Shimelba cuenta con dos escuelas de educación primaria (una para la población refugiada y otra para la comunidad de acogida), una escuela de educación secundaria que comparten ambas poblaciones, un centro de salud y un centro de atención a la población con problemas de salud mental. También cuenta con un espacio abierto destinado al mercado que se celebra los viernes, espacios cerrados destinados a zona de recreo infantil, una biblioteca, varias iglesias (ortodoxa, católica y protestante) y mezquitas, un centro recreacional y una pista de voleibol, más allá de los espacios libres que de forma espontánea ocupan los niños y niñas con sus juegos.
Es en las escuelas de primaria donde las disparidades entre ambas comunidades resultan más notorias porque los edificios de la escuela para la población refugiada están en mejores condiciones que los de la población de acogida, en los que el 50% de los módulos carecen de cubierta y algunas clases se imparten en aulas improvisadas.
Sin embargo, el hacinamiento en las aulas es mayor en la de refugiados, con 80 estudiantes por clase, que en la de la comunidad de acogida, con un ratio de 50. Los estudiantes, en uno de los talleres llevados a cabo, pedían para sus escuelas principalmente aulas, electricidad, uniformes y libros.
El campo de refugiados no cuenta en la actualidad con ningún centro de formación profesional, pese a que la población lo requiere. En Maikuhili, en cambio, sí cuentan con un Centro de Formación en Agricultura. La educación está entre las primeras cinco prioridades de ambas poblaciones.
Por otra parte, resulta llamativo que pese a disponer de un centro de salud tanto en el campamento como en la comunidad de acogida de Maikuhili, la población, especialmente la refugiada, considera como prioritario el acceso a servicios sanitarios. El hospital más cercano se encuentra en Shire, a dos horas y media por carretera, y las mujeres identifican el centro de salud como un espacio inseguro.
En lo que a tecnologías de la comunicación se refiere, más del 50% de ambas poblaciones tiene un smartphone, pese a que la cobertura de datos es muy deficiente en el campo de refugiados. Para la población de acogida –a diferencia de la refugiada-, el acceso a internet está entre sus cinco prioridades, aunque apenas hay acceso a portátiles y tablets, ni hay centros de internet que faciliten el acceso a los mismos.