Recuperamos una visita que bibliotecarios de la ETSII hicimos en su día al Laboratorio de Motores Térmicos de nuestra Escuela y que nos resultó extremadamente interesante. A nuestra cámara fotográfica no le pasaron desapercibidas, entre otras muchas, piezas tan curiosas como un motor de aviación bicilíndrico o un carburador de un motor de un 2CV.
Seas un profano o un experto en la materia, no tenemos la menor duda que te merecerá la pena acompañarnos en este breve paseo fotográfico.
La Escuela de Industriales tiene ya una larga trayectoria en el tiempo, lo que le ha permitido ir recopilando por sus distintos Departamentos y Laboratorios gran cantidad de objetos e instrumental que no son sino el reflejo de muchos años dedicados a la docencia y la investigación.
Sextantes, niveles, micrómetros, taquímetros…de distinta época y procedencia, expuestos en el despacho de Dirección de la Escuela, conforman la colección de fotografías que recuperamos hoy. Un breve recorrido para dar a conocer una pequeñísima parte del rico patrimonio científico distribuido por las estancias de nuestra Escuela. Esperamos os guste.
La borrasca #Filomena a su paso por nuestra Escuela. Fotografías tomadas el 9 de enero de 2021. Autor: Ignacio Ramos Benito.
El sábado 9 de enero de 2021 Madrid amaneció completamente paralizada. El motivo, una nevada calificada con antelación como “histórica” por los propios meteorólogos. Las consecuencias de la enorme cantidad de nieve caída no tardaron en llegar, especialmente en las comunicaciones y desplazamientos: conductores obligados a pasar la noche en sus coches atrapados en las carreteras bloqueadas, las líneas de autobuses de la EMT interrumpidas, sin trenes de mercancías y Cercanías, los servicios del aeropuerto Madrid–Barajas suspendidos.
Moverse a pie por las calles de Madrid tampoco resultaba sencillo. Si bien, algunos decidieron disfrutar de la inusual estampa de la capital convirtiendo el Paseo de la Castellana en una interminable pista de esquí y la línea 10 del Metro en su improvisado remonte.
Pero la realidad para la inmensa mayoría era bien diferente. En plena tercera ola de la pandemia Covid-19, los hospitales advirtieron de la imposibilidad de la entrada y salida de sus trabajadores, muchos de los cuales se vieron obligados a doblar turnos para cubrir a los sanitarios que no podían llegar a sus puestos de trabajo.
Con unos servicios desbordados, muchos vecinos se afanaron, con lo que tenían a mano: recogedores, martillos, alguna codiciada pala…, en quitar la nieve de las cornisas y terrazas primero y el hielo de las calles después.
Ese mismo sábado, la Comunidad de Madrid anunció la suspensión de las actividades educativas en todos sus niveles hasta el día 13. Posteriormente, la medida se extendería una semana más, hasta el miércoles 20 de enero, para dar tiempo a completar las labores de limpieza.
A la incredulidad y caos iniciales sucedieron días de preocupación y de mucho trabajo en un intento por volver lo antes posible a una cierta normalidad. En esta ocasión no fue un virus quien golpeara violentamente el día a día de millones de ciudadanos. “Filomena”, nombre con el que se bautizó la borrasca, ya forma parte de la memoria colectiva de este país.
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