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A finales del siglo XVIII y principios del XIX, mientras se inicia la construcción de diferentes redes de telegrafía óptica, tienen lugar una serie de descubrimientos que van a permitir la utilización y el aprovechamiento de la electricidad, siendo una de sus primeras aplicaciones la telegrafía eléctrica. La electricidad estática se conocía desde los griegos y ya a mediados del siglo XVIII se desarrollaron máquinas que por rozamiento producían electricidad estática. Con este tipo de máquinas se realizan los primeros propuestas de telégrafos eléctricos, pero es con el descubrimiento de la pila por A. Volta en 1796, y la observación y publicación en 1820 por H. C. Oersted del fenómeno de las desviaciones producidas en una aguja por el paso de una corriente eléctrica, cuando el telégrafo eléctrico se va a convertir en una realidad.

Generador electrostático

Los telégrafos electrostáticos y electroquímicos

La primera referencia a un telégrafo eléctrico aparece en 1753 en una carta publicada en Scot´s Magacine firmada por C.M. (Charles Marshall) donde se describe un sistema formado por veintiséis hilos, cada uno correspondiente a una letra del alfabeto y donde se detallaba cómo tenían que conectarse a un generador electrostático para enviar la letra correspondiente. En el receptor había que colgar una bola en cada hilo, y por debajo de cada bola un papelito con su letra, que era atraído cuando se había actuado en el extremo emisor.

Uno de los primeros aparatos fue el construido en 1774 por Georges Lesage, profesor de matemáticas en Ginebra, basándose en la propuesta de C. M. y utilizando como fuente de energía botellas de Leyden (primer condensador fabricado en 1746 por Pieter van Musschenbroek)

En 1787 el español Agustín de Betancourt experimentaba con botellas de Leyden y la electricidad estática para enviar mensajes telegráficos entre Madrid y Aranjuez. También merecen mencionarse los experimentos de Francisco Salvá i Campillo sobre transmisión por hilos múltiples que presentó en 1795 y la comunicación mediante un solo hilo entre Madrid y Aranjuez 3 años más tarde.

Francisco Salvá i Campillo
(1751-1828)

Los experimentos llevados a cabo por Luigi Galvani y Alessandro Volta y que culminan con la presentación por este último de la pila en el año 1800 en la “Royal Society de Londres”, suponen un avance determinante, al crear la primera fuente de electricidad constante gracias a la acción química de discos de cobre y cinc separados por discos de cartón impregnados en salmuera.

El doctor Salvá i Campillo, en 1804, en la memoria titulada: El galvanismo aplicado a la telegrafía, propone utilizar la electricidad procedente de una pila para descomponer agua y utilizar las burbujas de hidrógeno obtenidas en el polo negativo como indicador de un nuevo telégrafo.

Alessandro Volta
(1745-1827)

Cinco años después y basándose en la propuesta de Salvá, Samuel Thomas Soemmerring presenta en la Academia de Ciencias de Múnich un telégrafo electroquímico, donde a cada letra del alfabeto y cifra, del 0 al 9, le corresponde un circuito eléctrico en el que en su extremo receptor se sitúa un recipiente con agua.

Telégrafos electromagnéticos

En 1820, Hans Cristian Oersted profesor de física de la Universidad de Copenhague, publica la descripción del fenómeno, que se producía en una aguja imantada por el paso de la corriente eléctrica, a través de un circuito próximo, estableciendo la base del electromagnetismo.

En 1832, dos años después de inaugurar el primer ferrocarril público entre Liverpol y Manchester, el Barón Pavel Schilling, aplica el descubrimiento de Oersted para recibir señales telegráficas mediante un receptor de cinco agujas.

Un año después, los profesores C. F. Gauss y W. Weber realizan el primer aparato con posibilidades de aplicación práctica. Construyen un telégrafo que estuvo en funcionamiento hasta 1938 para comunicar el laboratorio de física de la Universidad de Göttingen y el Observatorio Astronómico de la ciudad. Las señales eléctricas se generaban en el emisor mediante un devanado y un imán móvil y en recepción eran mostradas mediante la aguja de un galvanómetro, cuyas distintas posiciones indicaban las letras del alfabeto. La trasmisión se efectuaba mediante dos hilos.

Los descubrimientos científicos, las diferentes propuestas y experimentos llevados a cabo, la aparición del ferrocarril permitiendo un transporte más rápido y finalmente las posibilidades de explotación comercial de los sistemas telegráficos, dieron lugar a soluciones mediante aparatos simples y prácticos como los de William Cooke, en Inglaterra, y Samuel Morse, en los Estados Unidos.

El telégrafo de Wheatstone y Cooke

William F. Cooke, que había conocido el telégrafo de Schilling, construyó en el año 1836 distintos tipos de telégrafos, entre ellos uno destinado a la línea férrea Liverpool-Manchester. Pero la falta de fiabilidad de sus equipos le obligó a pedir ayuda a Charles Wheatstone profesor del Kings College, con el que posteriormente formaría sociedad. En junio de 1837 obtienen su primera patente y hacen una demostración del telégrafo de cinco agujas ante directores de algunas compañías de ferrocarril. El aparato funcionaba mediante la identificación de la letra por medio de la inclinación de dos de las cinco agujas del aparato.

William F. Cooke.
(1806-1879)
Charles Wheatstone.
(1802-1875)
Telégrafo de Wheatstone and Cooke, 1837

Una de esas compañías les encargó la instalación de la línea telegráfica entre las estaciones ferroviarias de Paddington y West Drayton, a una distancia de 21 km.; entrando en funcionamiento en julio de 1839. La ampliación de la línea en 1843 utilizaba ya sólo dos agujas y un código establecido previamente y se convirtió en una herramienta para la regulación del tráfico ferroviario. Un año antes se comenzó a utilizar de forma privada.

Wheatstone y Cooke constituyeron en 1846 la Electric Telegraph Company que con otras empresas privadas explotaban el servicio telegráfico en Gran Bretaña. Hacia la mitad de la década de los 50, con unos 6500 km de líneas telegráficas en Inglaterra, la transmisión de información bursátil constituye la mitad de los telegramas enviados, la información comercial es el segundo uso mas frecuente con casi un tercio de los telegramas. La información al servicio del ferrocarril, que fue su uso inicial, se convierte en marginal.

En el año 1870 debido el descontento de los usurarios con los servicios prestados por las compañías telegráficas, en ese momento existían unas treinta compañías privadas, se aprueba en el parlamento inglés la nacionalización del telégrafo, que sólo afectó a las líneas nacionales. Los enlaces internacionales y las líneas submarinas seguirían explotados por empresas privadas.

El telégrafo de Morse

Samuel Morse, pintor y profesor de literatura y dibujo de la Universidad de Nueva York, que desde 1832, después de un viaje a Europa, se interesa por la utilización del electroimán como elemento activo de un telégrafo eléctrico, acabó contando con la ayuda de Alfred Vail, cuya destreza mecánica, les va a permitir construir en 1837 un aparato que materializaba su idea: utilizar un pulsador accionado a mano que permitiera el paso de una corriente eléctrica por un electroimán, que a su vez accione el movimiento de una pluma, que dejara una marca en una cinta de papel.

Samuel-Morse (1791-1872)

El registro permanente del mensaje como nueva contribución, su simplicidad, velocidad y bajo coste fueron las virtudes fundamentales de este telégrafo. Igualmente, destacable era el código utilizado, formado por combinaciones de puntos y rayas, correspondientes a impulsos eléctricos cortos y largos y donde se asignan los signos más sencillos a las letras del alfabeto más usadas.

Estación de telegrafía Morse, transmisor y receptor. 1862. Museo de Telecomunicaciones
Código Morse Internacional

El sistema de Morse fue presentado en Washington a representantes del Gobierno Federal en 1838. Pocos meses mas tarde, Morse viajó a Europa con la intención de patentar su sistema. Lo que consiguió en algunos países, pero no en Gran Bretaña, donde la patente de Wheatstone y Cooke se lo impidió. Morse tuvo que esperar a 1843 para obtener los treinta mil dólares necesarios para construir la primera línea de telegrafía eléctrica con su sistema. El enlace unía Washington con Baltimore. La línea experimental de cuarenta y tres millas de longitud fue inaugurada el 1º de enero de 1845, el primer mensaje no oficial fue enviado por Samuel Morse, desde Washington con el texto: <<What hath God wrought !>>.

El sistema telegráfico de Morse fue incorporando progresivas mejoras que contribuyeron a optimizar su funcionamiento. Alguna de esas innovaciones fue la sustitución del receptor inscriptor por un receptor sonoro, permitiendo así
incrementar la velocidad de transmisión, telegrafistas cualificados podían llegar a descifrar veinticinco palabras por minuto. Estos dispositivos fueron ampliamente utilizados en las comunicaciones radiotelegráficas.

Receptor acústico Morse, 1920
Esquema de telegrafía morse acústica

El crecimiento de la telegrafía en los Estados Unidos fue muy rápido. En 1850 hay 12.000 millas de líneas telegráficas, que unían a más de 450 ciudades. En 1856 se creó la Western Union Telegraph Company, como unificación de  empresas que actuaban en el ámbito local. Un importante éxito del telégrafo eléctrico en Estados Unidos se produce en 1861 con la línea transcontinental de 4.500 Km. que unía la costa Atlántica con el Pacífico.

El telégrafo eléctrico en otros países europeos

En Francia la telegrafía eléctrica tardó más tiempo en implantarse, quizás debido al grado de desarrollo de su telegrafía óptica. No es hasta la primavera 1844 cuando se finaliza la construcción de una línea experimental de telegrafía eléctrica entre París y Ruán. Al año siguiente se inicia la construcción de la línea París-Lille. La gestión de una red mixta, que utiliza telegrafía óptica y eléctrica aconseja a la Administración la creación de un equipo telegráfico de dos agujas que adopten las posiciones de los indicadores del sistema de Chappe. Este encargo lo materializan Antonie Breguet y Alphonse Foy.

Receptor telegráfico Foy-Breguet, 1844.
Museo de Telecomunicaciones

Un año más tarde, Antonie Breguet, presenta un aparato basado en el equipo de telegrafía óptica de aguja giratoria que utilizó Chappe en sus primeros experimentos en 1791. En el transmisor el sistema consta de un circulo, donde están grabadas las letras y cifras, sobre el que  gira  una manivela que selecciona el signo a transmitir. Por su parte, el receptor consta también de un circulo dividido en veintiséis partes, en las que están grabadas las letras del alfabeto, los números y otros signos de explotación del sistema. Una aguja indica el signo transmitido.

Equipos de estación de telegrafía Breguet

La telegrafía eléctrica en España

La primera línea de telegrafía eléctrica construida en España fue, como en Inglaterra, destinada al ferrocarril, aunque trece años más tarde, en el año 1852. Estaba constituida, por dos conductores de hierro galvanizado que enlazaban las estaciones terminales de Madrid y Aranjuez, siendo los equipos utilizados los del sistema Breguet. Ese mismo año se estableció otra línea telegráfica entre Bilbao y Portugalete, que se utilizaba para enviar mensajes de servicio para el puerto

Receptor telegráfico Breguet, 1845.
Museo de Telecomunicaciones

También en 1852, y cuando aún no se había finalizado la construcción de la red de telegrafía óptica, el Gobierno encargó a José M.ª Mathé, director de los Telégrafos ópticos, un estudio de los distintos sistemas de telegrafía eléctrica que se estaban implantando en otros países europeos. En el mes de octubre, Mathé presento una memoria al gobierno donde, propone la implantación gradual del sistema de Wheatstone y Cooke. En esas fechas se publicó un Real Decreto creando una Escuela para la reconversión de 24 torreros ópticos en electro-telegrafistas.

Entre 1853 y 1855 se construyó la línea Madrid-Irún de 613 km. El sistema elegido fue el de Wheatstone y Cooke de dos agujas y dos conductores. La falta de industrialización obligó a que, salvo la madera para los postes y los aisladores, el resto del material tuvo que importarse.

Telégrafo de dos agujas, 1844.
Science Museum Group Collection

En el decenio de 1853-1863, quedo construida una red básica de telegrafía eléctrica con estructura radial, que partiendo de Madrid enlazaba con todas las capitales de provincia y principales ciudades, incluidas las Baleares y Ceuta, no así, las Canarias y Melilla. En todas las líneas, se utilizó ya el sistema de Morse, muy extendido ya por toda Europa, sustituyendo los terminales Wheatstone de la línea Madrid-Irún en 1860.

Hasta final de siglo la red siguió extendiéndose hasta alcanzar una longitud de 32.494 km. y 1491 oficinas telegráficas. Al contrario que el telégrafo óptico, el telégrafo eléctrico fue concebido desde el principio como un servicio publico. 

Referencias
  • Del semáforo al satélite. 1965. Unión Internacional de Telecomunicaciones
  • Colección Histórico-Tecnológica de Telefónica. Coordinación Rafael Romero Frías. Fundación Arte y Tecnología.(Telefónica). Madrid, 1994
  • Pérez Yuste, Antonio. Francisco Salva´s. Electric Telegraph. Proceedings of the IEEE, Vol. 98, No. 11, nov. 2010. pp. 1974-1977
  • Romeo López. J. M., Romero Frías. R. El ferrocarril y el telégrafo. III Congreso de Historia Ferroviaria. Gijón, 2003
  • E. Montoriol. Aparatos e instalaciones de telegrafía, Salvat editores. Barcelona, 1929.
  • Romeo López. J. M., Museo de Telecomunicaciones. EUIT de Telecomunicación. Madrid, 2005

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