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Laboratorio de Innovación en Tecnologías de la Información

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Si el conocimiento no se comparte, muere…

El conocimiento tiene un ciclo de vida muy particular, nace, crece, se reproduce y … no, el conocimiento no muere. Pero constantemente sufre un proceso de transformación y mejora, y podríamos decir que es inmortal y que tiene mejor salud cuanto más tiempo pasa.

Pero realmente no es inmortal, puede morir y lo puede hacer de dos maneras: de forma global y en los individuos. Aunque son dos formas distintas de muerte, la causa es la misma: no compartirlo.

Evidentemente si una persona crea un nuevo conocimiento y no se lo dice a nadie, ese conocimiento no comienza su ciclo de vida; ha nacido, ha dado el primer paso pero el siguiente paso será la muerte temprana. 

Ese conocimiento no ha visto la luz del mundo, se ha quedado en la persona que lo creó pero que no lo ha compartido.

En nuestro sistema educativo se comparte conocimiento, el profesorado “enseña” al alumnado conocimiento y saberes. 

Sin embargo, se hace el examen, se aprueba la asignatura y la mayor parte del conocimiento trasmitido muere en esa persona pasadas unas semanas tras el examen (seguramente muchos hemos tenido una experiencia similar).

Parece una contradicción porque el conocimiento se ha compartido pero ¿por qué muere en nuestro alumnado?  Esto se debe a dos causas:

  • Una es natural, muere porque nuestro cerebro tiene un mecanismo de autoprotección y destruye cualquier información que no le es útil. Si lo que se ha transmitido es que la misión del alumnado es aprobar una asignatura, en el momento que aprueba ¿para que seguir guardando toda la información? Este mecanismo es similar al que sufre nuestro cerebro con el número de la habitación del hotel, lo recuerdas mientras te alojas en el hotel, pero se olvida pasado un tiempo.
  • La otra causa es por el proceso de compartir conocimiento, ya que compartirlo no es lo mismo que enseñarlo. Imagínese una pizza, sí, esa que le gusta tanto. Compartir la pizza con otra persona no es como decirle siéntate y presta atención mientras te enseño la pizza, te cuento cómo huele y las sensaciones que me produce mientras me la como.

Nuestro modelo educativo tiene una particular visión de la forma de compartir el conocimiento, ya que lo trasmite y se espera que el alumnado lo adquiera. La misión del profesorado no es esa, si lo fuese estaríamos acabados, ya que si alguien hace un buen video para trasmitir ese conocimiento ¿para qué se necesitaría al profesorado que lo enseña?

Compartir conocimiento significa que el profesorado y alumnado preparen una pizza juntos, que hagan la mesa, elijan los ingredientes, la cocinen y, por supuesto, que al final se la coman disfrutando de la compañía y, si puede ser, de una buena conversación.