Un sistema de vasos comunicantes consiste en un conjunto de recipientes comunicados entre sí de modo que, cuando se introduce un líquido en uno de ellos, éste alcanza finalmente el mismo nivel o altura en todos los demás, independientemente de la forma y tamaño de los mismos.
Aunque este hecho ya fue descrito por los ingenieros griegos Ctesibio, Filón de Bizancio y Arquímedes en el s. III a.C., siendo aprovechado en las instalaciones hidráulicas de la antigua Roma, su fundamento científico se estableció en 1586 con el teorema fundamental de la estática de fluidos, del ingeniero y matemático belga Simon Stevin (1548-1620). Dicho teorema expresa que la diferencia de presiones entre dos puntos de un fluido en equilibrio depende de la distancia en vertical entre ambos, con lo que entre dos puntos a igual altura o profundidad no hay diferencia de presión que obligue al líquido a moverse. Consecuencia de ello es la conocida como paradoja hidrostática, del propio Stevin, según la cual dos puntos a igual profundidad en dos recipientes conectados tienen la misma presión, aunque uno de ellos no tenga columna de agua vertical debajo por estar apoyado en una pared inclinada.
El equipo de la colección costa de dos vasos de vidrio graduados, conectados entre sí por su base, ambos de 40 cm de altura, uno de 1 cm de diámetro y el otro de 2 cm, estando dividida cada escala, grabada en negro sobre la madera, en marcas de 0,5 cm. El aparato está montado sobre una base y un tablero vertical, ambos en madera, siendo sus dimensiones de 23,5 cm x 18,0 cm x 49,3 cm.
El aparato, perteneciente al Laboratorio de Física de la Escuela, fue fabricado, según aparece grabado en negro sobre el panel frontal de madera, en la empresa francesa “Fontaine, 18 rue Monsieur le Prince, Paris”, probablemente hacia 1900. Maison Fontaine fue una famosa fábrica parisina de productos químicos cuyos orígenes se remontan a varios comerciantes en 1820, si bien como casa independiente empezaría a funcionar en 1860 con Aristide-Pierre Fontaine (1814-1884). Tal fue la fama de éste que, en 1863, sería nombrado Caballero de la Legión de Honor, si bien, en 1869, una explosión de picrato de potasio en su almacén de productos químicos, en la que perdió un hijo y murieron varias personas, le hizo afrontar un juicio del que salió sin condena, aunque propició que se revisaran las normas para manipular y conservar explosivos. Más tarde, sería sucedido por Georges Fontaine, con quien la empresa alcanzaría gran fama con el diseño de numerosos instrumentos científicos, especialmente de física y química, siendo muy conocidos sus catálogos de instrumentos desde 1884 hasta 1905.
Catalogación, documentación, texto y fotografía: Prof. A. Vitores (2021)
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