La metodología NAUTIA identifica de forma paralela, la situación de los campamentos de personas refugiadas y sus comunidades de acogida, al tiempo que identifica las necesidades prioritarias para mejorar su calidad de vida. La metodología se aplica en aquellos campamentos que ya han superado la fase de la emergencia y que se enfrentan en la actualidad a los problemas característicos de los asentamientos permanentes. De esta manera se busca fortalecer el nexo humanitario-desarrollo.

El diseño de la metodología se alinea con el actual contexto político internacional, pues la estrategia humanitaria está focalizada en promover la integración e inclusión de las poblaciones refugiadas en sus comunidades de acogida. Así lo recogen acuerdos internacionales como la Declaración de Nueva York (2016), el Pacto Mundial sobre personas Refugiadas (2018) y el Marco de Respuesta Integral para las personas Refugiadas (CRRF por sus siglas en inglés).

NAUTIA se ha elaborado a través de una “plataforma colaborativa”, cuyos autores/as han participado de forma transversal en varias áreas de conocimiento. Estas son relativas al acceso a infraestructuras básicas de agua, saneamiento, energía, transporte y la gestión de residuos vinculado a la ordenación territorial y el urbanismo, así como el acceso a vivienda y la seguridad alimentaria, abordando temas sensibles con una asesoría antropológica. 

A fin de promover iniciativas que mejoren las condiciones de vida de ambos grupos, esta metodología identifica como situaciones críticas aquellas en las que el grado de disparidad en la calidad de vida entre ambas comunidades puede ser susceptible de problemas sociales y de integración. De esta manera asume la interrelación de los desafíos a abordar y se concibe con un enfoque tecnológico integral, de tal modo que refuerza la sostenibilidad y la resiliencia de los asentamientos. En definitiva, se trata de una metodología que contribuye con la Agenda 2030 y su reto de “no dejar a nadie atrás”