La ciudad de San Salvador es la ciudad iberoamericana más frecuentemente dañada por terremotos. A raíz del terremoto de 1986, que causó más de 1.500 muertes, se aprobó un proyecto de Cooperación Científica Internacional en la que participaban diversos centros de todo el mundo. En base a estos antecedentes de colaboración, después del terremoto del 13 de enero de 2001 la UCA solicitó la cooperación de varias universidades y organismos españoles, formando un equipo interdisciplinar de investigadores dentro de los campos de la geotecnia, la peligrosidad sísmica, la sismotectónica y la instrumentación sísmica.
Los objetivos de dicho grupo consistían en reconocer los deslizamientos de tierra más importantes para evaluar los posibles efectos destructivos de las estaciones lluviosas, evaluar los daños producidos a estructuras y viviendas para futuros análisis de peligrosidad sísmica, calibrar y asegurar el funcionamiento de los diez acelerógrafos instalados en torno a la ciudad de San Salvador y establecer las bases en torno a una colaboración científica y técnica estable.
Durante la ejecución del proyecto se evaluaron los daños en diversas regiones del país, empezando por las poblaciones al sur del lago Ilopango a petición del Ministerio de Medio Ambiente. Además, se analizaron los tipos de deslizamientos producidos en varias cadenas montañosas atendiendo a su geomorfología.

Para el estudio de las diez estaciones de las que consta la red de acelerógrafos de El Salvador, se examinaron las anomalías obtenidas en dos de ellas, la Libertad y San Vicente. El proceso de calibración se realizó simulando pulsos de aceleración conocida y comprobando la respuesta instrumental, de manera que pudieran establecerse los parámetros para conocer la función de transferencia.