El pasado 3 de marzo se presentó en la Sala de Grado de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, Forestales y del Medio Natural, el libro del profesor Dante Arturo Rodríguez Trejo, de la División de Ciencias Forestales de la Universidad Autónoma de Chapingo, México.
El libro está editado por Colegío de Postgraduados en Agricultura.
Se debe destacar en primer lugar, que el libro trata a los incendios como una perturbación, es decir, como una alteración del desarrollo normal de un ecosistema, evitando palabras como catástrofe en donde su definición ya supone un evento extremo, que suele desencadenar un proceso de desastre. La palabra desastre supone siempre una dificultad de volver a la situación normal, que no es lo que suele ocurrir en la mayoría de los incendios.
Lo segundo que se quiere destacar de este libro es la originalidad de su composición, aunque el autor indica que lo hace según Baker 1992 y Pickett y White 1995, analiza los efectos de los incendios según los siguientes elementos:
• Atributos espaciales (clases de regímenes de fuego, tipo, extensión, forma, borde y perímetro, y patrón de afectación a nivel individual y a nivel de paisaje)
• Atributos temporales (frecuencia, estacionalidad, duración de la perturbación y la duración de los efectos que provoca el incendio (recomposición))
• Atributos de la afectación (intensidad, severidad o impacto que la perturbación produce en los seres vivos y selectividad)
• Sinergismo entre perturbaciones, como pueden ser ante las perturbaciones antrópicas, las plagas de insectos, el vulcanismo etc…
• Adaptación al fuego (a nivel de especie, población, comunidad, ecosistemas y procesos y paisaje)
• Manejo del fuego
Naturalmente que esta composición lo hace para cada una de las principales formaciones vegetales de México, que son:
• Pinares
• Bosques de encinos (Quercus)
• Bosques de Oyamel (Abetares)
• Bosques galería (Salix, populus, ficus, inga, fraxinus, lochocarpus, tabebuia, cedrela,…) según las regiones climáticas
• Pastizales
• Matorrales (Euphorbia, agave, yucca,…
• Selvas altas y medianas (Terminalia, Swietenia, tabebuia, ceiba,
• Selvas bajas (Cordia, … byrsonima, …. o clusia, según grado de sequía)
• Bosques mesófilos de montaña (bosque nublado) Liquidambar, quercus, junglans, acer, dalbergia,…
• Sabanas
• Tulares, popales y carrizales (humedales)
• Manglares
• Palmares
• Otros casos como especies naturalizadas (Schinus molle, cupresus,…)
• Plantaciones
El libro presenta un primer capítulo en donde buscar circunscribir la perturbación del incendio forestal dentro de todas las perturbaciones que se desarrollan en el medio natural, ya sean espaciales, atmosféricas, geológicas, o biológicas. Es otro elemento original que plantea el libro y que debe destacarse en esta presentación.
Para cada uno de los ecosistemas mencionados hay una introducción en donde describe las características de esa formación vegetal, su distribución natural, como cambia esa formación según su disponibilidad de agua, según los cambios altitudinales y la importancia ecológica, social y económica de dicha formación vegetal. La lectura de esta introducción en cada capítulo, es un paseo por la diversidad de México, que es un país realmente sorprendente en cuanto a diversidad ecológica. Desde luego, el lector español de este libro, además de tener en la cabeza como varía el clima en las diferentes zonas de México, le aconsejo que se provea de un buen mapa para poder situar los diferentes ecosistemas. Desde luego tiene que tenerse en cuenta que las precipitaciones suceden principalmente en los meses de mediados de mayo a octubre, siendo marzo y abril los meses con mayor sequía acumulada.
Profundizando en la materia que aborda la publicación, es de resaltar que el desarrollo del libro se realiza en forma científica. Cada párrafo tiene sus referencias de quién lo estudió y lo concretó, no asevera nada si no hay un respaldo científico. Es sistemático, exhaustivo, pero no evita trasladar sus ideas sobre los incendios, puesto de manifiesto en la forma en como redacta los diferentes temas.
Así el profesor Rodríguez Trejo es un admirador del conocimiento tradicional del manejo del fuego por muchas comunidades campesinas, puesto de manifiesto en numerosas citas, por ejemplo las práctica tradicional que realiza la comunidad de Santa Catarina Estetla, en Oaxaca, descritas por Hernández (2010) y Rodríguez et al. (2011) , en donde describe como el campesinado selecciona el terreno, tanto por la calidad del suelo (profundos) como el estado de la vegetación (tiempo de barbecho de 20 años), la época de tumba (de agosto a diciembre, según el cultivo posterior), la forma de hacer la tumba (seleccionando los pies a tumbar y a proteger), el momento de hacer la quema (según el momento del día, la velocidad del viento), y los preparativos previos (brecha cortafuegos) para tener siempre controlado el fuego.
De la misma forma, se emociona relatando la tesis doctoral de Mary Huffmann (2010) en donde demuestra que los campesinos manejan 40 factores para ejecutar la quema. También se pone de manifiesto su punto de vista en la redacción de los resúmenes que realiza al final de cada capítulo.
Con esto no se debe entender que el profesor Rodríguez-Trejo sea un defensor de las quemas, sino un defensor de los saberes que acumulan muchas comunidades campesinas para manejar el fuego a favor de sus intereses particulares, sin provocar daños en otras zonas fuera de su ámbito deseado.
No puedo terminar esta presentación sin hacer referencias a las reproducciones de cuadros, grabados y versos que ilustran los diferentes ecosistemas. Me parece un acompañamiento precioso, que denota un bagaje cultural del profesor Rodríguez, muy importante. Creo que la selección de estos ha sido muy acertada, tanto por ecología del ecosistema como por el fuego. Yo desde aquí quiero reproducir los versos de Giovanni Papini, en la introducción al capítulo de los pastizales que dice:
El amor es como el fuego,
que si no se comunica se apaga.
Desde luego no es el verso con más calidad literaria de los que expone el profesor, pero se ajusta perfectamente a la propagación del fuego en los pastizales y parece una Gregería, propia de Ramón Gómez de la Serna, en donde se combina en forma lírica una sentencia ingeniosa y real, casi con humor.
Sería interesante reproducir alguno de los cuadros y grabados que acompañan la publicación, como el Apolo restaurador, que encarna una llama corredora, o el códice historia tolteca-chichimeca, en donde se aprecia el fuego como elemento renovador de la naturaleza, o la fotografía de la escultura de un Xiuhtecunhtli dios del fuego en la cultura azteca, que relacionaba el fuego con la ancianidad y esta con la experiencia. Pero eso sería descubrir el libro.
No queda nada más que felicitar al profesor Rodríguez Trejo por su obra y repetir lo que el Dr. Altamirano Cárdenas dice en uno de los prólogos que antecede la publicación, que más o menos señala que libros como este fundamenta con datos confiables los efectos que produce el fuego para que las necesidades del campesinado sean compatibles con la conservación de la naturaleza”.