El carbón no es la respuesta

Fuentes originales:

The Guardian

Bloomberg News

Un análisis llevado a cabo por Cafod, Christian Aid y el thinktank británico Overseas Development Institute (ODI) sugiere que, continuando con las políticas energéticas actuales -que se centran en gran medida en el carbón-, se corre el riesgo de dejar a mil millones de personas sin acceso a la electricidad y a tres mil millones sin cocinas limpias en 2030.

El informe sugiere que es probable que el consumo de carbón haya alcanzado su punto máximo en 2013 y se prevé que el uso de esta fuente de energía sufra un descenso de entre el 2% y el 4% en 2015.

La mayoría de los nuevos proyectos energéticos basados carbón en países en desarrollo benefician a los hogares de los consumidores más ricos que ya están conectados a la red, un sector que, según Ilmi Granoff de la ODI, es importante a la hora de dar servicio pero que, apoyando este tipo de proyectos basados en carbón, no se está ayudando a dotar de acceso a los pobres.

Alison Doig, asesor principal sobre el cambio climático de Christian Aid, señala que “hay muy poca evidencia que sugiera que el carbón tiene algún papel que desempeñar en la mitigación de la pobreza”. También advierte que el cambio climático, causado por las emisiones contaminantes de los combustibles fósiles como el carbón, está afectando más a los pobres.

Los científicos advierten que el 80% de las reservas de carbón conocidas deben permanecer bajo tierra para ayudar a combatir el cambio climático. Por otra parte, los inversores cada vez están menos interesados en esta fuente de energía y los precios bajan sin parar.

Aunque la industria defiende que el uso de carbón puede hacer frente a la pobreza energética, cada vez existe más consenso en que la forma más fácil y asequible para conseguir energía para las personas que no tienen acceso a ella es a través de sistemas off-grid basados en energía solar o eólica.

Existen dos tipos de sistemas off-grid: las “lámparas solares” y sistemas domésticos (de cuyo mercado hablamos la semana pasada en este blog) y las micro-grids. Estas redes eléctricas que funcionan a una fracción de la escala de un operador tradicional de servicios públicos han ganado el apoyo de bancos y desarrolladores, que ven esta tecnología como una de las formas de llevar la energía a los más de mil millones de personas que no tienen acceso a la electricidad.

Estas micro-grids son cada vez más viables debido a la rápida caída de los costes y a que son más baratas y más rápidas de construir que una red tradicional que opere, por ejemplo, una planta de carbón.

Si bien estas redes eléctricas más pequeñas ofrecen solamente un poco de electricidad, están demostrando que son una forma realista y adecuada de llevar energía a las zonas más pobres de forma más limpia que otras alternativas.

Instituciones como el Banco Africano de Desarrollo están apoyando esta tecnología como una forma de equilibrar los objetivos de crecimiento económico y los de cambio climático, prometiendo ayudar a la industria a expandirse más allá de unos pocos proyectos piloto.

“Si nos remontamos 130 años en Europa, la electrificación comenzó con una micro-grid“, dijo en una entrevista Francesco Starace, consejero delegado de Enel. “Había un hombre rico, su casa, su fábrica y una pequeña planta de energía. Eventualmente sus trabajadores se engancharon a esta red, y luego se establecieron líneas de transmisión. Poco a poco llegamos el sistema que tenemos hoy en día. No vemos ninguna razón por la que África no debería seguir el mismo camino”.

Las grandes empresas eléctricas están llamadas a jugar un rol importante en la industria de las micro-grids. Enel, por ejemplo, está desarrollando una micro-grid en el oeste de Kenia para 100 aldeas. Funcionará con paneles solares y turbinas eólicas, almacenamiento de baterías y generadores diesel como respaldo para noches o cuando no haya brisa. General Electric, junto con Princeton Power Systems Inc. y MAECI Solar, está trabajando en una micro-grid solar en la isla de Annobón en Guinea Ecuatorial.

Pero también tienen mucho que decir pequeños actores que están surgiendo casi semanalmente para responder a esta demanda energética. Powerhive, una empresa con sede en Nairobi, está construyendo una micro-grid solar en Kenia de entre 1 MW y 2 MW financiada por una variedad de inversores, entre los que se incluye el fabricante de paneles Arizona First Solar Inc.

También las alianzas y colaboraciones entre distintos actores serán parte de la solución. En Tanzania, una alianza denominada Jumeme Rural Power Supply Ltd. está construyendo una micro-grid de 5 MW para dar servicio a 16 aldeas en la región noroeste del país. La austriaca TerraProjects e.U., la alemana Inensus GmbH y la St. Augustine University de Tanzania están involucradas en el proyecto.

La Comisión Europea, el Banco Africano de Desarrollo y el Fondo de Energía Sostenible para África, junto con inversores privados, están financiando el coste de 17 millones de euros que supone el proyecto. Se espera que el proyecto en Tanzania ayude a crear más de 500 empresas, además de dar servicio a las 2600 ya existentes en el área que será suministrada por la micro-grid. El proyecto finalmente se ampliará para conectar a 500.000 personas, dijo Leo Schiefermueller (director general de TerraProjects).

“Veo a las energías renovables como el futuro para África,” declaró Angeli Hoekstra, responsable de energía y servicios públicos en la región de África de la consultora PwC. “Y una gran oportunidad es utilizarlas para el desarrollo de sistemas off-grid”.

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