En 12 de febrero de 2021 las autoridades portuarias de Amberes y Zeebrugge han anunciado que están iniciando el proceso hacia una fusión completa. La nueva entidad llevará el nombre de “Puerto de Amberes-Brujas”.
No cabe duda que esta nueva Autoridad Portuaria tendrá una posición relevante en el concierto internacional portuario. Los dos puertos belgas, combinados, manejaron cerca de 280 millones de toneladas y 14 millones de TEUs en 2020.
El puerto de Amberes, con 240 millones de Toneladas en 2020 es el segundo de Europa , y cuenta con una estructura de tráficos muy diversificada con un fuerte clúster químico y un volumen de contenedores 11.9 millones de TEUS que le posiciona en el puesto decimocuarto del mundo.
El puerto de Zeebrugge, con un volumen de tráfico de 47 millones de toneladas en el año 2020 y 1.8 millones de TEUS es un puerto líder en tráfico RORO (30% de su tráfico), automóviles nuevos (2.2 millones de vehículos en el último ejercicio) y GNL (11 millones de toneladas)
Como el profesor Teo Notebook explica en su post del pasado 13 de febrero, las fusiones portuarias son una clara tendencia en la región: hace algunos años se creó el puerto transfronterizo del Mar del Norte mediante la fusión de los puertos de Gante (Bélgica) y Terneuzen y Flushing (Países Bajos). Más recientemente, en el verano de 2020, los puertos franceses de Le Havre, Rouen y París en Francia anunciaron su integración en una nueva entidad que se llamará HAROPA y gestionará 120 millones de toneladas.
Cabe preguntarse si esta ola llegará algún día al Sistema Portuario español en el que no hace mucho hubo cierto debate sobre la fusión de puertos cercanos (A Coruña – Ferrol, Avilés – Gijón) pero en el que la realidad ha mostrado el efecto contrario (RD 940/2005 por el que se segrega de la Autoridad Portuaria de Almería – Motril en las Autoridades Portuaria de Almería y Motril).
En el caso de España, la existencia de una red de puertos tan numerosa sea una de las características más relevante de su sistema logístico. Esta red de puertos tiene su origen en nuestro modelo territorial y administrativo y está condicionado por nuestra geografía y la debilidad histórica de las redes de transporte terrestre y las conexiones por carretera y ferrocarril con el resto de Europa.
Cabe preguntarse de una manera sosegada, no tanto si sobran puertos como algunos apuntan, sino si estos mismos puertos podrían gestionarse de una manera más eficiente con la reducción de un número tan grande de Autoridades Portuarias (28).
Desde luego en esta dirección están apuntando nuestros puertos competidores del norte de Europa.
Las sinergias de actuación conjunta son claras en los planos comerciales, de optimización de inversiones o disminución de costes. Sin embargo, la existencia de localismos y la situación política actual de España probablemente impidan, por ahora, una toma de decisión en este sentido que exigiría de un amplio consenso entre diferentes agentes políticos, sociales y económicos.