Más información sobre el proyecto “Criterios científicos vs Desinformación: Evaluación crítica de los mensajes en economía circular”

INTRODUCCIÓN

En 2015, la Comisión Europea adoptó un plan de acción para contribuir a acelerar la transición de Europa hacia una economía circular, impulsar la competitividad mundial, promover el crecimiento económico sostenible y generar nuevos puestos de trabajo.

Dicho plan introduce 54 medidas destinadas a “cerrar el círculo” del ciclo de vida de los productos: de la producción y el consumo a la gestión de residuos y el mercado de materias primas secundarias.

Junto a ello, señala cinco sectores prioritarios en la aceleración de dicha transición (plásticos, residuos alimentarios, materias primas críticas, construcción y demolición, biomasa y biomateriales).

Ese mismo año, los líderes mundiales a través de la ONU, lanzan la Agenda 2030: un conjunto de 17 objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada uno de los objetivos se plasma en acciones específicas que deberán ser alcanzadas en un período de 15 años.

Al mismo tiempo, la industria se hace eco no sólo de las nuevas estrategias y tendencias globales destinadas a lograr una prosperidad compartida en un contexto de sostenibilidad basada en la circularidad, sino de las crecientes demandas en ese sentido por parte de la población. De esta forma, empresas con larga trayectoria tratan de adaptar sus rutinas y su trayectoria en este sentido, mientras que miles de start-ups se definen como promotoras de alguna forma de innovación social, y crece la importancia de la llamada “inversión de impacto”.

Según la III Encuesta de Percepción Social de la Innovación en la Sociedad Española, el grado de conocimiento de la idea de economía circular se ha multiplicado por 3 entre 2017 y 2019. Sin embargo, dicho concepto sigue siendo desconocido para un 68% de la población española.

Por otro lado, el papel de la aplicación práctica de los conocimientos científicos no parece generar suficiente confianza en los cambios propuestos. A modo de ejemplo, es posible señalar que un 37% de los ciudadanos considera que la tecnología no contribuirá a la reducción de la brecha laboral de género y la conciliación con la vida personal, y que un 55% considera que la innovación tecnológica aumenta la desigualdad social.

Ante el cambio de paradigma hacia una economía sostenible basada en la circularidad y con impacto societal positivo, muchas de las iniciativas en este sentido pueden generar confusión acerca de su verdadera capacidad de cambio. En el proceso de adaptación hacia la Agenda 2030, el empeño generalizado por visibilizar mejoras en el propósito de las organizaciones, especialmente en términos de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), genera con bastante frecuencia situaciones de “impacto falseado”.

Las campañas de comunicación se confunden comúnmente con la necesidad de defender cambios profundos basados en criterios científicos. El verdadero alcance de los propósitos medioambientales y sociales no queda siempre claro al verse simplificado por lemas, expresiones y discursos que no revelan de manera fehaciente las consecuencias de dichos esfuerzos, entendidas desde una perspectiva integral y basadas en criterios científicos. Así, el mercado de productos y servicios está inundado de conceptos no necesariamente regulados, etiquetados con una amplia utilización de adjetivos prometedores: “respetuoso con el medio ambiente”, “infinitamente reciclable”, “ecológico”, “orgánico”, “ético”, “más sostenible”, “biodegradable”, “libre de plásticos”, “producido en condiciones de comercio justo”, “bajo en emisiones”, etc.

Esta situación genera la necesidad de diferenciar las iniciativas cuyo componente principal sea el marketing, de aquellas cuyo componente principal sea la innovación responsable. Al “maquillaje ético”, el falso intento de pretender ser socialmente consciente y el uso de campañas engañosas que supuestamente defienden la persecución de objetivos inspirados en la sostenibilidad y la responsabilidad, se le conoce comúnmente como purpose washing (blanqueo de propósito) y en el caso concreto de la sostenibilidad, como green washing (ecoblanqueo, lavado verde o lavado de imagen verde).  

Los Estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad (conocidos como STS por sus siglas en inglés) surgen desde la mitad del s. XX para tratar de analizar y comprender, desde la interdisciplinariedad, la compleja interacción bidireccional entre el desarrollo tecnológico y factores societales (sociedad, política, cultura). Desde este campo de estudios surgen varias perspectivas críticas con el determinismo tecnológico y el modelo lineal, que reclaman el papel de la sociedad como factor clave en el desarrollo de las tecnologías y están relacionadas con el enfoque de “modelado social” de las tecnologías o SST (Social Shaping of Technology).

El enfoque SST investiga la forma en la que los factores institucionales, culturales y económicos influyen en la dirección de la innovación, las formas de tecnología que se desarrollan y en los resultados del cambio tecnológico (Williams & Edge 1996:870). Según N. K. Baym (2015:51-52), la tecnología genera un impacto significativo en la sociedad a través de logros, límites, precondiciones y consecuencias no previstas.

Al mismo tiempo, la sociedad afectaría a la tecnología mediante la economía, la política y la cultura. Es precisamente en el legado del enfoque SST dónde encontramos algunos conceptos clave como el de “elección” (choice), que no hace referencia necesariamente a decisiones conscientes de quienes diseñan nuevos productos y servicios, sino que está vinculado también a procesos sociales relacionados con el hecho de que ciertos problemas sean percibidos como tales (y por tanto identificados y elegidos como problemas que han de ser solucionados), y con la elección de soluciones que se definen como realizables, óptimas o deseables. La solución tecnológica a problemas e inquietudes sociales puede adoptar diferentes formas, y la elección de cuál de ellas es adoptada obedece a factores sociales, es decir, es un proceso social. Estas decisiones afectan tanto al diseño de artefactos individuales y sistemas, como a la dirección o trayectoria de los programas de innovación (Williams & Edge, 1996:866).

Muchos de los grandes frenos hacia una innovación social están relacionados con cuestiones societales. Desde prenociones erróneas sobre la infalibilidad científico-técnica hasta la homogeneidad de la composición de equipos de I+D+i. Al promover una evaluación crítica de la ciencia y la innovación, y al resaltar la necesidad de mayores niveles de participación, inclusión y co-creación en las decisiones relacionadas con éstas, se está haciendo un llamamiento a la necesidad de incrementar la diversidad sociodemográfica en dichos equipos, y de despertar vocaciones científicas en aquellas personas que representan realidades diferentes a las dominantes, además de reconducir la agenda científico-técnica hacia opciones responsables.

OBJETIVOS DEL PROYECTO

El principal objetivo del proyecto es el de evaluar críticamente y con una base científica aquellas iniciativas que aseguran perseguir mejoras en términos medioambientales o societales. Esta meta está acompañada de una serie de objetivos adicionales:

• Objetivo 1. Generar recursos para conocer los criterios científicos y marcos de conocimiento que garantizan unos niveles significativos de compromiso hacia una innovación social y sostenible.

• Objetivo 2. Contribuir a la comprensión de las prioridades según los principios de Economía Circular y las posibilidades de generación de opciones y decisiones con propósito social y medioambiental.

• Objetivo 3. Poner en valor la ciencia, la tecnología y la innovación, concebidas desde una óptica de la responsabilidad, como vías para la resolución de problemas sociales y medioambientales presentes y futuros.

• Objetivo 4. Evitar la manipulación de conceptos, basados originalmente en criterios científicos, y utilizados para la falsa atribución de valores y de un impacto positivo no garantizados (purpose washing y green washing).

• Objetivo 5. Ayudar a conocer el grado de alineación de las promesas de propósito y la experiencia real de impacto.

• Objetivo 6. Dar a conocer recursos, criterios y certificaciones fiables según un criterio científico, y contribuir a su comprensión y evaluación.

• Objetivo 7. Promover el diseño ético y el diseño con valores, basados en criterios científicos, y contribuir a la generación de políticas públicas basadas en criterios científicos y destinadas a redireccionar el desarrollo económico y la innovación bajo una perspectiva de propósito medioambiental y social.

• Objetivo 8. Contribuir al desarrollo de las competencias personales, sociales y cívicas, con un especial foco en la reflexión y el pensamiento críticos.

Acceda a: Marco de conocimiento.

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