Procesos fluviales

Los procesos desarrollados por las aguas superficiales que se desplazan hacia zonas topográficamente más bajas son los principales agentes de la modificación del relieve. La escorrentía superficial, encauzada o no, está presente en casi todas las latitudes y es la responsable de la mayor cantidad de sedimentos movilizados.

La energía de cada curso de agua corresponde a la su energía potencia que resulta de combinar la masa por la velocidad a la que se desplaza. El agua emplea esta energía en vencer el rozamiento, en erosionar o/y transportar. El balance de energía entre la que posee la corriente de agua y la requerida para vencer el rozamiento determina si se producen los procesos de erosión o sedimentación. Cuando el balance es positivo, el agua posee energía para erosionar; si el balance es negativo, el curso de agua no tiene energía para transportar la carga y entonces se produce la sedimentación.

El que se desarrolle de forma prioritaria uno de estos dos procesos depende de la energía del curso de agua que está condicionada por su posición con respecto al nivel de base (nivel de desembocadura). Tradicionalmente se distinguen tres partes en el curso de agua de los ríos:

  • Curso alto
  • Curso medio
  • Curso alto

En cada uno de ellos, se desarrolla de forma preferente la erosión o la sedimentación condicionando la aparición de distintos elementos estructurales de origen erosivo o sedimentario que determina la existencia de un relieve particular para cada uno de estos cursos.

De esta forma, los procesos erosivos, más importantes en el curso alto de los ríos, dará lugar a elementos como gargantas o pilones. Mientras que los procesos sedimentarios más importantes en los cursos medios y bajos condicionan el desarrollo de llanuras de inundación o depósitos de terraza.