La invención del teléfono
La invención del teléfono, al igual que otras grandes innovaciones tecnológicas de la época, tuvo importantes polémicas y disputas legales. El primer desarrollo no fue, como se cree, de A. Graham Bell (aunque sí la primera patente), ni tampoco del inventor y fabricante Elisha Gray, que presento una solicitud de inscripción previa de su invento en la oficina de patentes de Estados Unidos, el mismo día (el 14 de febrero de 1876), pero con dos horas de diferencia, con respecto a la presentada por Bell.
El honor de la invención del teléfono es de Antonio Meucci, como reconoció el Congreso de los Estados Unidos en junio del año 2002 recogiendo que: A. Meucci transmitió por primera vez la voz humana en 1849, mediante un aparato llamado “teletrófono” y lo perfeccionó posteriormente en 1854 cuando su mujer quedo paralítica, llegando a instalar un enlace permanente entre su laboratorio en el sótano y la habitación de su esposa en el segundo piso. Por motivos económicos no pudo comercializar su invento y aunque registró una aviso de invención (“caveat” más económico que la patente) el 28 de diciembre de 1871, requería una renovación anual que no pudo prorrogar en 1874.