6. La participación en los Proyectos de Desarrollo Rural

6. La participación en los Proyectos de Desarrollo Rural
21 de octubre de 2016 Evaluación y Desarrollo

El anterior contexto de la planificación nos introduce en la necesidad de considerar a la participación como un aspecto intrínseco de los Proyectos de Desarrollo Rural.

Son innumerables los autores que consideran a los proyectos como insuperables instrumentos para impulsar el desarrollo rural y, al mismo tiempo, insisten en la necesidad de que los Proyectos de Desarrollo se lleven a cabo con metodologías que incluyan procesos participativos (Uphoff, 1981, 1995; Gittinger, 1987; Cernea, 1985, 1992; Cernea & Kudat, 1992; Chambers, 1983, 1995; Kublinski, 1977; Waterston, 1969; Korten, 1980; Friedmann, 1986; Cazorla, 1997; Cazorla et al., 1999; Alier et al., 1999; Trueba, 1982, 2000).

Es importante considerar también que el desarrollo rural no solo se realiza a través de Proyectos, aunque si es el instrumento más comúnmente utilizado (Cernea, 1992). Price Gittinger (1987) establece que el proyecto no es el único aspecto del desarrollo, si no que debe ir acompañado del establecimiento de objetivos y de una selección de zonas de prioridad. En el ámbito de la Unión Europea, como veremos más adelante, los objetivos se concretan en programas operativos y las zonas prioritarias en los territorios objetivo 1 u objetivo 2 de la Política de Desarrollo Regional.

En cualquier caso, los proyectos de desarrollo rural requieren de las mismas metodologías descritas en el apartado del concepto de Proyecto: Formulación, Evaluación, Seguimiento y Control y Morfología.

Una de las diferencias principales, frente a otro tipo de Proyectos de Ingeniería, radica en cómo desarrollamos dichas metodologías y que principios y criterios aplicamos en los procesos de decisión, pero sobre todo en la intensificación de los procesos de participación y de integración social en todas las fases del ciclo del proyecto.

Ya se ha expuesto en el concepto la idea que tiene el concursante de que el desarrollo no arranca con los bienes físicos y materiales, sino con la gente, con su educación, su organización y su disciplina. Como dice Schumacher (1973), sin la población y su educación todos los recursos permanecen latentes como potencial sin explotar.

Pero la participación social en los proyectos de desarrollo puede tener interpretaciones diferentes. Es importante diferenciar a la participación cuando se considera simplemente como un medio o instrumento de los proyectos de desarrollo, frente a un enfoque más rico que considera a la participación como un fin del desarrollo.

Participación social como instrumento de los Proyectos de Desarrollo

Como medio o instrumento la participación es la vía para utilizar los actuales recursos físicos, económicos y sociales de la población para conseguir los objetivos previstos por los proyectos y programas de desarrollo.

Se trata de una forma pasiva de participación, entendida como un instrumento a corto plazo; la participación desaparece una vez que el trabajo o la tarea han finalizado. Con frecuencia, este tipo de participación pasiva da lugar a que los proyectos posteriores sean  concebidos y diseñados desde fuera, por expertos nacionales e internacionales que en función de sofisticados estudios viabilidad toman decisiones alejadas de las necesidades reales.

La participación se considera como una contribución voluntaria de la gente en uno u otro de los programas públicos que supuestamente van a contribuir al desarrollo nacional, pero en los que no se espera que la población tome parte en el diseño del programa o los proyectos (Comisión Económica de Latinoamérica, 1973).

Oakley (1993) en su libro “Proyectos con la población” critica esta forma pasiva e interesada de practicar la participación en los proyectos de desarrollo con las siguientes palabras: “la población para la que se supone están dirigidos los proyectos, solo existe en abstracto como números, donde los resultados deben realizarse y las necesidades satisfacerse. La participación en las fases preparatorias de los proyectos como mucho puede consistir en asistir a algunas apresuradas reuniones con los expertos y burócratas donde se informa de los objetivos y actividades de los proyectos ya planificados. En la fase de aplicación se espera de la población que realice sus tareas ya prefijadas”.

Participación como fin de los Proyectos de Desarrollo

Otro enfoque más rico supone concebir a la participación como un fin en si mismo. La participación así entendida y aplicada supone un proceso que perdura a través del tiempo y cuya finalidad es desarrollar y fortalecer las capacidades humanas de la población para que puedan intervenir más directamente en las iniciativas y los proyectos de desarrollo que ellos mismos promueven.

En los Proyectos del Banco Mundial la participación comunitaria se considera como un proceso activo por el cual, los beneficiarios influyen en la dirección y ejecución de un proyecto de desarrollo con el fin de aumentar su bienestar en términos de renta, desarrollo personal, confianza y otros valores que ellos aprecian (Cernea & Kudat, 1992).

La práctica de la participación con este objetivo incluye el compromiso de la población en los procesos de toma de decisiones, en la aplicación de los programas, su participación en los beneficios de los programas y su participación en los intentos para evaluar tales programas y proyectos (Cernea, 1992; Chambers, 1995).

Una intervención externa por un equipo de formulación que actúe ejemplarmente con esta sensibilidad social, estimulando, sensibilizando y ayudando a la gente para una acción colectiva, tratará de no crear una dependencia de la gente en relación con los agentes externos. Además será capaz de conseguir los siguientes resultados:

  • los proyectos promocionan el desarrollo autónomo de la población local;
  • se dejan en manos de la población los procesos de decisión, autonomía y gestión local de los proyectos;
  • se estimulan las capacidades y la conciencia de la gente;
  • conseguirá que la población rural se convierta, de ser objeto, a ser sujeto de los proyectos, rompiendo las formas y las metodologías tradicionales de desarrollo en donde a la población le han dicho lo que tiene que hacer.

Esta forma de actuar es fundamental en la elaboración de una estrategia de desarrollo sostenible dentro de la Iniciativa LEADER en donde el modelo de desarrollo propuesto se basa, principalmente, en su carácter participativo como medio de garantizar su realización de abajo a arriba, asegurando la adecuación de los Proyectos y actuaciones a las necesidades de la población local (AEIDL, 1995).

El diagnóstico de los recursos naturales y de los sectores productivos, durante la llamada adquisición de capacidades, debe realizarse mediante un proceso participativo, contando con los agentes económicos de los diferentes sectores, de forma que durante la gestión del Programa de Innovación la población este “capacitada” para emprender sus propios proyectos de desarrollo.

En la figura II-31 se muestra el esquema metodológico propuesto para acometer este proceso participativo y capacitación de la población que permite incorporar, mediante tres fases escalonadas, la opinión de los agentes afectados de cara al diseño del Programa de Innovación Rural. La información del proceso de participación social se resume en forma de matrices DAFO, que sintetizan las Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades detectadas por la población local (Alier et al., 1999).

participacionsocial

Proceso de participación social en una adquisición de capacidades Leader. Fuente: Alier et al., 2001.

Durante este proceso de participación además de obtener una información social —que debidamente tratada es agrupada en fichas a nivel municipal y estructurada en función de los distintos sectores— se produce una capacitación y sensibilización de la población local para promover proyectos innovadores y de diversificación de la economía, así como nuevos procesos en la toma de decisiones para la gestión local (Alier et al., 1997).