Formación y Sensibilización, PROGRAMA CORAL

Koldo Sebastián del Cerro nos cuenta su experiencia como miembro del jurado del concurso de dibujo en el Banco de Alimentos de Navarra

“Dibujar “el consumo responsable”, pintar “el hambre” o escribir sobre “el despilfarro de alimentos”, no genera por sí mismo hábitos deseables o comportamientos responsables. Sin embargo, estoy convencido de que hacerlo dentro de un marco educativo intencional y estimulante, aumenta las posibilidades de que crezcan actitudes que sin duda es necesario potenciar para intentar revertir la insostenibilidad y la insolidaridad hacia la que como sociedad nos estamos dirigiendo”.  

Koldo Sebastián del Cerro

Nacido en Pamplona en 1961, maestro jubilado y creador plástico autodidacta y pintor. En 1990 fue seleccionado en la muestra “Pamplona Jóvenes Artistas”; en 1991 obtuvo en la edición del mismo certamen el primer premio, con su obra Nueve módulos para una estructura flexible. Y actualmente como parte de su labor artística y social es voluntario en el Banco de Alimentos de Navarra como jurado del certamen Concurso de Dibujo Programa CORAL, participando en tres ediciones consecutivas.

¿De niño qué fue lo que despertó su interés por dibujar?

Es difícil encontrar un niño o una niña que no haya dibujado o pintado alguna vez.

Hasta donde mi experiencia me confirma, todos juegan con formas y colores en algún momento de su infancia y disfrutan de ello durante un tiempo más o menos prolongado.

Pero creo que lo importante no es tanto saber qué despierta en una criatura su interés por expresarse plásticamente, sino preguntarnos qué es lo que ocurre para que eso surja de forma innata deje de ser poco a poco una actividad esencial y disfrutada. Yo siempre me recuerdo con lápices y pinturas. Se pierde en mi memoria qué es lo que pudo generar en mí ese pulso creativo. Lo que sí tengo claro es que nunca he dejado de necesitar desarrollar esa faceta. Quizá porque al dibujar o al pinta no solo construía una realidad en un papel, sino que me construía a mí mismo. Quizá por que recibí el apoyo y refuerzo de quienes me rodeaban sintiendo así el valor de lo que yo hacía. Quizá por otros motivos que desconozco…

¿Qué hace que perseveremos en una actividad concreta y la convirtamos en uno de los ejes claves de nuestra vida…?

Esa creo que es la cuestión relevante. Francamente, pienso que yo sigo pintando y dibujando porque no quiero dejar de jugar.

¿Considera que la expresión artística y la escritura son instrumentos adecuados para sensibilizar acerca del consumo responsable, el hambre y el despilfarro de alimentos?

No me cabe duda. La expresión de un mensaje conlleva una sensibilización hacia el argumento que la provoca. Dibujar, pintar o redactar un cuento supone activar una conexión con realidades que, como acurre con lo relativo a la alimentación, entronca con una necesidad básica sobre la que es imprescindible crear conciencia.

Escribir o plasmar plásticamente una inquietud supone la cristalización de unas determinadas ideas y emociones. Al ser estas transformadas en una realidad simbólica, generan una amplificación de la visión que un niño o niña tiene de lo acostumbrado, aumentando las posibilidades de que repare en aspectos que pueden pasarle desapercibidos o simplemente desconoce.

Dibujar “el consumo responsable”, pintar “el hambre” o escribir sobre “el despilfarro de alimentos”, no genera por sí mismo hábitos deseables o comportamientos responsables. Sin embargo, estoy convencido de que hacerlo dentro de un marco educativo intencional y estimulante, aumenta las posibilidades de que crezcan actitudes que sin duda es necesario potenciar para intentar revertir la insostenibilidad y la insolidaridad hacia la que como sociedad nos estamos dirigiendo.     

¿En qué aspectos formativos contribuye el Programa CORAL sobre la educación escolar de los niños? ¿en qué colectivos, familias, donantes, sociedad en general?

Incidir en cualquier competencia “escolar” es posible desde un programa como el CORAL. En principio, nada se escapa a su posible capacidad de influencia porque su planteamiento es abierto y versátil y promueve un desarrollo de su intención tan amplio como quiera quien se vincule a él.

Hacerlo sobre cualquier agente relacionado con el Banco de Alimentos también está a su alcance, dado que todo colectivo es susceptible de activarse a través de él.

Entiendo el Programa CORAL como un instrumento eminentemente promotor. Que sea más o menos funcional es algo que depende, en última instancia, de quien lo desarrolle. Sin duda, un planteamiento como el suyo, en unas manos creativas, puede llegar a ser una herramienta muy útil.

¿Qué le ha aportado como profesional (artista, dibujante y escritor) ser miembro del jurado del Banco de Alimentos de Navarra en el programa CORAL?

Formar parte del jurado en un premio de estas características, dada mi condición de maestro y pintor, me ha permitido sentirme doblemente vinculado a la iniciativa.

Mi labor como educador durante 40 años me ha dejado claro que la creación plástica es un cauce infalible para facilitar la expresión de muchos matices que no siempre son fáciles de comunicar. Observar a un niño dibujar o a una niña pintar y escuchar lo que nos cuenta sobre aquello que ha creado, es una fuente de información sobre el mundo en el que vive que, como docentes, no podemos desaprovechar. He de decir, sin embargo, que la estimulación de las habilidades artísticas, consustanciales a todo el alumnado sin excepción, siguen siendo consideradas por nuestro sistema educativo como algo accesorio y secundario, si no residual. Algo que, me temo, no lograremos revertir sólo con heroicas y comprometidas iniciativas individuales.    

En mi faceta como pintor, se activa la confirmación de que esa creatividad fresca, natural e inmediata propia de las edades más tempranas se va alineando, se va domesticando progresivamente, para someterse a estándares y convencionalismos que, afortunadamente, no impiden que se produzcan algunos resultados alentadores. Por eso aprovecho para animar al profesorado a que promueva la experimentación, la indagación, el ensayo con diferentes soportes, con pigmentos variados, con herramientas diversas, mediante acciones múltiples… Generar interacción y búsqueda con todo ello es ofrecer un filón interminable de posibilidades creativas que está a nuestro alcance.    

Desde su experiencia ¿Cómo piensa que expresan los niños con los dibujos sus sentimientos sobre el hambre, el despilfarro de alimentos y el consumo responsable?

Los sentimientos son el resultado consciente y cognitivo de una evaluación afectiva y conllevan una interpretación subjetiva y personal de las emociones que los provocan. También en la infancia.

Cualquier expresión de sentimientos, por tanto, es el resultado de la evaluación que hace un niño o una niña de las señales que percibe, a través de la mochila de experiencias que ha acumulado en su vivir y bajo el filtro de los modelos y valores junto a los que crece.

Una niña cuya vida se desarrolla sin privaciones en su alimentación, que disfruta de una dieta equilibrada y tiene satisfechas sus necesidades nutricionales, obviamente no va sentir lo mismo cuando se aborda el concepto de “desperdicio” que un niño que subsiste entre carencias alimentarias cotidianas.

La cuestión es cómo gestionamos esa expresión de sentimientos, sea cual sea su punto de partida, para que al promoverla con iniciativas como este concurso, las manifestaciones plásticas que logremos que afloren  jueguen a favor del crecimiento personal de quien las crea y huyan de tópicos socorridos de escaso calado.  

¿Cómo experto nos recomendaría alguna propuesta para mejorar el programa CORAL desde los Bancos de Alimentos?

Me permito hacer las siguientes sugerencias.

La primera tiene que ver con que, de mantenerse el planteamiento actual del concurso, se considere la posibilidad ampliar el tamaño de las creaciones, pudiendo pasar del DIN- A4, al menos, al DIN-A3.

En segundo lugar, recomiendo diversificar el concepto original del concurso para que, junto a la propuesta de realizar dibujos o pinturas, se abra la opción de crear producciones con otras técnicas y planteamientos en los que, por ejemplo, se dé cabida al objeto volumétrico o tridimensional.

Por último, valorar la posibilidad de habilitar una categoría con la que estimular el desarrollo de proyectos colectivos que, más allá de las producciones individuales, promuevan actuaciones colaborativas.   

Formar parte del jurado en un premio de estas características, dada mi condición de maestro y pintor, me ha permitido sentirme doblemente vinculado a la iniciativa.

Entrevista en documento descargable.

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