El Grupo de Alto Nivel de Expertos en Seguridad Alimentaria y Nutrición, del que forma parte el profesor de la ETSIAAB José María Sumpsi, destaca en un informe que afectará más duramente a las personas pobres y vulnerables.
La pandemia de COVID-19 está afectando ya los sistemas alimentarios directamente a través de los impactos en el suministro de alimentos y la demanda; e indirectamente, pero igual de importante, a través de la disminución del poder adquisitivo, la capacidad para producir y distribuir alimentos y la intensificación de las tareas de cuidado, todo lo cual tendrá distintos impactos y afectará más duramente a las personas pobres y vulnerables.
Son algunas de las conclusiones de un informe elaborado por el Grupo de Alto Nivel de Expertos en Seguridad Alimentaria y Nutrición a petición urgente del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de Naciones Unidas. Entre los 15 miembros del panel figura José María Sumpsi, profesor emérito de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB).
Los autores del informe aclaran que debe tomarse como un documento de discusión preliminar en la medida en que la crisis sanitaria actual, según recuerdan, no tiene precedentes en su escala, cambia rápidamente y presenta aún muchas incógnitas. No obstante, adelantan varias recomendaciones. Una de ellas es que los gobiernos deberán apoyar las cadenas de suministro de alimentos, evitando cualquier interrupción en la circulación y el comercio, para que funcionen sin problemas y aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios.
Consideran esencial los expertos que tanto los trabajadores como los insumos necesarios para la producción agrícola también puedan circular en los próximos meses, cuando se recoge la mayor parte de la cosecha mundial. Además, destacan la importancia de respaldar la producción local (incluidos los huertos domésticos y comunitarios), minimizar el desperdicio de comida y evitar el acaparamiento para garantizar el acceso de todos a los alimentos.
Informe sobre el impacto de COVID-19 en la seguridad alimentaria y la nutrición