de dolor y rabia despedía el periódico El Defensor de Granada al año 1884. Y es que fue enorme el sufrimiento de muchas familias aquel final de año en que hubieron de perderlo todo, en una lucha desigual contra la naturaleza. Muchos vieron con sus propios ojos cómo la Tierra tembló tanto que partió sus casas por la mitad. Y ni siquiera comprendían cómo aquello era posible.

En este capítulo, acercándonos ya al final de blog, vamos a dar un amplio paseo por los pueblos de nuestro alrededor para ver qué ocurrió allí. Y comprenderemos que, a pesar de la desgracia, este Terremoto contribuyó al avance de la ciencia y de nuestro conocimiento. ¡Acompañadme!

AVANCES EN LA CIENCIA: LAS NUEVAS TEORÍAS SOBRE EL ORIGEN DE LOS TERREMOTOS

La respuesta de la comunidad científica tras el Terremoto fue rápida y llegó desde numerosos países. Se escribieron decenas de artículos e informes, sobre todo en los primeros meses de 1885. Estos escritos tenían diferente naturaleza: cartas entre colegas, informes anónimos, artículos en revistas científicas (muchos de ellos en Nature, una de las revistas científicas más prestigiosas), informes en boletines de asociaciones científicas, los informes de las tres comisiones científicas nacionales que ya conocemos (española, francesa e italiana) y varios libros. Además, hubo conferencias en la Real Sociedad Española de Historia Natural en Madrid, en el Ateneo de Madrid y en la Academia de Ciencias de París, entre otras instituciones. Los autores eran tanto anónimos como los más reputados científicos (geólogos, ingenieros, sismólogos y vulcanólogos).

¿Sabías que…
…investigaciones recientes han contabilizado hasta 58 trabajos científicos que se publicaron en los meses siguientes al Terremoto? Fueron 23 de Francia, 20 de España, 7 de Reino Unido, 5 de Italia, 2 de Alemania y 1 de Portugal. El estudio lo han realizado los profesores Agustín Udías y Elisa Buforn, dos de los mayores expertos en sismicidad histórica de nuestro país.

No fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX, justo en la época del Terremoto, que la sismología comenzó a considerarse una ciencia moderna. Hasta ese momento, la explicación que se daba a los seísmos tenía un doble cariz. Unos pensaban que era un castigo divino por los pecados de la gente; otros, los más cercanos a la ciencia y la razón, aceptaban la antigua doctrina Aristotélica de que se debían a la acción de los vientos contenidos en las cavidades de la corteza terrestre en algunas partes del mundo. Durante el siglo XVIII, se incorporaron teorías sobre procesos explosivos y eléctricos (como las tormentas, pero en el interior de la Tierra). A partir del terremoto de Lisboa de 1755, que mencionamos en el capítulo 1, comenzaron a oírse más opiniones sobre el posible carácter natural del fenómeno sísmico, contra la idea de lo subrenatural. El debate que se abrió fue un gran paso para el inicio del estudio de los terremotos como un evento puramente natural, quedando excluida la influencia de Dios. Después del terremoto de Nápoles de 1857, los científicos comenzaron a incorporar la Geología, la Física y las Matemáticas a la descripción naturalista de los terremotos, mediante análisis numéricos más rigurosos. La introducción de este enfoque moderno de la ciencia fue un proceso largo, que en España iba con cierto retraso respecto al resto de Europa.

El Terremoto de Andalucía de 1884 fue el primero en ser estudiado bajo los principios de esta ciencia moderna en España. De ahí que se formaran las tres comisiones oficiales que ya conocemos (española, italiana y francesa), a las que hay que añadir el informe de Orueta. Fue una nueva ocasión para avivar el debate sobre las causas de los seísmos que se había iniciado con el terremoto de Lisboa. Desde la década de 1830 en adelante, habían comenzado a enunciarse, en otros países de Europa, nuevas teorías que relacionaban estos fenómenos con fracturas en la corteza terrestre. Sin embargo, en 1884, la opinión de la Comisión Científica Española estaba aún más cerca de la teoría Aristotélica que de estas nuevas corrientes, argumentando que la causa del Terremoto de Andalucía fue una explosión del vapor de agua contenido en las cavidades de la corteza, que, además, había podido ser influenciada por las condiciones meteorológicas (ya que se había registrado un considerable descenso de la presión atmosférica los días previos al sismo). La Comisión Francesa, en cambio, sí que apuntó hacia la tectónica como la causa del Terremoto, llegando incluso a hablar de “dislocaciones” en las capas que forman la Tierra. Rechazó cualquier conexión con la meteorología. Por su parte, la Comisión Italiana, asoció el sismo a la actividad magmática, por similitud con otros países mediterráneos, como Italia y Grecia.

El profesor y reputado geólogo gaditano, José Macpherson, amigo personal de Domingo de Orueta y Duarte y de su padre (también geólogo), dio una charla en el Ateneo de Madrid, en febrero de 1885. Su principal argumento era la hipótesis sobre la relación entre los terremotos y la Geología. Afinaba diciendo que la causa del Terremoto de Andalucía fue el desplazamiento de una o más fallas de las Sierras de Tejeda y Almijara. No asociaba estas fallas a los empujes tectónicos, sino a los procesos de acomodación que se producen en la corteza como resultado de su enfriamiento. Según el razonamiento de Macpherson, las capas de la corteza se rompen cuando el estrés acumulado supera un límite. Otros académicos andaluces de la época, como Cesáreo Martínez y Aguirre y Rafael García Álvarez, estaban de acuerdo con esta corriente de pensamiento. Se habían adelantado casi 30 años a la teoría del rebote elástico de Reid (de la que hablamos en el capítulo 1), que es la que aceptamos actualmente como la causa de los sismos y que se fundamenta en la idea de estos científicos de la época del Terremoto.

OTROS AVANCES QUE SUPUSO EL TERREMOTO DE ANDALUCÍA

Como ya hemos dicho en capítulos previos, no había ninguna estación sísmica en España en el tiempo del Terremoto. Otros países ya contaban con algunos instrumentos, como los primeros sismógrafos de Italia. Manuel Fernández de Castro, el presidente de la Comisión Científica Española, puso esta falta de desarrollo científico de manifiesto y propuso la puesta en marcha de una red de observatorios sismológicos en las ciudades de la costa mediterránea, conectadas con una estación central en Madrid. Sin embargo, no se avanzó en esta propuesta a nivel gubernamental. Los primeros sismógrafos fueron instalados en Cádiz y Huelva en el marco de un programa internacional del inglés John Milne en 1897 y 1898; y en Granada, los Jesuitas instalaron otro en el Observatorio de la Cartuja, en 1902. La acción gubernamental no tuvo efecto hasta 1909 que se inauguró la estación central de la red sísmica en Toledo, a la que siguieron varias estaciones secundarias cerca de la costa. Habían transcurrido 25 años desde el Terremoto de Andalucía que motivó esta iniciativa. Pero más vale tarde que nunca 🙂

De hecho, el establecimiento y la necesidad de mantenimiento de esta red sísmica en España dio comienzo a la primera generación de sismólogos del país, lo que contribuyó al despegue de los estudios científicos y al avance del conocimiento en esta rama de la ciencia.

LA EVALUACIÓN DE LOS DAÑOS

Son numerosos los estudios que se hicieron de los daños y que describen el área afectada. Los más relevantes son los informes de las tres Comisiones Científicas Oficiales, el de Domingo de Orueta y Duarte, el de El Defensor de Granada (que publicó en su periódico), el de la Diputación Provincial y el del Gobernador Civil. Pero estas fuentes presentan discrepancias en las cifras de daños y víctimas, en la descripción del área dañada, en el análisis de las causas de esos daños y en la hora y la duración del evento. Por tanto, tratar de hacer un compendio de todos estos aspectos daría lugar a un documento demasiado extenso, que, por otro lado, es incensario, puesto que todos los informes están citados abajo, en el apartado de fuentes, y pueden ser consultados por los lectores. Así que hemos considerado que lo más ágil sería preparar una tabla con las cifras de daños y víctimas de las diferentes evaluaciones que se hicieron, y que os mostramos a continuación. La hemos elaborado añadiendo información a la tabla que publicó el IGN en 1981. Para mejor resolución, podéis verla aquí

Las discrepancias que se observan en las cifras que dan las diferentes fuentes se deben, suponemos, al método de toma de datos y a la fecha en que se tomaron. Algunos preguntaban a los propios vecinos, otros consultaban a los párrocos, la guardia civil o los responsables administrativos; algunos hicieron su toma de datos a los pocos días de ocurrir el Terremoto y otros fueron más tarde, por lo que pudieron tener una cifra de víctimas más acertada, pues hubo enfermos que fallecieron días después, bien por las heridas o bien por el hambre y el frío.

Estos números no son capaces de explicar la conmoción que este Terremoto causó en España. Hay que pensar que la zona afectada era eminentemente rural, con muy malos caminos, más bien trochas, que impedían unas comunicaciones efectivas. Además, aquel invierno fue más duro de lo habitual, lo que complicó aún más la gestión de la ayuda, empeoró las condiciones de vida de los supervivientes y aumentó el número de víctimas.

Mapas y gráficos de daños

Para poder ver la distribución espacial de los daños en los términos municipales de la región, hemos preparado dos mapas: uno representa el número de casas destruidas y dañadas por cada 100 habitantes, y el otro, el porcentaje de fallecidos y heridos respecto a la población total. Para la elaboración de ambos mapas, hemos tomado la mayor estimación de las proporcionadas por las diferentes fuentes y hemos relativizado los valores utilizando el censo del INE de 1887. Como se puede ver, se observaron daños en la edificación en 39 municipios de 31 términos municipales, pero en muchos de ellos, no se llegaron a registrar víctimas. La zona de mayor intensidad se localiza en la provincia de Granada, formando un arco al norte de la frontera con Málaga, que va desde Zafarraya hasta el Valle de Lecrín. Esa frontera es la divisoria de las Sierras Tejeda y Almijara. Justo al sur, ya dentro de Málaga, los primeros municipios también presentan daños. En algunos pueblos, como Jayena o Güevéjar, hubo mucho daño en las viviendas, pero el número de personas afectadas no parece que fuera muy alto. En Arenas del Rey, Santa Cruz y Albuñuelas hubo que lamentar tanto graves daños estructurales como un elevado número de víctimas.

Los mapas se pueden comparar con el de la distribución de los gastos en reparaciones y reconstrucciones que hizo la Comisaría Regia, que lo mostramos en el capítulo 4 y volvemos a poner aquí, para facilitar su consulta. Como se puede ver, los mapas presentan, en general, una correlación clara: los municipios que tuvieron los mayores daños son los que recibieron las ayudas. Hay algunos casos puntuales, como Santa Cruz y Canillas de Aceituno, que, a pesar de presentar cifras de daños y víctimas muy altas, no figuran como pueblos auxiliados por la Comisaría Regia. Puede que recibieran ayudas de otras entidades, como Santa Cruz, que sabemos que fue auxiliado por el Círculo de la Unión Mercantil de Madrid.

Las cifras absolutas están en los siguientes gráficos. Se puede ver que Arenas del Rey no fue el municipio que más casas vio caer ni que más vecinos perdió. Sin embargo, sus más de 400 casas dañadas o destruidas supusieron el total de sus construcciones. El pueblo entero se vino abajo, cambiando el paisaje drásticamente. Bajo los escombros pereció más del 10% de su población y el doble resultaron heridos o impedidos. Eso hace que una comunidad entera se paralice. No hay nadie que pueda ayudar a nadie. No hay tienda donde comprar alimentos ni molino donde moler harina para hacer pan. No hay trabajo, no hay dinero. No hay vida. No hay nada. Y por eso fue tan impactante para todos, lugareños y foráneos, el caso de Arenas. Tanto, que este terremoto también se conoce como el Terremoto de Arenas del Rey. Por si alguien aún no lo ha visto, os dejamos aquí el desgarrador testimonio de un superviviente que tuvo que rescatar a su familia bajo las piedras con sus propias manos.

Descripción literal de los daños

Para la descripción de los efectos causados por el sismo y otras curiosidades, hemos hecho un resumen de los municipios más significativos, que os dejamos en este enlace. No lo incluimos directamente para no alargar demasiado esta entrada, pero merece mucho la pena leerlo. La información la hemos tomado, principalmente, del informe del joven ingeniero Domingo de Orueta y Duarte, que describió meticulosamente pueblo a pueblo y que, junto con su colega José Macpherson, fue el que más se acercó a la teoría que aceptamos actualmente sobre el origen de los terremotos y sobre la relación de los daños con la geología y la topografía de cada municipio. De la Memoria de la Comisión Científica Española, que tiene un enfoque más técnico, también se ha extraído información. Entre otros muchos aspectos, esta memoria aporta datos sobre fenómenos derivados, como desprendimientos, hundimientos o cambios en el régimen de las aguas, en numerosos municipios. Hemos incluido las fotografías de la Comisión Francesa para ilustrar los daños y efectos en algunos de los pueblos.

Orueta calcula que la extensión del área dañada fue de 5.000 km2, que coincide con el área que está representada en los mapas (según el Instituto Geográfico Nacional, fue mayor; de unos 8.400 km2). Esa área queda partida casi en dos por la divisoria de las Sierras de Tejeda y Almijara. De acuerdo con sus observaciones y con lo que dedujo de hablar con los vecinos de los pueblos que visitó, el terremoto mostró dos periodos de oscilación claros: el primero duró unos 10 segundos y fue seguido de un brevísimo paro; el segundo fue más corto, pero la intensidad de las oscilaciones fue mucho mayor, causando la mayoría de los estragos. En la primera sacudida, muchos vecinos referían haber sentido movimientos verticales (quizá la onda P), aunque hay municipios donde se sintió más bien lateral. En la segunda fase, las oscilaciones eran claramente laterales (la onda S). En muchos casos, se dijo que el primer movimiento fue precedido de un ruido fuerte subterráneo. Orueta les da una orientación norte-sur, con desviación ligera al oeste (NNO-SSE), que pudo contrastar con el movimiento de un péndulo que se instaló en Málaga después del Terremoto principal del 25 de diciembre. Gracias a este sencillo instrumento, se pudo comprobar que esa misa fue la dirección que siguieron las réplicas que se produjeron los días siguientes. La dirección del movimiento también fue descrita por algunos vecinos y se pudo comprobar por la forma de caída de los muros y de los objetos.

En su informe, el autor proporciona datos sobre los daños en las viviendas y las víctimas, que hemos recogido en la tabla anterior, así como los efectos en el medio natural. Describe que se produjeron desprendimientos en municipios como Canillas de Aceituno y Guaro; grietas en el suelo en Arenas del Rey y Ventas de Zafarraya; cambios en el régimen de aguas en Alcaucín y Játar; o surgencias de agua en Alhama. Anota también curiosidades, anécdotas inverosímiles y exageraciones. En su descripción de los daños, los relaciona siempre con el tipo de suelo, llegando a la conclusión de que los suelos más blandos han causado más daños que los suelos más competentes. Esto, hoy día, lo conocemos, ha sido observado en muchos terremotos y se llama efecto local o efecto de sitio. La onda sísmica se amplifica al llegar a un suelo blando (y viceversa), lo que hace que los edificios que se encuentran en ese suelo estén sometidos a una vibración mayor que otros que están en roca, sufriendo, por tanto, más daño. Es el mismo efecto que se produce cuando damos un toque a un plato de flan: éste empieza a temblar. Así se explicaría por qué Arenas y Jayena sufrieron más daños que Játar y Fornes. Estos están asentados en conglomerados y margas, que son suelos más duros que los de Arenas y Jayena, que son limos y arenas, de menor resistencia. 

Hay que mencionar también que, aun estando en el mismo tipo de suelo, hay municipios donde los daños fueron mayores que en otros. Incluso dentro del mismo municipio, los daños no son siempre homogéneos; algunas casas colapsan y otras solo se dañan. Para explicar esto ya hay que considerar diferencias de suelo dentro del municipio o diferencias en las construcciones: calidad, edad, materiales, método constructivo, altura, irregularidades, asimetrías, etc. 

¿Sabías que…

…los vecinos contaban historias exageradas sobre los efectos del sismo? Quizá fuera a causa de la conmoción o, simplemente, porque las historias se desvirtúan cuando pasan de boca en boca. El caso es que son curiosas y las compartimos aquí:

  • En Canillas de Aceituno, muchos vecinos referían que el ruido que inició el terremoto fue muy fuerte y, aunque iba decreciendo lentamente, duró hasta las 3 de la madrugada. Para Orueta, este es un hecho inverosímil que no se mencionó en ningún otro pueblo.
  • En El Llano de Zafarraya, se dijo que, de una sima llamada El Sumidero, por donde se evacuan las aguas de lluvia en el valle, salieron llamas y humo la noche del 25 de diciembre. Orueta confirmó que esto era falso.
  • En algunos pueblos de la costa, como Torrox y Nerja, se contaba que el mar se había retirado 2 km, cosa que era absolutamente falsa porque los marineros que estaban en la costa dijeron que solo se sintió un leve estremecimiento. Además, si el mar se hubiera retirado tanto, al volver, la ola habría dañado pueblos como el Rincón de la Victoria, que estaba a 50 m de la playa, y se encontraba en perfecto estado.
  • En Rubite, los vecinos afirmaban haber visto la aurora boreal. La Comisión Científica Española no pudo confirmarlo, pero hoy día sabemos que esto no es posible, porque las auroras (boreal o austral) sólo se pueden ver en latitudes muy altas.

MAPAS DE INTENSIDAD MACROSÍSMICA DEL TERREMOTO

La intensidad macrosísmica, como ya definimos en el capítulo 1, es una medida de los daños que causa un sismo en las estructuras, en las personas y en el medio natural. En el Terremoto de Andalucía se realizaron varios mapas de isosistas (líneas que unen puntos de igual intensidad) o, al menos, se describieron éstas de manera literal. Los más relevantes fueron los de las tres Comisiones Científicas Oficiales y el de Domingo de Orueta.

  • La Comisión Científica Española entrevistó a los vecinos por medio de cuestionarios con 33 preguntas sobre cómo habían sentido el Terremoto. Recogieron varios centenares de estos cuestionarios. Utilizaron la escala de Rossi-Forel de X grados de intensidad, listando los pueblos que entrarían en cada grado. Estimaron el epicentro en el espacio que enmarca el Valle de Zafarraya y las Sierras de Tejeda, Marchamonas y Enmedio.
  • Taramelli y Mercalli crearon su mapa de isosistas en tres regiones: mesosismica (de máxima intensidad), rovinosa (en la que los edificios han sufrido graves daños) y fortissima (donde algunos edificios resultaron dañados). Se considera un precursor de la famosa y ampliamente utilizada escala de Intensidad de Mercalli, IM, que definió en 1902 (actualmente se sigue usando, modificada, IMM). Ubicaron el epicentro entre Ventas de Zafarraya y Arenas del Rey.
  • La Comisión Francesa definió tres zonas: epicentral, media y extensa, de más a menos daños. La zona epicentral coincide con la que la Comisión Española clasificó como de máxima intensidad.
  • Domingo de Orueta y Duarte: definió cuatro zonas de intensidad, que no son continuas.
  • En otros estudios posteriores durante el siglo XX se elaboraron otros mapas: Steikhardt, en 1931, realizó un mapa de isosistas usando la escala de Mercalli de once grados; y Udías y Muñoz, en 1979, elaboraron otro con la escala europea MSK, de doce grados.
  • Y el más reciente de que tenemos noticia se elaboró en 2017, por Rodríguez-Pascua y otros colegas, en el que se tiene en consideración una nueva escala de intensidad: la escala macrosísmica de efectos ambientales ESI07, que tiene 12 grados y evalúa los efectos en el medio natural (desprendimientos de rocas, grietas en el suelo, hundimientos, cambios en el caudal de los ríos o manantiales, etc). Los autores de este trabajo localizan la zona epicentral en el valle de Zafarraya.

Hemos compuesto la siguiente imagen comparando los dos mapas más actuales: el de Udías y Muñoz (1979) de intensidad macrosísmica en la escala MSK, que considera daños tanto en el medio construido como en el natural (izquierda); y el de Rodríguez-Pascua y otros (2017) en la escala ESI07 (derecha). Vemos que hay bastante similitud entre ambos. Se puede ver que Arenas está en el área de mayor intensidad, junto con Alhama y las poblaciones de El Llano. El epicentro que da el IGN está en Alhama (estrella negra en el mapa de Rodríguez-Pascua); la estrella blanca es el epicentro que dieron Taramelli y Mercalli, entre Ventas de Zafarraya y Arenas, que parece coincidir con el de Udías y Muñoz.

ASPECTOS GENERALES SOBRE LA VULNERABILIDAD DE LAS CONSTRUCCIONES

La Comisión Científica Española describe que, en muchos municipios, como Arenas, Jayena y Albuñuelas, los edificios no tenían apenas cimientos. En casi toda la región afectada no se ejecutaban bien las técnicas de trabazón (unión) de los diferentes elementos de las viviendas (muros y forjados) y los tabiques se unían simplemente con yeso, lo que daba lugar a construcciones de mala calidad y muy poco resistentes. Los tejados aportaban demasiado peso a las viviendas, aumentando su susceptibilidad a la destrucción.

Los autores indican, con toda la razón, que, aunque el terremoto depende de las condiciones geológicas de una zona y no se puede evitar, lo que sí se puede hacer es construir los edificios con la suficiente estabilidad como para evitar su colapso y la pérdida de vidas. Este principio sigue vigente hoy día. Decían convencidos que, si no todos, la mayoría de los derrumbes se habrían evitado con otras técnicas de construcción. Así lo habían observado en las Islas Filipinas (recordemos el apunte del Capítulo 5 a las lecciones aprendidas por los españoles en las colonias), y así lo indicaban las nuevas leyes de Japón, que solo permitían casas de madera, en lugar de construir muros y pesadas bóvedas.

Ante estas observaciones tan evidentes, la Comisión Científica Nacional dio unas recomendaciones para las nuevas construcciones con el objetivo de evitar estos graves daños en el futuro. Decía que tras terremotos anteriores ya se había planteado que las calles debían de ser anchas y las casas poco elevadas (como ya dijimos que se había hecho tras el sismo de Torrevieja de 1829); pero ahora había que añadir condiciones relacionadas con la orientación, la situación geológica y la importancia de la trabazón de los materiales. Y así las aplicó la Comisaría Regia en la reconstrucción de los pueblos. Hoy día, seguimos aprendiendo de cada terremoto que ocurre, tanto en España como en otros países, y seguimos completando esas recomendaciones.

Así que, queridos lectores, con esto terminamos este intenso capítulo recorriendo los pueblos dañados e imaginando la envergadura de la catástrofe. Ahora sabemos que se le dio el nombre de Terremoto de Andalucía porque afectó significativamente a más de un centenar de pueblos de dos de sus provincias y cambió la vida de miles de familias, dañando tanto el entorno construido como el medio natural. Pero nos quedamos con este mensaje de esperanza: CONSTRUIR MEJOR PARA ESTAR SEGUROS. En los terremotos actuales podemos comprobar que, en zonas donde los edificios se han construido en la misma época y con la misma técnica, unos colapsan, atrapando a la gente, y otros no. A veces la causa es la diferencia en la calidad de la construcción. No escatimemos en gastos cuando se trata de construir nuestra casa o de reforzarla, porque su adecuado comportamiento en el próximo terremoto será lo que salve nuestra vida y la de nuestros seres queridos.

Ya hemos comentado otras veces en este blog que hay países en el mundo que llevan toda su existencia conviviendo con este riesgo natural y van aprendiendo y mejorando cada vez que ocurre un evento: Japón, Estados Unidos, Chile, México, Italia, China…Sus ciudadanos han sabido adaptarse, construyen de manera segura, se entrenan con simulacros, conocen el peligro y el riesgo y van a la cabeza en tecnología e investigación en esta área.

Nos gustaría saber qué opináis vosotros sobre el mensaje de este capítulo. Os animamos a que votéis la opción que mejor describe vuestra actitud ante la convivencia con el peligro sísmico.

Vivo en una zona de sismicidad moderada en la que voy a sentir algunos terremotos a lo largo de mi vida. ¿Qué hago?

En el próximo capítulo del blog …
…os mostraremos una comparación de fotos antiguas y actuales para ver el cambio que ha producido el paso del tiempo. Podréis ver una imagen aérea de las ruinas, antes de que fueran sepultadas, que muy pocos han visto. Y trataremos de reconstruir las calles del pueblo viejo…

Es el último capítulo, ¡no os lo perdáis!

FUENTES:

  • Informe Comisión Oficial de España (universidad de Granada): https://digibug.ugr.es/handle/10481/19269
  • Informe Domingo de Orueta y Duarte (Biblioteca virtual de Andalucía): http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=1005502
  • Informe Comisión francesa (Biblioteca virtual de Andalucía): http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/catalogo/es/consulta/registro.do?id=1043525
  • Informe Comisión Italiana (Google Books. Original en la Universidad de Princeton): https://books.google.es/books?id=wM5LAAAAYAAJ&hl=es
  • Macpherson, J. (1885). Los Terremotos de Andalucía. Conferencia leída en el Ateneo de Madrid en febrero de 1885. Imprenta de Fortanet, calle de la Libertad, 29. Madrid.
  • El Terremoto de Andalucía del 25 de diciembre de 1884. Instituto Geográfico Nacional. VV.AA. 1981. Deposito legal: M. 12.166-1981
  • Udías, A., & Muñoz, D. (1979). The Andalusian earthquake of 25 December 1884. Tectonophysics, 53(3-4), 291-299.
  • Udías, A. (2013). Development of seismology in Spain in the context of the three large earthquakes of 1755, 1884 and 1954. Earth Sciences History, 32(2), 186-203.
  • Udías, A., Buforn, E., & Mattesini, M. (2022). Contemporary Publications in Europe on the Spanish Earthquake of 1884. Seismological Society of America, 93(6), 3489-3497.
  • Rodríguez-Pascua, M. A., Silva, P. G., Perucha, M. A., Giner Robles, J. L., Elez, J., & Roquero, E. (2017). El escenario sísmico del terremoto de Arenas del Rey de 1884 (España). IX Reunião do Quaternário Ibérico, Faro.
  • Mapa Geológico Nacional (MAGNA) a escala 1:50.000 (2ª Serie) del Instituto Geológico y Minero de España: http://info.igme.es/cartografiadigital/geologica/Magna50.aspx

4 comentarios

Siii, la APP es una herramienta muy ilustrativa. Al final del blog tendremos Arenas terminado!
Gracias por compartir con nosotros 🙂

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