LITI

Laboratorio de Innovación en Tecnologías de la Información

2021Social en abierto

Des-aprendizaje social del modelo clásico como acelerador del cambio educativo.

La innovación educativa avanza a un ritmo lento en comparación con las transformaciones que produce la innovación en otros sectores. Y ese ritmo es tan lento que no es capaz de transformar de forma visible el modelo educativo.

Pero esto también causa otro problema igual de grave que el anterior. La sociedad cada vez perpetúa más en su colectivo imaginario un modelo clásico del sistema educativo, sin avances, sin mejoras y, en muchas ocasiones, viendo los cambios como algo malo.

Un ejemplo, el método de Aula Invertida es una innovación basada en que el alumnado, habitualmente a través de un video, aprenda la lección en su casa para posteriormente, hacer actividades participativas y cooperativas en clase.

Cuando los padres de los alumnos ven que sus hijos están viendo un video donde el profesorado imparte docencia, se quejan.  A veces señalan la caradura que tiene el profesorado, porque eso de grabar un video es para trabajar menos.

La sociedad en general, y algunas veces las instituciones educativas, no sabe que el profesorado que sigue el método de innovación de Aula Invertida tiene que trabajar mucho más que cuando imparte las clases de forma tradicional.

Además, ese trabajo no suele estar reconocido ni pagado. Por tanto, el profesorado no trabaja más porque se le reconozca o porque le paguen más, lo hace porque el alumnado aprende más.

Evidentemente, si el profesorado aplica un método de innovación educativa que le implica más trabajo y la sociedad no solamente no se lo reconoce, sino que piensa que trabaja menos, eso supone un freno para la incorporación de la innovación educativa en nuestras aulas.

Si la sociedad reconociese ese esfuerzo, comprendiese que el objetivo es que el alumnado tenga un mejor aprendizaje y que el profesorado que innova lo hace por amor a su alumnado, estaríamos dando un paso de gigante.

Y ¿por qué?

Por dos razones:

  • Una razón es que el reconocer y agradecer su esfuerzo al profesorado que innova es un magnífico combustible para ese profesorado.
  • La otra razón es que la sociedad puede, con su opinión, hacerse oír entre los políticos. La sociedad vota cuando hay elecciones y esto hace que, habitualmente, los políticos escuchen a la sociedad.

Y otra pregunta ¿cómo conseguimos que la sociedad valore al profesorado que innova?

Pues eso depende ya más del propio profesorado. Estamos muy acostumbrados a realizar divulgación de la innovación educativa, pero en cursos, congresos y revistas científicas; por lo que esa divulgación no suele llegar a la sociedad.

Sin embargo, si divulgáramos indicando el esfuerzo que conlleva hacer esa innovación, los resultados que se consiguen y que además se hace por vocación, seguramente se produciría en la sociedad un des-aprendizaje del modelo clásico educativo y una empatía hacia el cambio educativo.