SEDIMENTACIÓN

El ambiente sedimentario se localiza en una franja de la superficie terrestre que se diferencia física, química y biológicamente de las zonas subyacentes debido a que está sometido a bajas condiciones de presión y temperatura. En estas circunstancias se desarrollan una serie de procesos que son los responsables de la alteración, el transporte, la sedimentación y la formación de las rocas sedimentarias.

Porcentualmente las rocas sedimentarias tienen poco peso (5%) con respecto a otros tipos de rocas (ígneas y metamórficas), pero son muy importantes porque se  concentran en la superficie terrestre en contacto con la atmósfera, la biosfera y la hidrosfera. En ocasiones, además presentan una gran importancia económica como materia prima (carbón, petróleo, gas o combustibles), como menas de minerales metálicos (aluminio, hierro, manganeso), como fuente de fertilizantes (sales potásicas, fosfatos, nitratos), como soporte físico sobre el que se desarrolla el suelo; así como ser almacén de aguas subterráneas y son rocas muy apreciadas como materiales de construcción, etc.

Por otro lado, presentan un alto interés en sí mismas ya que en ellas se han almacenado fósiles cuyo estudio permite determinar las características del pasado y las circunstancias en las que se formaron.

Las rocas sedimentarias se forman como consecuencia de la consolidación de un depósito, sedimentado o precipitado, a partir de un fluido (agua o viento) o hielo, bajo la acción de diversos mecanismo físicos, químicos y/o biológicos y su posterior litificación.