Energía para refugiados

La Moving Energy Initiative (una colaboración de la Global Village Energy Partnership junto con la Chatham House, el Departamento de Reino Unido para el Desarrollo Internacional y un consorcio de otras organizaciones expertas con el objetivo de cubrir de forma eficiente y adecuada las necesidades de refugiados y desplazados internos) ha publicado su informe estrella: “Heat, Light and Power for Refugees: Saving Lives, Reducing Costs”.
El informe se centra en los usos y necesidades de energía de los refugiados y desplazados internos en todo el mundo, y presenta por primera vez estimaciones de volúmenes y costes de la energía usada en situaciones de desplazamientos forzosos a lo largo del mundo. Las evidencias sugieren fuertemente la necesidad de una revisión de la manera en la que la energía es gestionada en el sector humanitario y muestran cómo nuevas aproximaciones podrían beneficiar a los refugiados y desplazados, a las comunidades de los países que los reciben y al medio ambiente.
El informe arroja las siguientes claves:

  • El uso de la energía llevado a cabo por los desplazados es económica, medioambiental y socialmente insostenible. Las mujeres y los niños asumen los mayores costes. En 2014, el uso doméstico de la energía entre los desplazados sumó unos 3,5 millones de toneladas de petróleo equivalentes a un coste estimado de 2.100 millones de dólares. Estos usos mínimos de la energía, además, genera emisiones desproporcionadas.
  • Mejorar el acceso a soluciones energéticas más limpias y modernas reduce costes, emisiones y salva vidas. Una introducción extendida de cocinas mejoradas y linternas solares básicas podría ahorrar 323 millones de dólares anuales en combustible, suponiendo la inversión estimada para estos equipos 335 millones de dólares.
  • Las barreras a sistemas más sostenibles, sanos y efectivos a nivel de coste no son tecnológicas sino institucionales, operacionales y políticas. Hay una severa escasez de conocimiento en el sistema humanitario y no existe una aproximación sistemática para planificar y gestionar la provisión de energía. Las sensibilidades políticas en algunos casos impiden aproximaciones racionales.
  • Hacer las cosas de manera diferente puede derivar en beneficios significativos para los países de acogida. Las inversiones en energía ayudan a integrar a las poblaciones desplazadas. Además, estas inversiones pueden contribuir a avanzar en objetivos de desarrollo sostenible locales y nacionales.
  • Existen seis imperativos para el cambio: Incorporar el acceso a la energía sostenible en las agendas internacionales, nacionales y de las agencias, recopilar datos, coordinar los objetivos nacionales con los humanitarios para un beneficio mutuo, integrar proyectos de energía y la rendición de cuentas a nivel local, explorar nuevos modelos de distribución y explorar modelos de financiación innovativos.

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Noticia en The Guardian sobre el informe

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