Relato de Ana Domingo, profesora UPM.
Soy profesora en la Escuela de Ingeniería en Topografía, Geodesia y Cartografía y durante el segundo semestre del curso 2019/20 mi primera clase de la semana de Álgebra y Geometría (soy profesora de Matemáticas) venía siendo los martes de 19:30 a 20:30 y precisamente el día 10 de marzo mientras impartía mi clase no tenía ni idea de que estaría dando la que sería mi última clase presencial del curso.
La clase comienza con normalidad pero al cabo de un rato, me doy cuenta de que los alumnos han dejado de atenderme y están prestando más atención a sus móviles que a lo que les estoy contando sobre el Espacio Vectorial…
En cuanto termino la clase se me acercan varios alumnos y me piden disculpas por atender a los mensajes de móvil pero parece que desde la Comunidad de Madrid se suspenden durante quince días (sic) las clases presenciales por el avance de eso que veíamos tan lejano y que llevaba el nombre de COVID19. Algunos me preguntan qué va a pasar con el semestre, y las pruebas de evaluación continua, pero no tengo respuesta a ninguna de sus cuestiones.
Yo en ese momento no lo sé, pero es el último día que voy a ver a mis alumnos en persona, probablemente hasta septiembre.
Al día siguiente tenemos reuniones con el equipo directivo y parece que la situación puede ir para largo así que cada profesor intenta adaptar su asignatura a esta situación excepcional.
En el caso de las Matemáticas mi compañero Luis y yo lo tenemos claro, tenemos que intentar como sea ganar tiempo al tiempo y con la inestimable ayuda de Sergio de Audiovisuales, en un par de días tenemos montado un plató de grabación frente a la pizarra en el que los días siguientes y hasta que nos lo permitan, grabaremos in extremis las clases de Álgebra que nos dé tiempo (ver foto).
A partir de los días posteriores, la docencia hay que reconvertirla en telemática y se organizan unos horarios de clases similares a los existentes. Mi primer día de clase telemática (llevo casi 30 años dando clase) los nervios que tengo me recuerdan a los que tuve aquel día de octubre de 1993 en el que di mi primera clase.
A partir de ahí hemos ido acostumbrándonos y adaptándonos a la nueva situación, es raro no ver las caras de los alumnos cuando das clase(es casi un monólogo) pero poco a poco también ellos se van animando a preguntar y cada “feedback” durante la clase telemática lo consideramos un pequeño triunfo.
Creo que todos hemos aprendido y crecido personalmente con esta situación, pero quiero ver a mis alumnos en septiembre, volver a subirme a la tarima y mancharme de tiza.
16/06/2020
La verdad que no había pensado mucho en esta situación tan difícil que se presenta a los profesores universitario, el monólogo sin interacción es poco gratificante, yo veo a diario a mi hija de primaria hacer sus clases y casi es aún peor tener que manejar de forma ordenada a unos niños de 9 años. Querida Ana y una de mis mas estimada profesora de la carrera te felicito por todo tu esfuerzo haci tus alumnos.
Gracias Alberto!
Como alumno tuyo y que ha vivido dicha situación, debo decirte que gracias a todo ese esfuerzo y trabajo que has realizado, hemos podido trabajar correctamente, y aunque al principio nos había costado arrancar un poco, creo que al final tanto tu como nosotros hemos salido muy satisfechos de esta asignatura y nos llevamos muchas experiencias y conocimientos juntos
Gracias Mario!!!! Ha sido un trabajo de cooperación en el que todos lo hemos intentado hacer lo mejor posible,,,