Cuesta imaginar un país en el que menos del 3% de la población tenga acceso a electricidad para contar al menos con alguna iluminación, y ese porcentaje es incluso más bajo aun en zonas rurales. Hablamos de Burundi.

Carl Berndtsson es ingeniero especializado en tecnologías sostenibles y trabajoa para el Laboratorio de Innovación que UNICEF tiene en este país.

En este post, Berndtsson nos recuerda que la falta de acceso a electricidad tiene consecuencias muy directas en la salud y el medio ambiente. ASí, la población tiene que recurrir a la madera para cocinar, calentarse e, incluso, iluminar, lo que provoca una deforestación cada vez mayor.

Pero además, el humo de estas combustiones en el interior de las viviendas causa alrededor de 10.200 muertes anuales en el país, y esas muertes son en el 93% de los casos menores de cinco años, según las cifras de la Organización Mundial de la Salud.

Más información:

http://blogs.unicef.org/2015/02/19/burundi-working-to-end-energy-poverty/