Los ejercicios especiales de evaluación ─evaluaciones en profundidad que típicamente se encargan y realizan a mitad o final de un periodo de programación─ pueden comprender los tres principales aspectos de evaluación: la lógica de intervención, la aplicación e impacto del programa. En el caso de una evaluación final se suele poner más énfasis en el impacto y la aplicación (y especialmente en el análisis de los resultados e impacto), y en el caso de la evaluación intermedia se suelen centrar más los esfuerzos en la aplicación y gestión del programa pues se trata de un momento donde todavía se puede cambiar su rumbo.
El estudio de la lógica de intervención es posible gracias a la estructura misma de los programas, una estructuración en medidas que puede ser asimilada por una estructuración en objetivos, que se encuentran directamente vinculados al diagnóstico que orientó la realización del programa. La evaluación de esta primera etapa debe dar respuesta a la pregunta de si la programación ha sido adecuada y estaba orientada correctamente. Para ello hay que analizar la pertinencia, coherencia y claridad del programa, con el fin de averiguar si la estrategia seguida era en principio oportuna. En definitiva comprobar la lógica de intervención: el correcto planteamiento de la actuación.
Contenido de los ejercicios especiales de evaluación dentro de un sistema de S&E
El diagnóstico realizado en la etapa de diseño lleva a una apreciación de problemas y necesidades y a la definición de unos objetivos. Los objetivos definidos de esta manera tratan de alcanzarse después con la aplicación y gestión de una serie de recursos humanos y financieros. La evaluación debe responder a la pregunta de si se ha cumplido la programación prevista con una gestión adecuada: pregunta que realmente englobaba dos, por un lado está el estudio de las realizaciones materiales y por otro el análisis de la gestión. Se trata de verificar si se ha respetado efectivamente el proceso de programación y de aplicación del programa. Es necesario recorrer las diferentes cadenas que vinculan los objetivos con las medidas, verificando si lo que se ha realizado corresponde a lo que se pronosticó en la programación. En definitiva una evaluación de la puesta en funcionamiento y gestión.
En un proceso de feedback, la respuesta a la segunda pregunta aporta nuevos datos para responder la primera y reorientar tal vez su respuesta o matizarla de alguna manera. Primeramente se elabora un acercamiento teórico para ver si la programación es adecuada. Una vez el programa ha pasado a su aplicación se confronta esta visión teórica con los resultados prácticos. Las conclusiones de ambas preguntas se han de retroalimentar mutuamente para activar un proceso de aprendizaje.
El estudio del impacto se ha de centrar muy bien especificando qué impactos tratamos de descubrir. Unas pocas preguntas bien formuladas han de bastar para centrar el estudio del impacto. Normalmente estas preguntas están muy relacionados con los aspectos específicos del programa que evaluamos: aquellos aspectos que dan respuesta a los principales objetivos de la intervención. El análisis de cada pregunta se centra en primer lugar en el estudio de cómo ha funcionado ese aspecto concreto del programa para pasar luego al estudio de cómo estos resultados han contribuido a un impacto global. Pues el estudio del impacto suele finalizar con un enfoque global con preguntas del tipo: ¿Ha conseguido el programa generar un desarrollo sostenible, interno y local gracias a sus propios recursos? En este caso la pregunta trata de detectar el desarrollo generado en la zona y analizar si este es sostenible, es decir, capaz de reproducirse por sí mismo a nivel económico, financiero, social y cultural. También se busca analizar si ese desarrollo se basa en los recursos propios de la zona.
Estas son las líneas generales, pero el contenido de un ejercicio de evaluación no es algo fijo. Depende no sólo del tipo de evaluación como hemos visto, también depende de la orientación que se le quiera dar y los objetivos que busquemos con ella (evaluaciones temáticas, nivel de análisis…). Es por ello necesario formular preguntas clave que fijen el contenido de una evaluación concreta en unas circunstancias determinadas.