Etnobiología: plantas, animales y cultura

LA ADORMIDERA Y LOS MONSTRUOS. MARY SHELLEY, JOHN POLIDORI Y EL LÁUDANO

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Diez de abril de 1815. En la isla indonesia de Sumbawa el volcán Tambora entra violentamente en erupción arrojando a la atmósfera tal cantidad de polvo, cenizas y gases venenosos que el sol queda parcialmente nublado. Debido a esto, en el hemisferio norte del planeta se produce un cambio climático que sería el responsable de que 1816 sea hoy recordado como el año sin verano. Y también, de que Europa y Norteamérica se vieran azotadas por una hambruna que mató a miles de personas.

Fue precisamente en ese momento de oscuridad, clave en la historia del romanticismo, cuando el poeta británico Lord Byron tuvo que dejar definitivamente su país debido a sus últimos escándalos. Pero no lo hizo solo sino junto con su médico, el Dr. Polidori. Un joven erudito aspirante a escritor.

Tras viajar durante varios meses por el continente europeo, Byron llegaría a Suiza a principios del verano de 1816. Una vez allí alquilaría un palacete a orillas del lago Lemán con idea de pasar una temporada: la hoy legendaria Villa Diodati.

Vista de Villa Diodati según grabado anónimo de 1850. Fuente: Amsterdam Museum.

No mucho después de instalarse en su nueva casa, Byron recibiría la visita de Percy Shelley y su jovencísima amante, Mary. Culta e intelectualmente precoz, la hoy conocida como Mary Shelley se fugó a los diecisiete años con el poeta y ensayista debido al rechazo que suscitaba su relación con este, pues Shelley era un hombre casado y padre de familia.

Por culpa del mal tiempo, Byron y sus compañeros no pudieron disfrutar de las actividades al aire libre durante días. Días en los que el grupo de bohemios permaneció recluido en Villa Diodati, dedicándose a leer y conversar sobre temas filosóficos y científicos. Especialmente sobre la por entonces de moda teoría del galvanismo y, más concretamente, sobre si era posible devolver la vida mediante la electricidad.

Una noche tormentosa en la que los miembros del Círculo Diodati leían en voz alta cuentos de fantasmas, Byron propuso un reto a sus camaradas: que cada uno de ellos escribiera una historia de terror. Cosa que estos, predispuestos como estaban por lo lúgubre de la velada y el alcohol y el láudano que habían escanciado a placer, aceptaron.

Adormidera (Papaver somniferum L., Papaveraceae). Fuente: gallica.bnf.fr / BnF. Sus frutos producen el opio, la base del láudano. Una solución alcohólica, en principio medicinal, que debido a sus propiedades narcóticas hacía que aquel que la ingería en dosis superiores a las recomendadas viviera ‘una especie de sueño contemplativo’1. De ahí que, pese a su toxicidad y carácter adictivo, fuera muy consumida por los artistas y bohemios del pasado.

Olvidados por sus musas, ni Shelley ni Byron lograron acabar relato alguno. No así Mary y Polidori quienes, animados por el poeta, comenzarían respectivamente Frankenstein (1818) y El vampiro (1819). Dos obras consideradas de culto por los amantes de la literatura de terror.

Parece ser que Miss Shelley concibió a su monstruo inspirada por las discusiones que mantuvo con Byron y su esposo sobre:

‘ . . . la naturaleza del principio vital, y la posibilidad de que se llegase a descubrir tal principio y conferirlo a la materia inerte’2.

Pero también y, sobre todo, a un inquietante sueño que tuvo una noche y que describió así:

‘Vi –con los ojos cerrados, pero con aguda visión mental-, vi al pálido estudiante de artes impías, de rodillas junto al ser que había ensamblado. Vi al horrendo fantasma de un hombre tendido, y luego, por obra de algún ingenio poderoso, le vi manifestar signos de vida, y agitarse con movimiento torpe y semivital’3.

En cuanto a Polidori, parece ser que concibió a Lord Ruthven, su vampiro, teniendo en mente a Byron. Un hombre atractivo e irresistiblemente seductor, pero también cínico y amoral, que gozaba inmensamente cuando mortificaba a su pobre e hipersensible médico. Quien, por cierto, tuvo que soportar que su pequeña joya fuera atribuida por muchos al sádico de su jefe.

Izquierda: Mary Shelley (Richard Rothwell, c. 1831-1840); NPG 1235. © National Portrait Gallery, London. Derecha: Victor Frankenstein observa los primeros movimientos de su criatura (Theodor von Holst, 1831). Fuente: Wellcome Collection.

John William Polidori (F.G. Gainsford, c. 1816); NPG 991. © National Portrait Gallery, London.

Bibliografía

Polidori, J.W. (1819). The Vampyre; A Tale. Sherwood, Neely, and Jones. London.

Rivera, D. & C. Obón (1991). La guía de INCAFO de las plantas útiles y venenosas de la Península Ibérica y Baleares (excluidas medicinales). Guías verdes de INCAFO 7. INCAFO. Madrid.

Shelley, M. (1818). Frankenstein; or, The modern Prometheus. Three volumes. Lackington, Hughes, Harding, Mavor, & Jones. London

Shelley, M. (2015). Frankenstein. Nórdica Libros. Madrid.

  1. Rivera & Obón (1991: 277). ↩︎
  2. Shelley (2015). ↩︎
  3. Shelley (2015). ↩︎

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