El inicio de la lucha en Francia contra el desperdicio alimentario comenzó en el año 2014 cuando el entonces concejal de un municipio al noroeste de París, Arash Derambarsh, donó a familias necesitadas alimentos que los supermercados tiraban a pesar de que aún no habían llegado al final de su vida útil, quedando patente la gran cantidad de alimentos desperdiciados por parte de la distribución.
A esta le siguieron acciones cómo las llevadas a cabo por el diputado socialista Guillaume Garot ya que, desde el año 2016, gracias a la ley que lleva su nombre los supermercados de más de 400 metros cuadrados se ven obligados a donar lo que no consiguen comercializar a ONG´s o Bancos de Alimentos. Asimismo, destaca el objetivo marcado por Francia de disminuir el desperdicio alimentario en un 50% para el año 2025 en sectores como la distribución o los comedores y para el 2030 en la restauración, en ambos casos con respecto al año 2015.
Finalmente, con el objetivo de cumplir dichos objetivos, el pasado 24 de diciembre se aprobó “un decreto para regular las condiciones que deberán cumplir aquellas empresas que quieran usar la etiqueta «antidesperdicio de alimentos»”, siendo el objetivo de la misma el de “orientar las elecciones de los consumidores y crear una dinámica virtuosa para las empresas interesadas”.
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