NAUTIA EN SMARA

Las intervenciones de los distintas organizaciones humanitarias y de desarrollo han permitido mejorar la situación actual de las personas refugiadas en Tinduf, pero su calidad de vida sigue siendo precaria. Por ello, es necesario desarrollar soluciones sostenibles, que permitan la autogestión de los proyectos de cooperación a través del fortalecimiento de las capacidades locales de la población refugiada. Por lo mismo, la Plataforma de Personas Refugiadas de la Universidad Politécnica de Madrid se trasladó a los Campamentos de Personas Refugiadas Saharauis CRS, para identificar sus necesidades y prioridades,  a través de la metodología NAUTIA.

Como segundo caso de estudio en la aplicación de la Metodología NAUTIA, se eligió la Wilaya de Smara por ser una de las más habitadas, con 50.700 habitantes. 

Los CRS no comparten con su comunidad de acogida, debido a que la ubicación geográfica de los campamentos se encuentra muy alejada de la misma. Por lo que que este estudio preliminar se llevó a cabo sólo con la comunidad de refugiados. De esta manera, la misión de recogida de datos en Smara, dio inicio en el mes diciembre del 2019, distribuyéndose a través de los siete barrios de Smara: Mahbas, Farsia, Jadria, Tifariti, Mahriz y Hauza. Para esto fue necesario identificar a actores locales clave y lugares de interés como: centros educativos, centros de salud, centros sociales, centros deportivos, mercados, huertos, negocios y hospitales.

En primer lugar se realizó el levantamiento de información geolocalizada, en una muestra de 20 hogares por cada barrio, permitiendo recoger datos detallados sobre infraestructuras (agua, saneamiento, energía, gestión de residuos y transporte), espacios públicos y áreas productivas (huertos ecológicos, piscifactoría, granja avícola, centro de investigación y producción agrícola), servicios urbanos (centros educativos, centros de educativos especiales, centros de ayuda social, centros deportivos, centros de salud, hospitales, comercio), y vivienda.

RESULTADOS OBTENIDOS

El abastecimiento de agua potable se basa en pozos profundos que se alimentan de acuíferos con productividad moderada y que se encargan de llenar depósitos metálicos con una capacidad de 240 m3.

La distribución para el consumo de la población se da a través de 450 grifos comunitarios que apenas satisfacen al 50% de la población. La otra mitad de la población se abastece a través de camiones cisterna, logrando una dotación de 11L/hab/día. La OMS hasta la fecha no ha establecido una cantidad mínima de agua potable requerida para promover una buena salud, ya que esta dependerá de la accesibilidad, determinada a su vez por la distancia, tiempo, confiabilidad y costo. Un acceso de nivel básico no supera los 20L/hab/día, este acceso puede ser menor si el abastecimiento es intermitente, presentando un alto riesgo para la salud. 

De acuerdo a la  Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) el tratamiento que recibe el agua se basa en plantas de ósmosis que al ser traspasadas al sistema de almacenamiento familiar se contaminan, debido principalmente al pésimo estado de los mismos. La dotación de agua en los campamentos está a cargo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Solidaridad Internacional Andalucía y OXFAM. Además, no disponen de sistema de alcantarillado, ni de  sistema de tratamiento de aguas residuales. 

El abastecimiento de energía eléctrica por tendido eléctrico es cubierto por Argelia en todos los campamentos, con excepción del Aaiún y Dajla, que aún se encuentran en proceso de construcción e implementación . La electricidad está destinada al uso en las viviendas y comercios, ya que en los campamentos no existe alumbrado público. Aunque no hay registros del pago del servicio eléctrico que se proporciona a las viviendas, algunas personas han aclarado que este servicio si se paga. De acuerdo a las encuestas realizadas, los negocios realizan pagos que suelen estar en torno a 10 euros mensuales. De forma particular en el Aaiún y Dajla, los hogares disponen de paneles solares, muchos de los cuales se encuentran deteriorados debido a un uso y mantenimiento inadecuados, derivado en su mayoría del desconocimiento de las personas propietarias.

En términos urbanísticos los CRS corresponden a asentamientos en fase de desarrollo, esto se debe a que las personas refugiadas tras 45 años de exilio, han pasado la fase de emergencia y han conformado los campamentos por Wilayas (Provincias), Dairas (Municipios) y barrios. Por lo mismo han construido hospitales, dispensarios médicos, escuelas, mercados, mezquitas, bibliotecas, etc. Debido a la ubicación geográfica y la distancia (200km) entre Argel y los CRS, en los campamentos no existe comunidad de acogida. Los CRS carecen de superficies pavimentadas y de una red de drenaje, por lo que en épocas de lluvias los campamentos suelen inundarse, causando la pérdida y destrucción de los hogares.

Los desplazamientos internos se realizan en coche, bicicleta o a pie. Los desplazamientos externos en autobuses, coches familiares o taxis. Por lo general la población refugiada se desplaza por motivos de estudios hacia Argel y por comercio hacia Tinfouf. 

Los espacios disponibles de uso público corresponden a los mercados, las mezquitas (únicamente destinada para los hombres) y bibliotecas. Debido a las características extremas de la hammada del desierto, la población refugiada no cuenta con otros espacios abiertos destinados para el ocio. 

En los campamentos la gestión de los residuos urbanos es ineficiente y casi inexistente. La recolección de basura es semanal (cada domingo). Un camión recolecta la basura cada semana desde una localización específica del campamento, donde la población se dirige previamente con sus desechos. Posteriormente, la basura recolectada es incinerada en el desierto. Estas cenizas no se gestionan de ninguna forma, abandonándose en el mismo lugar en el que se produce la quema. Tampoco existe control de la cantidad de residuos que se genera por familia, datos que podrían facilitar una planificación más adecuada de la gestión de residuos.

La tasa de malnutrición infantil en Smara es una de las más altas, acompañada de altos índices de anemia en mujeres embarazadas y en estado de lactancia, hecho que pudo verse acrecentado por las inundaciones ocurridas en  2008, 2012 y 2016.

Uno de los factores que influye del mismo modo en la seguridad alimentaria, es la calidad nutricional de los alimentos. Las personas refugiadas tienen un acceso limitado a productos frescos como son las verduras y  la carne, basando su dieta en la canasta básica de alimentos proporcionada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), gestionada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y Oxfam. Esta canasta básica está compuesta por  productos enlatados, harina de trigo, aceite vegetal, arroz, azúcar, lentejas, soja y trigo. Sin embargo, los alimentos que incluye la canasta no se corresponden con la alimentación tradicional de la población saharaui lo que genera una falta de interés en la propia población al no tenerse en cuenta su identidad cultural. También son distribuidos productos frescos como cebollas, patatas, zanahorias y manzanas.  Todos los hogares reciben la misma cantidad de alimentos, independientemente del número de personas por familia. 

Además de lo mencionado, las características del suelo de la hamada del desierto limitan la producción agrícola y la disponibilidad de alimento suficiente para la cría de ganado. En los campamentos no existen fuentes de empleo seguras, por lo general los hombres se dedican a la construcción, el comercio y muy pocos a la agricultura (huertos comunitarios). Por otro lado, las mujeres en su mayoría se dedican al cuidado del hogar y la crianza de sus hijos. Frente a estas dificultades, la seguridad alimentaria de las personas refugiadas ha tenido que ser cubierta por la ayuda humanitaria proporcionada por organismos internacionales.

Por otro lado es importante recalcar la existencia de una granja avícola y una piscifactoría. Ambas se encuentran ubicadas en el Complejo Avícola Hussein Tamek. De esta manera un pequeño porcentaje de la producción de huevos se distribuye a la media luna saharaui para su posterior distribución a la población refugiada más necesitada. Respecto al proyecto piloto de la piscifactoria (en dónde se producen tilapias), la producción será destinada para mujeres embarazadas y niños con anemia. 

En los campamentos existen diversos centros educativos como guarderías, colegios de primaria, y secundaria, escuelas del Corán, escuelas de oficio –panaderías, mecánicas, carpinterías-, escuelas para personas con dificultades de aprendizaje, centros de idiomas de inglés y francés, una escuela de cine y una red de bibliotecas y bibliobuses “Bubisher“. Esta red de bibliotecas corresponde a una asociación sin ánimo de lucro que se puso en marcha en el 2008 con la finalidad de reforzar el aprendizaje del idioma castellano en infantes y personas adultas.

En cuanto al sistema de salud, este está conformado por el Hospital General de Rabunni, hospitales regionales y varios dispensarios ubicados de forma estratégica de modo que todos los campamentos estén a una distancia próxima a los mismos. Los dispensarios existentes en cada Daira ofrecen atención para pacientes que requieren revisiones médicas o partos, sin embargo, no cuentan con aire acondicionado ni suministros médicos suficientes. Además, en dichos ambulatorios no se brinda atención a casos de gravedad o cirugías mayores, estos son asignados a los hospitales. Entre las patologías crónicas más comunes que presentan las personas refugiadas se encuentran la diabetes y la hipertensión en adultos, y la anemia en mujeres e infantes.

La población se ha visto obligada a construir sus propias viviendas, centros educativos y de salud y mercados con los materiales subvencionados por las organizaciones o con materiales accesibles. Por lo mismo, no se puede considerar que estas construcciones tengan un diseño resiliente que permita enfrentar riesgos climatológicos. En el desierto de la hamada argelina no existe sombra por lo que todas las viviendas en verano sobrepasan los 30°C, alejándose mucho del confort térmico deseable.

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