¿QUÉ HARÍA YO?

En un mundo en el que el número de personas afectadas por el hambre ha ido aumentando lentamente desde 2014, y en el que cada día se pierden y/o se desperdician toneladas de alimentos comestibles, es esencial frenar la pérdida y el desperdicio de alimentos. La pérdida y el desperdicio de alimentos también ejercen una presión innecesaria sobre el medio ambiente, lo que da lugar al agotamiento de los recursos naturales y a la emisión de gases de efecto invernadero.

A pesar de la creciente atención por parte del mundo académico, la sociedad civil y los responsables de las políticas, el debate sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos todavía carece de consenso sobre su definición y alcance, las condiciones que provocan este problema y su cuantificación a lo largo de la cadena alimentaria. Además, a medida que surgen las propuestas políticas, se hace más necesario cuantificar y analizar el resultado de las intervenciones que de ellas se derivan.

La pandemia de la COVID-19 ha sido una llamada de atención sobre la necesidad de transformar y reequilibrar la forma en que se producen y consumen nuestros alimentos. Y esa necesidad, debe nacer de un cambio profundo en la educación que tenemos como consumidores y productores.

Por esta razón, desde el blog “Cátedra Bancos de Alimentos UPM”, nos dedicados a educar en competencias sociales que pongan en el foco de sus conocimientos los valores propios del consumo y producción responsable de alimentos.