Una centrifugadora (o centrífuga) es un aparato que pone en rotación una muestra para separar los sólidos suspendidos en un líquido o para separar líquidos de diferentes densidades.
El uso de las centrifugadoras en los laboratorios de química podría haber sido introducido a mediados del siglo XIX por el químico alemán Lambert Freiherr von Babo (1818-1899). Las primeras centrifugadoras eran mecánicas y se giraban mediante una manivela. Ya en 1924, el químico sueco Theodor Svedberg (Nobel de Química 1926) potencia el uso de las ultracentrifugadoras, que alcanzan velocidades de giro de 10000 rpm (hoy ya alcanzan las 150000 rpm).
Esta centrifugadora de sobremesa, de forma troncocónica, en metal verde, tiene un diámetro en la base de 24 cm y una altura de 20 cm, con una carcasa de acero que recubre el motor con los cuatro rotores, de ángulo fijo, que sirven para alojar cuatro tubos de ensayo, protegidos mediante una tapa de seguridad en una zona de aluminio.
El aparato funcionaba conectándolo a la red a 125 V, tenía fusible de protección y su mando selector regulable permitía velocidades de giro desde 750 rpm hasta 5000 rpm.
La centrifugadora, probablemente de hacia 1960, fue usada en los Laboratorios de Química de la Escuela y su fabricante es Emas, siendo probablemente distribuida a nuestro Centro por la famosa empresa madrileña de material de laboratorios PACISA, situada en la Ronda de Atocha, muy cerca de nuestra Escuela.
Catalogación, documentación, texto y fotografía: Prof. A. Vitores (2021)
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