La litosfera, parte superior de la Tierra, está compuesta por la corteza y parte del manto superior, justo hasta la zona de astenosfera. Su profundidad es variable, las zonas de litosfera oceánica llegan hasta unos 150 km, y las zonas de litosfera continental hasta 250 km.
La litosfera está dividida en fragmentos llamados placas litosféricas. Éstas pueden presentar distintas dimensiones que pueden variar con el tiempo llegando incluso a desaparecer, pero que tienen en común desplazarse en la misma dirección y el mismo sentido. Las placas litosféricas se mueven unas con respecto a otras, impulsadas desde el interior terrestre por la redistribución del calor interno. Es justamente en las zonas de interacción donde se desarrollan los procesos de vulcanismo, sismicidad y creación de relieve.