De la cuna a la tumba: el cuarto capítulo de Libertad de Elegir

El concepto del Estado de Bienestar se ha convertido en un pilar central de las sociedades modernas. Sin embargo, su origen, desarrollo e impacto suscitan un debate apasionante. Milton Friedman, en su obra Libertad de Elegir, ofrece una crítica fundamentada y propuestas alternativas que desafían el modelo actual. Este artículo explora estas ideas siguiendo una estructura que nos permita analizar el Estado de Bienestar desde sus inicios hasta las propuestas más originales de Friedman.

1. El Estado del Bienestar – definición y origen

El Estado de Bienestar puede definirse como un conjunto de políticas públicas destinadas a garantizar un nivel mínimo de bienestar a todos los ciudadanos, a través de servicios como sanidad, educación y pensiones. Este modelo tiene sus raíces en la Alemania de Otto von Bismarck en el siglo XIX, quien implementó los primeros sistemas de seguridad social en la década de 1880.

Bismarck no era un humanista altruista, sino un estratega político. Su objetivo principal era contener el auge del socialismo, que ganaba adeptos entre la clase trabajadora, ofreciendo un sistema que brindara cierta seguridad económica. En aquella época, la esperanza de vida era considerablemente baja, lo que hacía que las pensiones y otros beneficios no supusieran un peso fiscal desmedido. Este modelo, sin embargo, sentó las bases para el crecimiento exponencial del intervencionismo estatal que marcaría el siglo XX.

2. Trayectoria del Estado del Bienestar

El siglo XX fue testigo de una expansión sin precedentes del Estado de Bienestar. La Gran Depresión y las dos guerras mundiales reforzaron la idea de que el Estado debía intervenir para garantizar la estabilidad económica y social. Con el tiempo, se consolidó la creencia de que “donde hay una necesidad, el Estado debe proveer”.

Sin embargo, como ha destacado Javier Milei, presidente de Argentina, este paradigma enfrenta una contradicción fundamental: las necesidades humanas son potencialmente infinitas, pero los recursos disponibles para satisfacerlas son limitados. Este conflicto genera un problema irresoluble dentro del modelo del Estado de Bienestar: a medida que las demandas crecen, también lo hacen los impuestos y el endeudamiento público, lo que acaba ahogando la iniciativa privada y reduciendo el dinamismo económico.

El peso del Estado en la economía ha crecido de manera alarmante. En muchos países, el gasto público supera el 50% del PIB, un nivel que Friedman consideraba insostenible. Este crecimiento del intervencionismo estatal, lejos de resolver problemas, crea dependencias que erosionan tanto la responsabilidad individual como la libertad económica.

3. Inconvenientes del desarrollo excesivo del Estado del Bienestar

El modelo del Estado de Bienestar no está exento de críticas. Entre los problemas más relevantes se encuentran:

  • Desincentivos al trabajo y la productividad: Los sistemas de subsidios pueden desalentar la búsqueda activa de empleo, generando una cultura de dependencia.
  • Burocracia creciente: La administración de los programas sociales requiere una estructura burocrática cada vez mayor, con costos operativos que limitan la eficiencia.
  • Sostenibilidad fiscal: La carga tributaria necesaria para financiar el Estado de Bienestar puede estrangular la economía, desincentivando la inversión y la innovación.

Friedman argumentó que, a pesar de sus buenas intenciones, el Estado de Bienestar acaba generando más problemas de los que pretende resolver, erosionando la libertad individual y distorsionando los incentivos económicos.

4. Una original propuesta de Friedman – el impuesto negativo sobre la renta

En lugar de expandir los programas de bienestar tradicionales, Friedman propuso una alternativa revolucionaria: el impuesto negativo sobre la renta. Este sistema busca simplificar las ayudas sociales y fomentar la responsabilidad individual.

El mecanismo funciona de la siguiente manera: cada persona declara sus ingresos anuales. Si estos caen por debajo de un umbral mínimo, el gobierno no solo exime al individuo de pagar impuestos, sino que le otorga una transferencia monetaria directa. Por ejemplo, si el umbral está fijado en 10.000 euros y una persona gana 6.000, recibiría un porcentaje de la diferencia (digamos un 50%), equivalente a 2.000 euros.

Este modelo tiene varias ventajas:

  1. Simplicidad: El impuesto negativo elimina la necesidad de programas sociales complejos y costosos.
  2. Incentivos claros: A diferencia de los subsidios tradicionales, el impuesto negativo no penaliza a quienes aumentan sus ingresos.
  3. Eficiencia: Reduce la burocracia y asegura que las ayudas lleguen directamente a quienes las necesitan.

Aunque conceptualmente elegante, la implementación del impuesto negativo requiere un diseño cuidadoso para evitar abusos y garantizar su sostenibilidad fiscal.

5. El enfoque de Friedman – más libertad y menos Estado

Para Friedman, la libertad individual es un valor fundamental e innegociable. En su visión, un Estado grande y paternalista no solo es ineficiente, sino también incompatible con una sociedad libre. Este principio es un pilar del liberalismo clásico, que ha demostrado su eficacia en modelos como el de la Comunidad de Madrid desde 1993, así como en las políticas económicas de Margaret Thatcher y Ronald Reagan.

Thatcher y Reagan implementaron reformas basadas en la reducción del gasto público, la desregulación y la privatización, logrando revitalizar economías estancadas y sentar las bases para un crecimiento sostenido. En la Comunidad de Madrid, las políticas fiscales moderadas, la simplificación y eliminación de regulaciones, la libertad de horarios comerciales y la promoción de la inversión privada han convertido a la región en un referente de desarrollo económico en Europa.

Friedman sostenía que un mercado libre, combinado con un Estado limitado, genera los incentivos necesarios para la innovación, la eficiencia y el progreso. En sus palabras, “Más libertad y menos Estado” no es solo una opción política, sino el camino correcto para alcanzar la prosperidad.

Conclusión

El capítulo “De la Cuna a la Tumba” de Milton Friedman no solo es una crítica al Estado de Bienestar, sino también una defensa apasionada de la libertad individual y el poder transformador del mercado. Aunque el modelo actual de bienestar ha ofrecido avances significativos, sus limitaciones y riesgos requieren una reflexión profunda.

La propuesta del impuesto negativo y la promoción de un Estado más limitado no solo son alternativas viables, sino también necesarias en un mundo donde los recursos son finitos y las demandas, infinitas. Friedman nos invita a repensar cómo equilibrar seguridad y libertad, recordándonos que, en última instancia, es la responsabilidad individual la que impulsa el progreso.

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