Maersk y Cepsa confirman que construirán en Huelva la mayor fábrica de metanol de Europa con mil millones de inversión.
https://www.expansion.com/empresas/energia/2023/12/01/6569bf6e468aebcd718b4616.html
Una revolución económica es un “cambio drástico y súbito de las condiciones en que se lleva a cabo la producción, distribución y consumo de bienes” y que conllevan unas adaptaciones tecnológicas que hacen que las transformaciones que exige superen los ámbitos de una simple revolución tecnológica y hagan necesario profundos cambios políticos, culturales y sociales.
Se acepta que en la historia ha habido dos grandes revoluciones económicas: la revolución neolítica (con el tránsito de cazadores recolectores hacia la agricultura) y la revolución industrial (con sustitución de modelos de producción artesanales a automatizados y la sustitución de la fuerza productiva humana o animal por energía).
Posiblemente no tenga el calado de las anteriores, pero no cabe duda que la transición energética y el ritmo y la escala (global) con la que pretende llevarse a cabo podrían categorizarse como una nueva revolución económica.
Estas revoluciones requieren varios factores:
- Apoyo social y un cambio cultural que las abrace. Parece indudable que existe un amplio consenso social que da soporte a las transformaciones que supone la transición energética. No es tan claro, sin embargo, que la sociedad sea plenamente consciente del coste y cambios requeridos en los hábitos de consumo y esto es algo en lo que todavía los poderes públicos deben trabajar.
- Fuerte liderazgo desde el ámbito político y empresarial. También y sólo con algunas raras excepciones parece garantizado que los lideres mundiales están apoyando el proceso. Muestra de ello es la #COP28 que se está celebrando estos días en Dubai. Los primeros deben conformar un marco regulatorio claro y propicio para que los segundos acometan inversiones. También parece evidente que, en la actualidad, los desarrollos regulatorios están trayendo en muchas ocasiones mucha confusión y que introducen severas barreras administrativas usualmente en término de una farragosa tramitación en la que acaban muriendo muchos proyectos.
- Compromiso (e inversiones) del sector privado para llevar a cabo el cambio de modelo. Esta noticia es una claro ejemplo de ello. Dos grandes compañías del sector petrolero (#cepsa) y logístico (#Mearsk) se alinean para poner en marcha un proyecto que facilitara la descarbonización del sector del transporte. En España otras como #repsol, #iberdrola, #endesa, #galp o #naturgy avanzan en la misma línea y están promoviendo proyectos similares.
- Inversión en investigación y desarrollo tecnológico y en capacitación de nuevos profesionales para afrontar los retos del nuevo modelo. Aquí, las universidades y centros de formación profesional tienen una labor importantísima para preparar al mercado laboral al nuevo entorno tecnológico. Desgraciadamente existe un gran consenso en el mundo empresarial de que esto está siendo un factor limitante y cada vez cuesta más encontrar profesionales preparados en este campo. Sin profesionales la transformación no se producirá o lo hará a un ritmo más lento.
Es necesario y urgente un profundo replanteamiento de la oferta educativa y eso puede pasar por un cambio en los programas de estudios de determinadas titulaciones, la aparición de otras nuevas y el relevo, reconversión o refuerzo de un profesorado que, en algunas ocasiones, no está suficientemente preparado en nuevas tecnologías. Es indispensable acercar la universidad a la empresa y abandonar modelos educativos que favorecen carreras docentes alejadas de la realidad económica y de las necesidades del mercado y la industria.
Con todo, la buena noticia que supone el anuncio del desarrollo de una nueva planta de metanol verde de Cepsa y Mearsk, requiere todavía un largo desarrollo que no sólo depende de estas empresas. No olvidemos que para que este proyecto se materialice requerirá de apoyo social e institucional para no demorar su aprobación con interminables trámites administrativos o con resistencias sociales que probablemente aparecerán cuando llegue la hora de la verdad.
Ayuntamiento, Comunidad Autónoma y Administración Central parecen también alineados con esta oportunidad que se desarrollará en terrenos de la Autoridad Portuaria de Huelva pero todavía tienen que otorgar muchos permisos y deben hacerlo dentro de un marco fiscal y regulatorio estable, algo que es posible que todavía no esté garantizado.
Mientras todo esto sucede, celebremos la noticia y felicitemos a los agentes que participan de ella sin olvidar a instar a que todas las tareas pendientes vayan resolviéndose en particular, la que se refiere a la estabilidad, simplicidad y competitividad del marco regulatorio y fiscal y la capacitación de nuevos profesionales abordando una transformación en paralelo del sistema educativo y su oferta formativa.