Después de la patente de Bell en febrero de 1876 y de la presentación de su teléfono en la exposición del Centenario en Filadelfia en el mes de julio del mismo año, aparecieron en España algunas noticias en prensa sobre el invento del teléfono y en el mes de abril de 1877 en su número 16, la Revista de Telégrafos publica en su sección técnica un extenso artículo sobre el “Teléfono Parlante de Bell”.
En el desarrollo de la telefonía en España podemos distinguir dos periodos, el primero desde la primera comunicación telefónica en territorio español en 1887 hasta 1924, en el que se suceden diferentes regulaciones que van cambiando entre la titularidad y desarrollo públicos y la explotación privada de la red, llevada a cabo por diferentes compañías, dando lugar a una pobre e ineficaz implantación del servicio telefónico. El segundo periodo se inicia con la creación de la Compañía Telefónica Nacional de España en 1924 y la asignación a la misma del servicio telefónico en régimen de monopolio, lo que dio lugar a partir de entonces a una racionalización en la implantación de la red y a un crecimiento considerable en el número de teléfonos instalados, y finaliza con la liberación de las telecomunicaciones en España y la finalización del monopolio de Telefónica en enero de 1998.
Desde sus inicios hasta 1924
La primera experiencia de una comunicación telefónica en territorio español se produjo en la Habana en octubre de 1877, entonces provincia española de ultramar, entre el cuartel de bomberos y el domicilio del industrial Sr. Muset. Un mes más tarde, personal de Cuerpo de Telégrafos instalan una línea de 723 metros de longitud en Mataró, conectando dos teléfonos enviados por Edison. En los meses siguientes se hicieron pruebas con éxito en Barcelona y conexiones de larga distancia con Gerona y en enero de 1978 en Madrid. Posterior a esos ensayos hay que destacar la instalación de una línea privada rural de 8 km de longitud, autorizada por el gobierno para D. Rodrigo Sánchez Arjona, entre su casa en Fregenal de la Sierra (Badajoz) y su finca de los Mimbres, que permitía comunicar dos teléfonos comprados en París.
La primera regulación de la telefonía en España se estableció mediante un Real Decreto de agosto de 1882, donde se instauraba que la titularidad de la red era pública pero con licencia de explotación privada durante 20 años, situación similar a la existente en la mayoría de los países. Esto dio lugar a un caos con la instalación de centenares de líneas por donde más fácil resultaba y sin consideraciones de futuras ampliaciones. Estos problemas, obligaron a la asignación del servicio telefónico al Cuerpo de Telégrafos mediante un nuevo Decreto de 11 de agosto de 1884. Esta consideración de red pública, pero con insuficientes recursos económicos y humanos, dio lugar a que el número de teléfonos instalados en año y medio fuera bajísimo, menor de 300, y con un total de 792 a principios de 1986. En ese año, una nueva legislación devuelve la explotación a las empresas privadas.
Posteriormente, en 1890 se promulgó una nueva regulación donde se establecía un sistema mixto, estatal y privado, de explotación y se definían las modalidades de las instalaciones, reservando la propiedad de las líneas interurbanas al estado. En 1908 se produce un nuevo reordenamiento, pero ninguno de estos reglamentos favoreció el desarrollo de la pobre e ineficaz red telefónica en España. A principios de los años 20, Telégrafos tuvo que hacerse cargo de las redes cuyas licencias iban caducando, o que eran incautadas por su falta de funcionamiento. En esos años había en España 85.000 teléfonos, siendo el país europeo, con excepción de Portugal, con menor número de teléfonos por habitante instalados. En 1894 se fundó en Barcelona la Compañía Peninsular de Teléfonos, que adquiere una importante expansión, absorbiendo a a pequeños y grandes concesionarios y que se va a hacer cargo de la explotación de la red interurbana y de casi un tercio de las centrales telefónicas existentes, iniciándose una racionalización y unificación del servicio telefónico, siendo en 1924 el núcleo de la Compañía Telefónica Nacional de España.
Desde 1924
El 19 de abril de 1924 se constituyó en Madrid la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) como sociedad anónima, con un capital social de un millón de pesetas y una importante participación de la compañía norteamericana ITT. El 25 de agosto de ese mismo año, el servicio telefónico se concedería, mediante Real Decreto, en régimen de monopolio a la CTNE.
El contrato entre el Estado y la Compañía Telefónica Nacional de España inauguró un nuevo periodo caracterizado por la unificación telefónica y la mejora del servicio en todos los ordenes. A partir de ese momento, se acometió una profunda renovación de las instalaciones, extendiendo el servicio a todos los lugares, a la vez que se automatizaban las centrales, proceso que finalizaría en 1930 en las capitales de provincia.
Un símbolo de la importancia que la CTNE iba a representar en el panorama empresarial español lo constituyo su edificio de la Gran Vía madrileña en cuyo interior se iba alojar una de las mayores centrales automáticas de España. La promulgación de la II Republica en el año 1931 supuso para la CTNE una serie de complicaciones al cuestionarse la legalidad del contrato firmado, ya que este se había suscrito sin subasta ni concurso previo. El contencioso quedo zanjado bajo el gobierno de Azaña.
En mayo de 1945 el Gobierno decidió que las acciones de la CTNE en manos de la ITT pasaran a ser propiedad del Estado, lo que supuso la nacionalización de la Compañía, materializada en la firma de un nuevo contrato por veinte años de duración. En el contrato se especificaba entre otros asuntos que el suministrador único de material sería Standard Eléctrica. En esos años se produjo un desarrollo espectacular del servicio telefónico en España, alcanzando en 1954 un millón de teléfonos instalados, cifra que en esas fechas solo tenían once países.
En 1966 cuando finalizo el contrato se constituyeron en España otras empresas suministradoras: Telettra Española en 1966; Cables de Comunicación en 1970 e Intelsa en 1971. En ese año se instala el teléfono cinco millones y España se convierte en un punto estratégico de enlace para las comunicaciones mediante cables submarinos y enlaces por satélite. En los años 80 se produce un elevado grado de penetración del teléfono en la sociedad española y en enero de 1988 entró en vigor la Ley de Ordenación de las Telecomunicaciones, que aunque suponía una cierta liberalización del mercado de telecomunicaciones, afectó muy poco a la telefonía, al firmarse un nuevo contrato para la prestación de ese servicio entre el Estado y Telefónica de España S.A., nueva denominación de la Compañía.
La ruptura del monopolio de telefonía móvil en julio de 1995, con la entrada en el mercado de Airtel, y la posterior liberalización de las telecomunicaciones en España el día 1 de enero de 1998, supusieron el final de la explotación monopolista del servicio telefónico en España.
Referencias
- Crónicas y testimonio de las telecomunicaciones españolas. Coordinador: Cesar Rico. Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación. 2006
- Telecomunicaciones y el nuevo mundo digital en España. La aportación de Standard Eléctrica. Ángel Calvo. Fundación Telefónica. Editorial Ariel. 2014
- Colección histórico -Tecnológica de Telefónica. Coordinación y texto: Rafael Romero Frías. Fundación Arte y Tecnología. Ediciones Siruela. 1994.
- Sobre la difusión del teléfono de Bell en sus Comienzos (1876-1877). Jesús Sánchez Miñana; Carlos Sánchez Ruiz. Actes d’història de la ciència i de la tècnica / Volum 4 / 2011, p. 33-53
- La telefonía en España antes de la Telefónica. Antonio Pérez Yuste. XVI Ciclo de conferencias: Humanidades, ingeniería y Arquitectura. 2011.
- Romeo López. J. M., Museo de Telecomunicaciones. EUIT de Telecomunicación. Madrid, 2005