“Lo mejor del teatro son los aplausos del público” Entrevista a Laura Jauregui y Andrea Abigail, estudiantes y miembros fundadores del Grupo de Teatro Zínico

Andrea y Laura son dos estudiantes de 3º y 4º de Ingeniería Química que formaron parte, allá por 2012, de un grupo de estudiantes que pensaron que querían practicar en nuestra Escuela una de las cosas que más les gustaba (y les sigue gustando): el teatro. Un año después, Zínico Grupo de Teatro, se formó como Asociación de Estudiantes.

Ambas habían hecho teatro antes de llegar aquí pero, junto a los primeros miembros, empezaron el grupo de cero, con nada más que la ilusión por practicar. El segundo año duplicaron los socios en número, y a día de hoy, después de tres años y seis obras representadas, han sido nominados en el Festival de Teatro de la UPM para Mejor Actriz Principal con su obra “Anacleto se divorcia” y Mejor Actor Principal en “Arsénico por compasión”. Nos confiesan que la organización es complicada y siempre surgen imprevistos, pero que merece mucho la pena, porque después de todo el esfuerzo, llega el mejor momento: los aplausos del público.

Hablamos con ellas para enterarnos de todos los detalles.

¿Cómo se monta de la nada un grupo de teatro?

A mí se me metió en la cabeza que esto se iba a conseguir, y se consiguió. El primera año la verdad es que fue un poco regular, pero éramos gente que nos apetecía seguir y nos apetecía montarlo. Hemos contado con mucha ayuda de la escuela, tanto Irene como Isabel, secretaria y subdirectora de Alumnos respectivamente, nos han apoyado siempre mucho. Es muy importante que la escuela apoye a sus asociaciones y con nosotros lo hizo. El segundo año ya vino a vernos Emilio, el director. Veías en primera fila a Isabel, a Mario, a Emilio,… y en esta última ha venido el rector, en Arsénico por compasión. Nosotros no lo sabíamos y nos lo dijo Isabel el mismo día. Luego se subieron al escenario, y la verdad es que hace mucha ilusión que vengan y se hagan una foto contigo, que te den la enhorabuena. Si lo disfrutas tú, lo disfrutan los demás y encima la escuela reconoce tu esfuerzo, es estupendo.

¿Y cómo elegís que obras se representan? ¿cómo repartís los papeles?

Por votación. Todos podemos proponer y vamos decidiendo. También puedes decir que te gustaría dirigirla. Todos los años realizamos dos obras y siempre comedias. Al proponer una obra intentamos que ya esté el guión, adaptado, traducido, y así podemos elegir con criterio. Una vez que tenemos la obra, el director pregunta: “¿quién se compromete a tener un papel muy grande?” Y vamos eligiendo. Lo hacemos así, porque si no, acabarías eligiendo siempre a los mismos, ya que los que mejor actúan son los que más años llevan. Pasa mucho con otros grupos de teatro. A nosotros nos gusta dejar paso también a los más nuevos y que se vayan viendo caras distintas.

 

 

¿Cómo surgió el nombre de Zínico?

En una sala de la tercera planta. El primer año, cuando todavía no éramos asociación, ensayábamos en el aula polivalente de la tercera planta y un día decidimos que teníamos que elegir un nombre. Se propuso intentar crearlo juntando las primeras sílabas de nuestros nombres, creando anagramas,… pero todo era horrible. Yo estaba partiéndome de risa pero a la vez preocupada. También estuvimos viendo qué nombres tenían los otros grupos para inspirarnos y a la vez, no copiar. Al final uno de nuestros compañeros propuso “Cínico” y nos gustó porque se ambientaba un poco en la edad antigua, que es donde surge el teatro, y se les llamaba así a los seguidores del filósofo Antístenes. La Z la añadimos para que quedase mejor.

¿Alguna anécdota?

Muchísimas. Por ejemplo en esta última de “Arsénico por Compasión”, nos pasaron mil cosas. Había un personaje que representaba a un hombre que tenía la peculiaridad de que, aunque vivía como una persona cualquiera, pensaba que era Roosevelt, era muy gracioso porque tenías que llamarlo señor presidente todo el rato, lo que pasó fue que llevaba un bigote postizo y se le cayó. Se le caía todo el rato y teníamos la típica colección para disfraces con un montón de bigotes con diferentes formas y decidió salir en cada escena con un bigote diferente. Lo tuvo que decidir a partir de que el primero después de caerse un par de veces no se volvía a pegar. Y claro, nosotros tenemos que tener la agilidad de decir “Uy, cariño, se te ha caído el bigote.” Al final lo salvas. Eso lo recuerdas y te partes de risa. En “Primera Plana” hace unos años casi se nos cae una pared.

También tiene muchísimo mérito el trabajo de cabina. Tanto Javier como Agustín, de Medios Audiovisuales, nos han ayudado mucho. El coordinar: “Ahora tiene que sonar un teléfono”, “Ahora tienen que encenderse las luces”, “Ahora que llamen a la puerta”. A veces pasa que están llamando al teléfono y no tienen que llamar; o lo coges y sigue sonando y tú “Hola, hola”. Es un follón, pero también te ríes mucho.

¿Por qué elegisteis estudiar Ingeniería Química?

Andrea: Yo empecé a dar Química en secundaria, mi profesora era muy buena y me encantó. Cuando acabé bachillerato pensé, las ciencias me gustan, la química me gusta mucho y mirando la nota que tenía con la nota de las carreras, me pareció que Química como grado sería más aburrido y al descubrir Ingeniería Química pensé: “me gusta, tiene un nombre poderoso”. Luego buscando vi que la mejora para estudiar Ingeniería era la UPM así que entré aquí.

Laura: En mi caso, algo parecido. Yo no sabía que estudiar. Hice bachillerato de ciencias de la salud, porque me gustaba pero nunca dejé las Matemáticas, ni la Física, ni la Química. Al hacer selectividad, yo elegí carrera cuando tuve nota de corte. Como no tenía muy claro lo que quería estudiar, no merecía la pena crearme expectativas con algo si no tenía la nota. Una vez que la tuve me informé sobre todas las Ingenierías y miré mucho el tema de las salidas.

Realmente, cuando elegí esta carrera pensaba que sabía de qué iba, pero en verdad, hasta que no llegas a tercero no sabes en consiste realmente. Tiene una cantidad de aplicaciones enorme. Yo he descubierto que me encanta. No sabía si era mi vocación pero estoy 100% segura de que he acertado. Me encanta lo que estudio, disfruto aunque sea complicado.

¿Qué creéis que os aporta el teatro como profesionales?

Pierdes la timidez. Se nota un montón a la hora de exponer trabajos quién sabe hablar en público y quién no. La improvisación también cuenta mucho, vocalizar, hablar despacio. Yo siempre le digo a la gente que teatro te ayuda un montón para el TFG. Que una cosa que has hecho tú, que te ha costado tiempo, puedas darle un valor y transmitirlo. Te ayuda a quitar los tics que tenemos todos cuando estamos nerviosos. Si eres capaz de ponerte delante de 200 personas y hacer el payaso, llorar, ponerte a gritar y tal, ¿cómo no vas a saber presentar un trabajo? Perder la timidez también te ayuda a tener más confianza y seguridad. Tú estás seguro contigo, estás cómodo hablando, todo se facilita mucho.

Cuando terminéis la carrera ¿seguiréis con el teatro?

Andrea: Al acabar la última obra de este año estuvimos hablando de eso porque ves que te ha salido tan bien, que te gusta y ves que el año que viene ya no vas a estar aquí, que otros estarán de prácticas y dices “no, yo voy a seguir viniendo los viernes”.

Laura: Yo sí que voy a seguir. Porque lo hemos empezado nosotros y no lo puedo dejar. Sé que me va a costar mucho no estar siempre supervisando, porque es una cosa que me importa mucho, y aunque no esté tan metida, cuando termine la carrera voy a seguir viniendo.

Sí, y a ver a los nuevos. Llegan muy tímidos y hace mucha ilusión cuando ves alguien nuevo que se ha integrado y lo hace genial. Una cosa buena que también tienen las asociaciones es que permiten tener un 50% de socios matriculados y el otro 50% no matriculados. Puede venir gente de fuera a actuar, e incluso profesores si se quieren apuntar. Otra cosa que nos gusta es cuando estamos en clase y nos ha ido a ver un profesor y dice en clase: “Enhorabuena al grupo de teatro”. Nos ponemos rojísimas, pero es que nos hace muchísima ilusión.

Redacción y producción del vídeo: Myriam Barnés Guevara

Fotografía: Paula Álamo Tamayo