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¿Qué competencias debe tener un evaluador?

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Una vez establecidas las razones por las que cuales es necesario crear un marco (más o menos flexible según el enfoque) en el cual quede reflejado las competencias necesarias del evaluador según el enfoque de Stevahn, King, Ghere y Minnema (2005).

Según dicho enfoque las competencias o habilidades que debe tener o adquirir un evaluador se pueden agrupar en las siguientes 6 categorías:

1- La práctica profesional

Las competencias de la práctica profesional tienen que ver con el rigor y seriedad a la hora de trabajar. Este tipo de competencias profesionales se centran en las normas fundamentales y valores prácticos de evaluación, la adhesión a las normas de evaluación o la correcta ética a la hora de evaluar.

2- La investigación sistemática

Las competencias referidas a la investigación sistemática se centran en los aspectos técnicos de las prácticas de evaluación; tales como el diseño, la recogida de datos, conocimiento de distintos métodos de trabajo (mixto, cualitativo o cuantitativo), el análisis de los datos o la presentación de informes. De esta manera, la evaluación podrá seguir el procedimiento adecuado y podrá ser contrastada por otras personas.

3- Análisis de la situación

Estas competencias se refieren al contexto en el que se desarrolla la evaluación. El evaluador ha de ser capaz de adaptar y modificar la evaluación si es necesario, de utilizar la información que le proporcionan y de solucionar posibles conflictos.

4- La gestión de proyectos

En la categoría de gestión de proyectos se agrupan las competencias referentes a aspectos prácticos de la realización de una evaluación como la negociación de los términos de referencia, la realización de presupuestos, la justificación de los gastos, la coordinación de recursos o la supervisión de los procedimientos.

5- La práctica reflexiva

Se centran en la capacidad del evaluador para aprender con su propia experiencia y que se necesita para el crecimiento como profesional. Algunos ejemplos podrían ser el conocer las fortalezas y debilidades propias como evaluador, la evaluación de las necesidades personales de prácticas mejoradas o participar en el desarrollo profesional hacia esa meta.

6- La competencia interpersonal

Este tipo de competencia se centra en las habilidades referentes al trato con las personas como la comunicación, la negociación, el conflicto, la colaboración o las habilidades interculturales.

Autores: @adrian_gse y @emmanueldejesus

Referencias citadas:

Kirkhart, K. (1981). Defining evaluator competencies: New light on an old issue. American Journal of Evaluation, 2, 188-192.

Moreno, T. (2015). Las competencias del evaluador educativo. Revista de la Educación Superior, 44 (174), 101-126.

Stevahn, L., King, J. A., Ghere, G., & Minnema, J. (2005). Establishing essential competencies for program evaluators. American Journal of Evaluation, 26 (1), 43-59.

Scriven, M. (1980). The Logic of Evaluation. Inverness CA: Edgepress.

¿Se pueden definir las competencias que ha de tener un evaluador?

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Se entiende por competencia entre otras acepciones la pericia, aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en algo (Real Academia de la Lengua, 2001). En otras palabras, son las capacidades y habilidades que tiene una persona o que tienen un grupo de personas para poder desarrollar satisfactoriamente una labor, un trabajo etc.

Por otro lado Michael Scriven define la evaluación como el proceso de determinación del mérito, valor e importancia de algo, ya sea un producto, una actuación, un programa de desarrollo rural, una política, etc. Además se entiende al evaluador o evaluadores como la persona o las personas encargadas de realizar dicha evaluación. Por tanto los evaluadores son los responsables de determinar el mérito, valor e importancia de algo como podría ser un programa educativo.

Si se unen ambos conceptos, se determina que las competencias de un evaluador son todas aquellas habilidades o aptitudes que tiene una persona para desarrollar satisfactoriamente su labor que no es otra que la de evaluar; la de determinar la calidad, el valor y la importancia de algo.

1. ¿Por qué determinar las competencias de un evaluador?

Definir las competencias que ha de tener un evaluador es importante ya que de ellas dependerá la calidad y validez de la evaluación. Hay aspectos de la propia persona que evalúa que puede poner en duda la credibilidad del proceso como podría ser la dependencia o falta de objetividad del evaluador o la incapacidad para analizar la situación.

Si un evaluador no posee las herramientas adecuadas de análisis y fundamenta su evaluación en simples observaciones, opiniones o creencias propias, sin contrastarlas con ningún tipo de dato o de evidencia, entonces parece lógico pensar que la persona a la que va dirigida la evaluación dude de la validez de la misma. Así mismo, cuando el evaluador o grupo de evaluadores está muy vinculado o es muy dependiente de aquello que se evalúa es normal que se llegue a cuestionar la objetividad de la misma.

De este modo, resulta que las competencias y habilidades que tenga un evaluador son muy influyentes a la hora de realizar una evaluación creíble. No solo ya en lo referente a la evaluación en sí, sino también a la hora de presentar los resultados, la evaluación despierte la confianza del público. A lo que se suma la creencia de que la definición de las competencias puede servir para contribuir a la mejora del campo profesional de la evaluación de varias formas (Stevahn, King, Ghere & Minnema, 2005; Moreno, 2015):

– Estableciendo una base para orientar los programas de formación de nuevos evaluadores.

– Ayudando a la mejora continua de los profesionales experimentados.

– Llevando a cabo revisiones periódicas que aseguren la integridad del campo.

2. ¿De qué competencias hablamos?

Las competencias que ha de tener un evaluador son múltiples y existe cierto debate en torno a ello. Antes de entrar en dicho debate se ha de realizar un pequeño razonamiento para tener una primera idea de las aptitudes básicas que precisaría tener un evaluador.

Si el objetivo de un evaluador es realizar una evaluación, el evaluador deberá cumplir con los procesos y procedimientos que se exigen para realizar una evaluación correctamente. Michael Scriven (1980) describió en su gráfico de diamante los procesos básicos que se han de realizar: estructurar, observar, analizar y juzgar. Procesos que suelen comenzar con situaciones en las que el evaluador cuenta con poca o nula información, por lo que ha de profundizar en el tema evaluado observando evidencias, recopilando datos y preguntando a personas claves. Cuando la cantidad de información aumenta se ha de analizar para llegar a síntesis que desemboquen en juicios de valor y conclusiones. Por tanto, el evaluador ha de estructurar el plan, observar las evidencias y recolectar datos, analizar la información recogida comparando datos y estimando los efectos para, por último, establecer un juicio de valor y sintetizarlo de tal manera que sea útil y comprensible.

Pero, ¿es solo esto lo necesario para realizar una buena evaluación? La respuesta en la inmensa mayoría de los casos es que no. Aunque éste sea el esquema básico para poder llevar a cabo una evaluación, deben también contemplarse todos los elementos internos y externos que afectan en el objeto a evaluar y que obligan al evaluador a ir más allá del esquema básico. Además de estas competencias técnicas y básicas, se ha de contar con muchas otras competencias de ámbito más personal y contextual como la objetividad, la ética o las habilidades interpersonales.

3.Tres enfoques para abordar la cuestión

Ahora que se va perfilando las distintas competencias de un evaluador hay que conocer los distintos enfoques que existen en la bibliografía especializada acerca de este asunto. Se podrían resumir los enfoques en 3 grandes vertientes (Moreno, 2015):

1º. Una primera postura entiende que en el campo de la evaluación no ha de haber una lista de competencias fijas. Al ser un proceso flexible y adaptable las competencias han de ser también flexibles y adaptables. En esta postura se encuentran autores como Kirkhart (1981).

2º. Un segundo grupo defendido por la American Evaluation Association (AEA) en la que se establecen principios rectores para guiar a los profesionales del campo pero que no abordan concretamente las competencias que ha de tener un evaluador.

3º. Autores como Stevahn, King, Ghere y Minnema (2005) que establece una lista de las competencias que ha de tener un evaluador.

En la siguiente entrada utilizaremos este último enfoque para profundizar en las competencias que un evaluador ha de tener por ser el más concreto y el que quizás más pueda contribuir a que se puedan apreciar mejor de un modo general cuáles son esas competencias o, por lo menos, su naturaleza.

Autores: @adrian_gse y @emmanueldejesus

Referencias citadas:

Kirkhart, K. (1981). Defining evaluator competencies: New light on an old issue. American Journal of Evaluation, 2, 188-192.

Moreno, T. (2015). Las competencias del evaluador educativo. Revista de la Educación Superior, 44 (174), 101-126.

Stevahn, L., King, J. A., Ghere, G., & Minnema, J. (2005). Establishing essential competencies for program evaluators. American Journal of Evaluation, 26 (1), 43-59.

Scriven, M. (1980). The Logic of Evaluation. Inverness CA: Edgepress.