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#hoyleemos: “Un mundo feliz” de Aldous Huxley

“Un mundo feliz organizado en zonas seguras y confortables, cuyos habitantes son procreados in vitro y condicionados genéticamente para producir, consumir y obedecer. No existe la enfermedad ni el dolor, pero la libertad individual está abolida. Salvo para un individuo que se rebela”.

Voz: Juani Montoro de @bibliotecaetsii
Edición de audio y fotografía: @bibliotecaetsii

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Un mundo feliz / Aldous Huxley
Título disponible en @bibliotecaetsii. Sig. 82N HUX mun
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#hoyleemos: “Un mundo feliz” de Aldous Huxley

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“Los más rápidos ya habían alcanzado su meta. Sus manecitas se tendían, inseguras, palpaban, agarraban, deshojaban las rosas transfiguradas, arrugaban las páginas iluminadas de los libros. El director esperó verles a todos alegremente atareados. Entonces dijo:

— Fíjense bien.

La enfermera jefe, que estaba de pie junto a un cuadro de mandos, al otro extremo de la sala, bajó una pequeña palanca.

Se produjo una violenta explosión. Cada vez más aguda, empezó a sonar una sirena. Timbres de alarma se dispararon locamente.

Los chiquillos se sobresaltaron y rompieron en chillidos; sus rostros aparecían convulsos de terror.

— Y ahora — gritó el director (porque el estruendo era ensordecedor)–, ahora pasaremos a reforzar la lección con un pequeño shock eléctrico.

Volvió a hacer una señal con la mano, y la enfermera jefe pulsó otra palanca. Los chillidos de los pequeños cambiaron súbitamente de tono. Había algo  casi demencial en los gritos agudos, espasmódicos, que brotaban de sus labios. Sus cuerpecitos se retorcían y cobraban rigidez; sus miembros se agitaban bruscamente, como obedeciendo a los tirones de alambres invisibles.

— Podemos electrificar toda esta zona del suelo –gritó el director, como explicación–. Pero ya basta.

E hizo otra señal a la enfermera.

Las explosiones cesaron, los timbres enmudecieron, y el chillido de la sirena fue bajado de tono hasta reducrise al silencio. Los cuerpecillos rígidos y retorcidos se relajaron, y lo que había sido el sollozo y el aullido de unos niños desatinados volvió a convertirse en el llanto normal del terror que era ordinario.

— Vuelvan a ofrecerles las flores y los libros.

Las enfermeras obedecieron; pero ante la proximidad de las rosas, a la sola vista de las alegres y coloreadas imágenes de los gatitos, los gallos y las ovejas, los niños se apartaron con horror, y el volumen de su llanto aumentó súbitamente.

— Observen –dijo el director, en tono triunfal–. Observen.

Los libros y ruidos fuertes, flores y descargas eléctricas; en la mente de aquellos niños ambas cosas se hallaban ya fuertemente relacionadas entre sí;  y al cabo de doscientas repeticiones de la misma o parecida lección formarían ya una unión indisoluble. Lo que el hombre ha unido, la Naturaleza no puede separarlo.

— Crecerán con lo que los psicólogos solían llamar un odio “instintivo” hacia los libros y las flores. Reflejos condicionados definitivamente. Estarán a salvo de los libros y de la botánica para toda su vida. –El director se volvió hacia las enfermeras-. Llévenselos.

Uno de los estudiantes levantó la mano; aunque comprendía perfectamente que no podía permitirse que los miembros de una casta baja perdieran el tiempo de la comunidad en libros, …”

Un mundo feliz / Aldous Huxley — Ed. Debolsillo
Un mundo feliz en Wikipedia
Disponible en la sección No Sólo Técnica. Sig 82N HUX mun