Archivo por meses: agosto 2015

#hoyleemos: “Número Cero” de Umberto Eco

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“Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores. Si quieres ganar; tienes que concentrarte en un solo objetivo, y más te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reserado a los perdedores”

Con estas credenciales se nos presenta Colonna, el protagonista de Número Cero, que en abril de 1992, a sus cincuenta años, recibe una extraña propuesta de un tal Simei: va a convertirse en redactor jefe de Domani, un diario que se adelantará a los acontecimientos a base de suposiciones y mucha imaginación, sin reparar casi en el límite que separa la verdad de la mentira, y chantajeando de paso a las altas esferas del poder.

“El Commendatore quiere entrar en los altos círculos de las finanzas, de los bancos e incluso de los grandes periódicos. El instrumento es la promesa de un diario nuevo dispuesto a decir la verdad sobre todo. Doce números cero, digamos cero/uno, cero/dos en adelante, tirados en poquísimas copias reservadas que el Commendatore examinará y luego hará que las vea quien sabe él. Una vez que el Commendatore demuestre que puede poner en apuros a los altos círculos financieros y políticos, es probable que los elegidos le rueguen que desista de semejante idea: él renuncia a Domani y obtiene el pase para las altas esferas. Imagínese usted, es un decir, que pueda comprar un mero dos por ciento de acciones de un gran periódico, de un banco, de una cadena de televisión de las que cuentan…”

Número Cero /  Umberto Eco — Ed. Lumen
Umberto Eco en Wikipedia
Umberto Eco en las Bibliotecas UPM

#hoyleemos: “Claus y Lucas” de Agota Kristof

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“La abuela es la madre de nuestra madre. Antes de venir a vivir a su casa no sabíamos que nuestra madre todavía tenía madre. Nosotros la llamamos abuela.
La gente la llama la Bruja.
Ella nos llama «hijos de perra».
La abuela es pequeña y delgada. Lleva una pañoleta negra en la cabeza. Su ropa es gris oscuro. Lleva unos zapatos militares viejos. Cuando hace buen tiempo va descalza. Su cara está llena de arrugas, de manchas oscuras y de verrugas de las que salen pelos. No tiene dientes, al menos que se vean.
La abuela no se lava jamás. Se seca la boca con la punta de su pañoleta cuando ha comido o ha bebido. No lleva bragas. Cuando tiene que orinar, se queda quieta donde está, separa las piernas y se mea en el suelo, por debajo de la falda. Naturalmente, eso no lo hace dentro de casa.
La abuela no se desnuda jamás. La hemos visto en su habitación, por la noche. Se quita una falda y lleva otra debajo. Se quita la blusa y lleva otra blusa debajo. Se acuesta así. No se quita la pañoleta.
La abuela habla poco. Salvo por la noche. Por la noche, coge una botella que tiene en un estante y bebe directamente a morro. Pronto se pone a hablar en una lengua que no conocemos. No es la lengua que hablan los militares extranjeros, es una lengua completamente distinta.
En esa lengua desconocida, al abuela se pregunta cosas y ella misma responde. A veces se ríe, o bien se enfada, o bien grita. Al final, casi siempre, se pone a llorar, se va a la habitación dando traspiés y se tira en la cama, y la oímos sollozar mucho rato por la noche.”

Claus y Lucas / Agota Kristof – El Aleph Editores
Agota Kristof en Wikipedia
Entrevista con la autora en el País
Disponible en la sección NO SóloTécnica. Sig. 82N KRI cla