La economía circular en el sector agroalimentario. Sistemas agroecológicos.
El sector agroalimentario es uno de los pilares de la sociedad de consumo actual. Por medio del uso intensivo de recursos, se ha establecido un modelo económico de producción que busca maximizar a corto plazo la obtención del producto deseado. Este modelo no promueve una conciencia social sobre cuestiones fundamentales como el agotamiento de los recursos naturales, la pérdida de biodiversidad, la deforestación o las elevadas emisiones de gases de efecto invernadero.
El reto al que se debe hacer frente es la satisfacción de las necesidades alimentarias de la sociedad mediante un modelo de producción sostenible, en el buen y amplio sentido de la palabra: social, medioambiental y económicamente. La pregunta ahora es: ¿cómo podemos optimizar esta función multivariable? La respuesta no es fácil. Sin embargo, se puede abordar mediante la aplicación de la economía circular, una herramienta ideal para resolver este desafío. La economía circular propone un cambio de paradigma en el sistema. Se trata de “cerrar el círculo” de producción, aprovechando los excedentes como nuevas materias primas y fomentando la sinergia entre las diferentes partes del sistema.
Dentro de las áreas prioritarias de actuación del Plan de acción de la UE para la economía circular (2015), están el desperdicio alimentario y los productos con base biológica, ambas muy relacionadas con el sector que se trata. Un dato sorprendente es que cerca de un tercio de los alimentos que se producen anualmente se desperdicia o se pierde, y esto supone un coste medioambiental de 3,5 Gt de emisiones de CO2 anuales, según el informe Food Wastage Footprint de la FAO (2014). Sin olvidar el coste en recursos como el agua, la energía o el terreno. Por tanto, resulta imperativo tomar medidas a este respecto. El papel de la economía circular es clave en la gestión de recursos naturales para la agricultura, respetando su ciclo de regeneración e incentivando la valorización de subproductos. A su vez, la relación entre empresas, productores y consumidores es importante para la implantación de un sistema justo y comprometido en el plano social y medioambiental.
Una de las iniciativas que ha surgido en torno a esta cuestión es el desarrollo de sistemas agroecológicos. En ellos se impulsa el reciclaje de nutrientes, biomasa y agua en la producción, asegurando su eficiencia y fomentando una economía colaborativa. Por ejemplo, los sistemas agroforestales que incluyen árboles de raíces profundas para la captura de nutrientes, o los sistemas agropecuarios que reciclan materia orgánica. Además, como medida de eficiencia, se ha demostrado que los sistemas agroecológicos presentan muchas veces una relación equivalente de tierra (LER) más alta.
Un proyecto europeo que merece la pena citar es Agrocycle, presentado dentro del programa marco Horizonte 2020. Se trata de un excelente ejemplo de aplicación de la economía circular en el sector agroalimentario. En la siguiente imagen se observan los ciclos de circularidad que se pueden aplicar en cada etapa del proceso de producción.
A nivel empresarial, otro ejemplo de aplicación de la economía circular es Grefusa que, por un lado, aprovecha sus residuos orgánicos para obtener pienso para animales, utiliza el aceite usado para producir biodiésel y el calor residual de los hornos para calentar agua. Además, el 95% de sus envases son reciclados y de proveedores locales (Fuente: Guía de Economía Circular en el Sector Agroalimentario, elaborada por El Laboratorio de Ecoinnovación, un proyecto de la Fundación Fórum Ambiental y de la Obra Social” la Caixa” y con la colaboración de ACCIO).
La reestructuración del sector agroalimentario en concordancia con los principios de la economía circular puede ayudar a paliar el problema de desperdicio de alimentos, aumentar la eficiencia en el uso de recursos y fomentar el crecimiento de los mercados locales. Además de aumentar la cadena de valor de los productos. Pero no debemos olvidar que estos objetivos pasan por la creación de una conciencia social sólida alrededor de la economía circular, con el apoyo de las medidas institucionales correspondientes.
Autora del post: Isabel Pascual García
Estudiante del Máster en Ingeniería Química de la ETSI Industriales de la UPM
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