#hoyleemos: “Cuentos de imaginación y misterio” de Edgar Allan Poe.

Cuentos de imaginación y misterio

Ilustraciones: Harry Clarke. Traducción: Julio Cortazar
 

Hacia 1917, el eximio artista irlandés Harry Clarke emprendió uno de los trabajos que determinaría su fama: la ilustración de TALES OF MYSTERY AND IMAGINATION, una antología de los más altos relatos de Edgar Allan Poe preparada por la editorial Harrap. La edición, publicada en Londres en 1919, fue reconocida inmediatamente como una de las joyas bibliográficas de la época. Desde entonces, las estampas de Clarke siguen ejerciendo un extraño magnetismo.

Así comienza LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA, uno de los cuentos incluidos.

“La Muerte Roja había devastado el país durante largo tiempo. Jamás una peste había sido tan fatal y tan espantosa. La sangre era encarnación y su sello: el rojo y el horror de la sangre. Comenzaba con agudos dolores, un vértigo repentino, y luego los poros sangraban y sobrevenía la muerte. Las manchas escarlata en el cuerpo y la cara de la víctima eran el bando de la peste, que la aislaba de toda ayuda y de toda simpatía, y la invasión, progreso y fin de la enfermedad se cumplían en media hora.

Pero el príncipe Próspero era feliz, intrépido y sagaz. Cuando sus dominios quedaron semidespoblados llamó a su lado a mil caballeros y damas de su corte, y se retiró con ellos al seguro encierro de una de sus abadías fortificadas. Era ésta de amplia y magnífica construcción y había sido creada por el excéntrico aunque majestuoso gusto del príncipe. Una sólida y altísima muralla la circundaba. Las puertas de la muralla eran de hierro. Una vez adentro, los cortesanos trajeron fraguas y pesados martillos y soldaron los cerrojos. Habían resuelto no dejar ninguna vía de ingreso o de salida a los súbitos impulsos de la desesperación o del frenesí. La abadía estaba ampliamente aprovisionada. Con precauciones semejantes, los cortesanos podían desafiar el contagio. Que el mundo exterior se las arreglara por su cuenta; entretanto era una locura afligirse. El príncipe había reunido todo lo necesario para los placeres. Había bufones, improvisadores, bailarines y músicos; había hermosura y vino. Todo eso y la seguridad estaban del lado de adentro. Afuera estaba la Muerte Roja.

Al cumplirse el quinto o sexto mes de su reclusión, y cuando la peste hacía los más terribles estragos, el príncipe Próspero ofreció a sus mil amigos un baile de máscaras de la más insólita magnificencia…”

Cuentos de imaginación y misterio / Edgar Allan Poe – Ed. Libros del zorro rojo
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