La palabra “micrófono” está formada, a partir del griego, por el prefijo “mikros” (pequeño) y el sufijo “phono” (voz, sonido) y es un dispositivo que transforma las ondas sonoras en señales eléctricas. Es, pues, un transductor electroacústico que convierte las vibraciones debidas a las ondas de presión acústica, que viajan en el aire y entran en la cápsula del micrófono, en señales eléctricas que se transmiten por un cable conductor hasta un sistema de grabación que las registra, o hasta un altavoz que, tras amplificarlas, las emite, en ambos casos invirtiendo el proceso, esto es reconvirtiendo las señales eléctricas en sonoras.
Tras algunas versiones iniciales de micrófonos en los primeros fonógrafos y teléfonos hacia 1875, es en 1877 cuando el inventor y empresario norteamericano Thomas Alva Edison (1847-1931) obtiene la primera patente del micrófono de carbón, si bien el inventor germano-estadounidense Emile Berliner (1851-1929) y, sobre todo, el ingeniero estadounidense de origen británico David Edward Hughes (1831-1900), habrían trabajado en su desarrollo simultáneamente. En este tipo de micrófono, las ondas acústicas ejercen su presión sobre gránulos de carbón que actúan como un diafragma al ejercer una resistencia variable al paso de la corriente eléctrica.
Ya en 1916, los Laboratorios Bell estadounidenses (nacidos, como tal en 1925, pero con orígenes en 1881) desarrollan el micrófono de condensador en el que la cápsula contiene dos placas metálicas aisladas entre sí de modo que, al variar la distancia entre ambas como consecuencia de la presión del sonido, varía su capacidad eléctrica y, con ello, su diferencia de potencial, generándose una señal eléctrica que se transmite por el cable.
Después, en 1923-1933 vendrían los micrófonos dinámicos (magneto-dinámicos), basados en la fuerza electromotriz inducida, en los que, bajo la presión acústica, una membrana mueve una bobina en el seno de un imán, produciéndose una corriente eléctrica.
En la actualidad y desde 1991, hay, además, micrófonos de fibra óptica en los que las ondas sonoras llegan al diafragma forzándolo a que vibre, lo que provoca cambios en la luz reflejada que un láser envía sobre dicho diafragma reflector y que se envían hacia un fotodetector.
El dispositivo del museo, perteneciente a los servicios de medios audiovisuales de la Escuela, es de hierro gris marrón metalizado, con una base de 6,5 cm x 4,5 cm (que incluye una pequeña plaquita metálica espejada) y una altura de 8,0 cm. Tiene un cable eléctrico de 1 m de largo que acaba en un conector de audio analógico tipo jack.
El micrófono pertenece al modelo MI – 12014 – A, y es de reluctancia controlada, una innovación introducida durante la II Guerra Mundial que sustituyó la bobina móvil (o dinámica) por otra fija (o estacionaria), ahorrando energía y coste. Este modelo es de tipo electromagnético, cuyo funcionamiento se basa en las variaciones de reluctancia de un circuito magnético: la reluctancia es la resistencia u oposición que un circuito opone al paso de flujo magnético a su través, de modo que, en este tipo de micrófono, las variaciones de presión sonora se traducen en cambios de flujo magnético sobre un circuito inmerso en un imán, con lo que se induce una fuerza electromotriz en él, dando lugar a la señal eléctrica que, ya en el altavoz, invierte su proceso para volver a convertirse en señal sonora.
Este micrófono fue fabricado, hacia 1955, por la empresa RCA en Camden, New Jersey (EEUU). La Radio Corporation of America (RCA) había sido fundada en 1919 bajo la dirección del empresario y pionero de la radio comercial David Sarnoff (1891-1971), estadounidense de origen bieloruso. La RCA popularizó la radio en los años 1920s, desarrolló la televisión en los 1930s, creó los estándares de la televisión en color en los 1950s y revolucionó los ordenadores en los 1960s. Subsistió como tal hasta su adquisición por la General Electric en 1986. La RCA, que también creó en los años 1940s el famoso conector que lleva su nombre para los modernos sistemas de audio y vídeo, tiene aún gran prestigio, especialmente en los Estados Unidos de América, donde aún existen algunas divisiones de la antigua RCA y que fabrican televisiones, tablets, teléfonos móviles y otros equipos electrónicos. La famosa discográfica actual norteamericana Sony Music (procedente, a su vez, de la empresa japonesa Sony de 1946), tiene sus raíces en una empresa americana, la Columbia Phonograph Company, fundada en su origen nada menos que en 1887, y tras distintas fusiones, llegó a adquirir varios derechos de la propia RCA.
Catalogación, documentación, texto y fotografía: Prof. A. Vitores (2021)
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