#hoyleemos: “Brooklyn Follies” de Paul Auster

OBERTURA

“Estaba buscando un sitio tranquilo para morir. Alguien me recomendó Brookyn, de manera que al día siguiente salí de Wetchester y fui para allá a reconocer el terreno. No había vuelto en cincuenta y seis años, y no me acordaba de nada. Mis padres se habían ido de la ciudad cuando yo tenía tres años, pero el instinto me llevó al barrio donde habíamos vivido, arrastrándome como un perro herido al lugar donde nací. Un empleado de una agencia inmobiliaría de la zona me enseñó media docena de pisos en edificios de piedra rojiza, y a última hora de la tarde había alquilado un apartamento de dos habitaciones con jardín en la calle Uno, sólo a media manzana de Prospect Park. No tenía idea de quiénes eran mis vecinos, y no me importaba. Todos trabajaban de nueve a cinco, ninguno tenía hijos, así que en el edificio siempre habría un relativo silencio. Más que nada, eso era lo que buscaba. Un fin silencioso para mi triste y ridícula vida.

Ya se había firmado un contrato de compraventa para la casa de Bronxville, y una vez que se formalizaran las escrituras a finales de mes no habría problemas de dinero. Mi ex mujer y yo pensábamos repartirnos lo que sacáramos de la venta, y con cuatrocientos mil dólares en el banco tendía más que suficiente para mantenerme hasta que exhalara el último aliento…”

Brooklyn Follies / Paul Auster — Ed. Anagrama
Brooklyn Follies en las Bibliotecas UPM
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