El Premio que concede el Instituto Juan de Mariana a una trayectoria profesional en defensa de los valores de la libertad ha recaído en 2025 en el economista Juan Ramón Rallo Julián.
Natural de Benicarló (1984), Rallo es un destacado divulgador en el ámbito de la economía. Con más de 800.000 suscriptores en YouTube, es además autor de destacados libros como “Una revolución liberal para España” (2014), “Los 10 principios básicos del orden liberal” (2019) o “Anti-Marx” (2022).

La entrega se produjo en el tradicional salón del Casino de Madrid el pasado 30 de mayo. Una vez más, con gran éxito de organización por parte del Instituto, vendiéndose todas las entradas. Se contó con la presencia de algunos de los ganadores anteriores, como Federico Jiménez Losantos, Carlos Rodríguez Braun y Jesús Huerta de Soto, además de poder verse a buena parte del liberalismo de habla castellana.
La presentación del Premio corrió a cargo de Manuel Llamas, el director del Instituto, que resaltó que se cumplen 20 años de trayectoria de la institución en los que Juan Ramón Rallo ha estado siempre unido desde su fundación. Gabriel Calzada se encargó del primer encomio, destacando la larga trayectoria de Rallo en el liberalismo, estando vinculado al movimiento libertario desde que tenía 17 años, cuando ya sorprendía a sus interlocutores con su capacidad de trabajo y habilidad para poner los problemas del presente bajo la óptica de las teorías económicas clásicas. El premio lo entregó Carlos Rodríguez Braun, quien bromeó sobre que su más importante contribución a la economía es haber escrito dos libros con Rallo.
En su discurso de recepción del premio, Rallo hizo una alocución sobre la importancia de la filosofía moral. Con ello, parece querer ahondar en su separación de los postulados de Escuela Austriaca de Economía, estudios que siguió bajo la dirección de Huerta de Soto, y de los que parece estar distanciándose. Así, optó por un discurso más cercano al liberalismo clásico, huyendo de toda discusión de ámbito monetario. Comenzó su discurso resaltando cómo, posicionamientos morales que han sido aceptados en distintos lugares y momentos de la historia resultarían incomprensibles hoy. Esto le lleva a concluir que una sociedad libre debe estar compuesta por personas que tengan la capacidad de respetar los posicionamientos morales de los demás. Esa es, precisamente la definición de liberalismo a la que suele acudir Rallo, “la capacidad de respetar los proyectos de vida de los demás”. Se trata de “una propuesta de mínimos” en la que existe escepticismo sobre la posibilidad de definir un “código moral común”, en su lugar considera que los códigos morales son heterogéneos y competitivos entre sí. Para Rallo “cada persona importa” y por tanto “cada persona debe ser respetada”.
Tras sentar estas bases teóricas, exhortó a los presentes a ser conscientes de que cada generación toma la antorcha de la libertad de la generación anterior. Pero siendo conscientes de que también tiene la responsabilidad de seguir avivando las llamas para iluminar sus propias problemáticas, para conseguirlo: “el avance y consolidación de los principios liberales depende de desafiar a los principios opuestos” pues se trata del único modelo que “solo puede vencer convenciendo”. Es decir, hay que particularizar las propuestas del liberalismo a los problemas de su tiempo. De esta forma, no se trata de ganar el presente, sino de ganar el futuro.



