¿Medir la huella de carbono nos hace más sostenibles?

¿Medir la huella de carbono nos hace más sostenibles?

Seguramente en los últimos años habrás oído hablar de sostenibilidad, de indicadores, de ODS, incluso de gases de efecto invernadero y su influencia en el cambio climático. La pregunta es, ¿sabes realmente qué hay detrás de cada concepto?

Lo primero que debemos hacer es tomar consciencia de que cada una de las actividades que realizamos a lo largo del día, ya sea de manera individual, en grupo o a través de empresas, organizaciones, o instituciones, generan un impacto. La cuestión es determinar qué grado de impacto producen y en que sentido (positivo, neutro o negativo) Este paso será el que permita (o no) hacer un consumo eficiente y responsable de los recursos naturales para satisfacer nuestras necesidades. Si nuestra actuación es responsable, si consumimos recursos naturales renovables frente a otros que no los sean, estaremos permitiendo una regeneración de los mismos. Este principio es el que promueve la bioeconomia, una rama de la economía centrada en satisfacer nuestras necesidades (ilimitadas) con recursos limitados, adoptando modelos de reposición biológica. Si actuamos de manera responsable podremos decir que no consumimos a mayor ritmo que el que dichos recursos se regeneran, por lo que podremos mantener e incluso incrementar nuestro capital natural, el basado en la naturaleza. Ya os digo, las generaciones venideras lo agradecerán. Nuestro impacto será positivo o no tan negativo como sería en caso contrario

Bien, de todo lo anterior me surge una duda. Sabemos que hemos de ser responsables en el consumo, lo que significaría elegir adecuadamente a los que nos proveen de bienes y servicios, en términos de sostenibilidad. Pero, ¿sabemos discernir si realmente lo estamos haciendo bien? ¿Estamos eligiendo adecuadamente?
Esta puede ser una pregunta de resolución compleja pues depende del grado de profundidad en la respuesta. Si nos atenemos a elementos subjetivos, la respuesta puede estar sesgada. Es por ello que necesitamos de indicadores que midan el grado de cumplimiento de sostenibilidad. Los resultados que obtengamos podrán ser comparables, fiables, verificables y nos permitirán una toma de decisiones basadas en juicios más exactos. De ahí que surja la necesidad de establecer estándares que midan la sostenibilidad.

De nuevo nos encontramos ante una pregunta de las realmente difíciles de contestar. ¿Como medimos la sostenibilidad? ¿Qué sostenibilidad? La ONU en su Agenda 2030 establece unos objetivos de desarrollo sostenible, 17 para ser más exactos, que pueden agruparse en tres tipos de sostenibilidad: económica, social y ambiental. Para alcanzarlos se requiere de un eje vertebrador, la generación de alianzas y colaboraciones a largo plazo o estratégicas.

Vayamos por partes, entonces, si tenemos objetivos, estos deben ser medibles. Efectivamente. Se planten unos objetivos con metas e indicadores de desempeño que se han de alcanzar de manera coordinada por los países del planeta. Vale. Esto puede quedarnos grande dado que si son los países quienes alcanzan los ODS, podríamos pensar que no va con nosotros. Nada más lejos de la realidad. La ONU al plantear estos objetivos otorga un papel fundamental como palanca de cambio a las organizaciones y empresas. Si estas quieren ser sostenibles y comunicar que lo son, han de implicarse en la consecución de los ODS. Para ello, involucrarán a todos sus grupos de interés: internos -trabajadores- y externos -proveedores, clientes, sociedad…, para dar respuesta integral. Cada uno de nosotros formamos parte de una cascada para alcanzar la sostenibilidad. Además deberán aplicar los principios de economía circular, repensar procesos productivos, rediseñar productos y servicios para que puedan ser reusados, reutilizados, reciclados o recuperados y de esta forma, tener un menor consumo de recursos y generar menos residuos,

De acuerdo, y ¿qué es la huella de carbono? Es un indicador, uno de muchos, que mide la sostenibilidad en términos ambientales. Explica cuantas emisiones de gases de efecto invernadero generamos al realizar cualquier actividad. Es decir, a mayor actividad, mayor será nuestra huella de carbono. Recuerda que incluso respirar produce impactos ya que transformamos oxígeno en CO2, el gas de referencia para la huella de carbono. No solo se emite este gas sino muchos otros con un impacto diferente en el medio ambiente. Por ello, se han determinado unos factores de conversión de manera que cualquier gas puede expresarse respecto de CO2, con lo que todas las emisiones se reducen a un único elemento de medida: kg de CO2 equivalentes. Este será el indicador de referencia de nuestra actividad en términos de sostenibilidad ambiental. ¿Esto significa que seguiré contaminando a menos que deje de realizar cualquier actividad? No necesariamente. Recordemos que hemos de hacer un consumo responsable de recursos renovables. Si la energía requerida para realizar nuestra actividad procede de recursos renovables, su impacto es menor. Por tanto, para reducir nuestra huella hemos de aplicar, nuevamente, economía circular, y elegir aquellos procesos que puedan requerir un menor consumo energético y optar por consumos de recursos renovables.

Medir la sostenibilidad, por tanto, nos facilita la toma de decisiones, pero es un primer paso. Es necesario que las decisiones que adoptemos sean las adecuadas teniendo en cuenta la información que proporcionan los indicadores de sostenibilidad. Hemos de optar por organizaciones que realmente sean sostenibles, con procesos y productos más eficientes en términos de bioeconomía. Esto es lo que nos hace sostenibles en cada uno de los ámbitos de actuación, a nuestro nivel. Esta será nuestra aportación al gran mar que es la sostenibilidad.

Carmen Avilés (Universidad Politécnica de Madrid – UD Organización de Empresas). Miembro del equipo investigador de FORADMIT

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