201a. Cronómetro mecánico de sobremesa (ca. 1960)

Un cronómetro mecánico es un dispositivo que, mediante un sistema de resorte y engranajes, permite avanzar, de modo regular, las agujas indicadoras del paso del tiempo para medir, normalmente, segundos y minutos con gran exactitud.

Los inicios de la medición del tiempo serían a través de la observación del movimiento en el cielo del Sol y de la Luna por parte de los antiguos astrónomos de Egipto y Mesopotamia. Pero, en cuanto a instrumentos de medición, serían los egipcios quienes usaron, quizá desde 4000 a.C., relojes de sol (gnomon) como aparatos que permitían medir, a su vez, el día en fracciones aprovechando el movimiento aparente diurno del Sol y su sombra proyectada por un palo vertical clavado en el suelo. Pero más tarde, para poder medir el paso del tiempo, incluso de noche o en días nublados, se recurriría al uso de relojes de agua (Egipto, ca. 1500 a.C.), de arena (Francia, s. VIII d.C.) o de velas de cera (China, s. VI d.C.), en los que se medía el ritmo de quemado de éstas sobre una escala marcada en ellas.

En cuanto a relojes totalmente mecánicos, con engranajes, éstos surgirían en la Europa del s. XIII, primero de gran tamaño, para catedrales e iglesias, y luego ya de bolsillo (s. XVI). Así, los relojes mecánicos a cuerda impulsados por un resorte en espiral fueron creados, hacia 1511, por el cerrajero y relojero de Núremberg (Alemania) Peter Henlein (1480-1542), si bien podrían haber tenido un precursor en la Francia de 1430. A mediados del s. XVII aparecerían los relojes de péndulo gracias, entre otros, al astrónomo holandés Christian Huygens, en 1657. En la segunda mitad del s. XVIII se introduciría el mecanismo de escape en los relojes mecánicos, un sistema que convierte el movimiento circular de una rueda dentada en otro oscilante, que es el responsable del característico tic-tac de los relojes. Y en cuanto a los cronómetros en sí, éstos se desarrollarían a finales del s. XVIII, primeramente los de uso marino (para determinar la longitud geográfica de la posición de un barco), como es el caso del relojero inglés John Harrison en 1761 y con el prototipo de 1786 del relojero francés de origen suizo Pierre-Louis Berthoud.

El temporizador de nuestro museo está montado en una carcasa metálica lacada en blanco y los números y las manecillas son fosforescentes para ser visibles en salas a oscuras. La manecilla roja cuenta los segundos, hasta 60, y, cada vuelta completa de 60 s, la manecilla negra avanza 1 minuto, hasta 60. La palanca plana de la izquierda es para inicio/parada del cronómetro, mientras que la de la derecha, curvada, restablece las manecillas a cero. Tiene unas dimensiones de 15,0 cm x 5,0 cm x 12,5 cm y su esfera es de 10,0 cm de diámetro. En su parte posterior lleva la mariposa para “dar cuerda” al resorte de torsión de forma espiral que, al ser enrollado, almacena la energía potencial elástica para liberarla luego sobre el tren de engranajes que controla el avance de las manecillas.

Este tipo de cronómetro fue muy usado como temporizador para las tareas de revelado fotográfico en cuarto oscuro, o para controlar el tiempo de cocinado de alimentos, si bien en nuestra Escuela se utilizó durante muchos años para contar tiempos en diversas prácticas del Laboratorio de Termodinámica y Termotecnia.

Este temporizador mecánico, adquirido por la Escuela el 27 de octubre de 1965, fue fabricado en Londres (Gran Bretaña), probablemente hacia 1960, por la casa Smiths Industries, la empresa matriz de English Clock Systems (ECS), y fue comercializado por esta última. La empresa ECS tiene como precursora a la Reginald Bailey Synchro Time Systems Limited (STS), registrada en 1936 por los ingenieros eléctricos Reginald Bailey y Thomas Johnstone que estaban muy interesados en las tareas de cronometraje industrial. En 1937 se añadió a la empresa S. Smith & Son, con lo que STS se convirtió así en la Rama Industrial de Smiths, siendo renombrada como English Clock Systems Limited (ECS) en 1939. Desde entonces, fabricó todo tipo de relojes, no sólo para industrias y laboratorios, sino también relojes de pared para estaciones de transporte, temporizadores para encendido y apagado de procesos o de escaparates comerciales, para controlar el timbre de las campanas de escuelas y fábricas, etc.

Catalogación, documentación, texto y fotografía: Prof. A. Vitores (2021)

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