Etnobiología: plantas, animales y cultura

7 de febrero de 2024
por Beatriz Álvarez Arias
Sin comentarios

LA ‘GASA DE LOS DIOSES’, UN PAPEL DIVINO

Aunque a lo largo de la historia se han utilizado muchos soportes de escritura, en la actualidad hay uno que se ha impuesto a los demás: el papel. Un producto de origen chino en cuya fabricación se han usado como materias primas desde trapos hasta plantas, siendo esto último lo que sucede en el caso del papel de médula.

Mal llamado papel de arroz por los occidentales, el papel de médula no procede de este cereal sino de Tetrapanax papyrifer (Hook.) K.Koch., un arbusto perenne originario del sur de China y norte de Taiwán que vive en zonas cálidas, húmedas y de escasa altitud. Perteneciente a la familia botánica de las araliáceas, esta planta es conocida comúnmente como tung-tsao (literalmente, ‘planta hueca’), tongcao, toong-tsao, tongtuomu o bok-shung.

Litografía que muestra el tongcao. Fuente: BHL.

Parece ser que la primera mención al papel de médula data de la Dinastía Tsin (265-420 d.C). Sin embargo, se cree que su producción en masa no empezó hasta aproximadamente mil cien años después. En cualquier caso, eran los aborígenes los que se encargaban de recoger el tongcao cuando todavía era joven. Esta operación podía llevarse a cabo en cualquier época del año y suponía una importante fuente de ingresos para los recolectores, que vendían sus cosechas a los fabricantes de papel.

Una vez en las fábricas, los tallos y ramas más gruesos se limpiaban de las hojas y ramas de menor tamaño, cortándose después en pequeños fragmentos que se ponían a remojo en agua. Así se facilitaba la extracción de la médula. Es decir, de la masa esponjosa y blancuzca que forma un cilindro en la parte central del tongcao y que, una vez sacada, se secaba al sol para evitar que amarilleara.

Muestras de médula. Autor: gibbyli. Fuente: Useful Tropical Plants

El siguiente paso en la elaboración del papel de médula era el corte. Este se realizaba colocando el cilindro sobre una superficie dura y haciéndolo girar a mano y a lo largo contra la hoja fina y bien afilada de un cuchillo especial. De esta forma se obtenía una lámina delgada y continua de un material que, antes de ser utilizado, se prensaba y recortaba (para darle el tamaño deseado) y que no puede llamarse papel en sentido estricto. Lo cual se debe a que, como hemos explicado, no procedía de pastas de fibras vegetales maceradas.

Ilustración que representa a un hombre cortando médula. Fuente: BHL.

El papel de médula se ha usado para hacer flores ornamentales y apósitos, para rellenar almohadones o, colocado en el fondo de los ataúdes, para absorber los fluidos producidos durante el proceso de descomposición. Pero también, como soporte para cierto tipo de pinturas que, debido a su interés documental, merecen ser tratadas aparte.

A principios del s. XIX Cantón era el único puerto chino abierto a los viajeros y comerciantes europeos y estadounidenses. Estos, cada vez más numerosos, empezaron a demandar pequeños souvenirs fácilmente transportables y baratos que, a modo de postales o fotografías, les permitieran mostrar en sus casas lo que se habían encontrado. Fue así como se pusieron de moda las pinturas sobre médula. Encantadores cuadritos elaborados ex profeso para la exportación, que tenían por soporte un producto local muy abundante.

Las pinturas sobre médula podían ejecutarse con acuarelas o gouaches (témperas)1, aunque empleando siempre la misma técnica. Esta consistía en aplicar los pigmentos con pinceles, combinando pinceladas ligeras con otras más densas, hasta conseguir los efectos de transparencia, opacidad y relieve que caracterizan estas representaciones. Efectos a los que no eran ajenas las características de su soporte, pues la superficie de este material es marfileña, translúcida y aterciopelada. Por otro lado, como estos cuadros se hacían en serie (de ahí el parecido que se observa entre algunos de ellos), solía recurrirse a plantillas o a la xilografía para trazar los contornos de las figuras que luego se coloreaban.

Detalles de pinturas al gouache en las que se aprecia el uso del blanco de plomo. Fuente: BNE.

Las pinturas para exportación procedían de talleres o estudios donde cada artesano se especializaba en una de las fases de su proceso de producción2. Algunos de estos talleres fueron dirigidos por reputados artistas. Tales son los casos de Tingqua (1809-1870), famoso por sus retratos y naturalezas muertas, y Sunqua, conocido por sus barcos y escenas portuarias y contemporáneo del anterior (ambos desarrollaron su actividad entre 1830 y 1870). En cuanto a Youqua, este fue muy apreciado por sus paisajes, bodegones y vistas de puertos, tuvo estudios en Cantón y Hong Kong y se mantuvo activo entre 1840 y 1870.

El estudio de Tingqua. Artista y año desconocidos. Fuente: Nature.

Fábricas en Cantón. Youqua, año desconocido. Fuente: The Fitzwilliam Museum.

Las pinturas sobre médula se vendían montadas en álbumes encuadernados en seda. En ellos, las láminas se pegaban a las páginas por las esquinas para después ser ribeteadas con una cinta de papel o seda de color. Normalmente, cada uno de estos libros estaba dedicado a un solo tema. Por ejemplo, a escenas de la vida cotidiana (actividades comerciales; escenas portuarias, ceremoniales y cortesanas; festividades; representaciones teatrales; torturas) o de tipo naturalístico (con aves, insectos o flores).

El mercado de las pinturas para exportación tuvo su auge entre 1820-1860, siendo las postales y fotografías las responsables de su declive. Aun así, estas representaciones no desaparecerían hasta la proclamación de la República Popular China (1949), época en la que todavía se producían en Pekín, Shanghái y Hong Kong.

En la actualidad hay un creciente interés por las pinturas sobre médula. Tanto en Europa, Estados Unidos y Australia, lugares donde se encuentran las mayores colecciones de ellas, como en China. País del que son originarias pero que, paradójicamente, las ha despreciado durante mucho tiempo al no considerarlas auténticas manifestaciones de su tradición artística. De ahí que sus museos y bibliotecas hayan tardado en enfrentarse a los retos que supone la conservación de este tipo de obras. Por un lado, porque con el paso de los años se decoloran. Y por el otro, porque pese a su hidrofilia tienden a la deshidratación y pérdida de flexibilidad, con lo que son muy frágiles.

Aunque, como ya hemos indicado, las pinturas sobre médula dejaron de producirse a finales de los años cuarenta, su soporte siguió fabricándose en grandes cantidades hasta los sesenta. Fue entonces cuando, al ser gradualmente reemplazado por el plástico y el papel de pulpa de madera, estuvo a punto de desaparecer. Lo cual hubiera sucedido de no haber sido por las recientes iniciativas, tanto populares como académicas, cuyo objetivo es recuperar el arte de la fabricación de un material que por su belleza ha sido conocido como Poo-le-cho (‘gasa de los dioses’).

Bibliografía

Álvarez, B.T. (2022). La ‘gasa de los dioses’, un papel divino. Ecos de Asia.

Crespo, L. (2019). Conservación de pinturas chinas ‘a la aguada’ o ‘gouache’ del Departamento de Bellas Artes y Cartografía. Origen de las pinturas chinas ‘a la aguada’ para exportaciónEl blog de la BNE.

DeCesare, L. (2011). The pith paper collections of Harvard University Botany LibrariesThe Botanical Artist 2(17): 13.

Hooker, W.J. (1850). Chinese rice paperHooker’s journal of botany and Kew Garden miscellany 2: 250-253.

Hooker, W.J. (1852). On the Chinese rice paperHooker’s journal of botany and Kew Garden miscellany 4: 50-54.

National Library of Australia (2017). The Chinese pith painting collection at the National Library of Australia: an annotated guide. National Library of Australia. Canberra.

Nesbitt, M., R. Prosser & I. Williams (2010). Rice paper-‘Tetrapanax papyrifer’: the Gauze of the Gods and its productsCurtis’s Botanical Magazine 1(27): 71-92.

Yaron, E (2020). The many versions of the painting of Tingqua’s studio: painting copying and originality in nineteenth-century CantonHumanities and Social Sciences Communications 7.

Yi-Chun, C. & S. Hsiao (2018). Pith paper studio opens in HsinchuTaipei Times: 4

  1. Los gouaches se diferencian de las acuarelas, que también son pinturas al agua, en que en su composición se incluyen aguagoma, pura o mezclada con melaza o miel, y pigmentos blancos. De ahí que sus colores sean más vivos. ↩︎
  2. Este tipo de representaciones rara vez se firmaban. Como mucho se marcaban con el sello del taller donde se produjeron. ↩︎

2 de febrero de 2024
por Beatriz Álvarez Arias
Sin comentarios

BOTÁNICA EFÍMERA. LAS PLANTAS EN LOS RECORDATORIOS DE BAUTIZO Y PRIMERA COMUNIÓN DE LA BIBLIOTECA DIGITAL HISPÁNICA (BDH)

Plural de ephemeron (del griego clásico epi = sobre, alrededor y hemera = día), la palabra ephemera1  se aplica a aquello que dura un corto espacio de tiempo. Por ejemplo, a ciertos insectos2 o a un tipo muy especial de materiales impresos.

El primero en usar el término ephemera en el ámbito de las bibliotecas fue el tipógrafo británico John Lewis. Este definió la palabra como:

‘ . . . una serie de obras impresas sobre papel; documentos que han sido producidos en relación con un acontecimiento determinado o un artículo de interés actual y que no pretenden sobrevivir a la actualidad de su mensaje’3.

Incluyendo dentro de esta categoría documental postales, entradas de espectáculos, calendarios y almanaques, tarjetas de visita y comerciales, invitaciones, programas de mano, carnés de baile, etiquetas, envoltorios, felicitaciones, papel de facturas y de cartas comerciales, álbumes, cromos, prospectos, recortables, naipes, billetes de lotería, menús, . . . Es decir, ‘una extensa y variada gama de representaciones gráficas marcadas por su carácter efímero: todo tipo de imágenes impresas sobre papel elaboradas con un propósito específico’4 .

Anverso (izquierda) y reverso (derecha) de la invitación a la exposición Casiano de Prado (1797-1866) y la Comisión del Mapa Geológico de España. El descubrimiento científico de la Sierra de Guadarrama (UPM, 2013). Fuente: Colección Digital Politécnica.

Marcapáginas de la exposición Europa en mapas (UPM, 2012). Fuente: Colección Digital Politécnica.

Paradójicamente, y por suerte para aquellos que nos interesamos por ellas, muchas ephemera han resultado no ser efímeras. Ejemplos de ello son aquellos impresos, aparentemente banales, que muchas personas se han dedicado a coleccionar pacientemente, ya que les permitían ‘capturar fragmentos de su vida’, conservándolos ‘con el mismo celo con que se guardan las fotos familiares en un álbum’5.

Este es el caso de los populares recordatorios de Bautizo y Comunión, ephemera vinculadas a dos sacramentos católicos socialmente importantes, que muchas veces se encuentran emboscados entre las páginas de devocionarios, libros de oraciones o libros de recomendaciones morales6.

Los primeros recordatorios aparecieron a finales del siglo XIX. Solían ser tarjetitas de cartulina o papel de formato rectangular y orientación vertical, que podían imprimirse por una o por las dos caras y se elaboraban con gran esmero. Es de suponer que para animar a su conservación y, cuando tenían una función devocional (es decir, si mostraban oraciones y/o imágenes sagradas), para resaltar su mensaje religioso. De ahí que algunos de ellos fueran de gran belleza.

En la actualidad, existen bibliotecas que cuentan entre sus fondos con recordatorios de Bautizo y Comunión. Entre otras, la Biblioteca Nacional de España (BNE) que ha integrado las digitalizaciones de parte de los que forman su colección en la Biblioteca Digital Hispánica (BDH). Un recurso de información que proporciona acceso libre y gratuito desde cualquier ordenador conectado a Internet a miles de los documentos de la BNE, facilitando así el estudio de unos impresos que, debido a los motivos vegetales que muchas veces presentan, resultan muy interesantes desde el punto de vista etnobotánico.

Recordatorio de Bautizo ilustrado con flores de almendro [Prunus dulcis (Mill.) D.A. Webb] [BNE, signatura Eph 6 B(42)]. Fuente: BDH.

Anverso (izquierda) y reverso (derecha) del recordatorio de Comunión depositado en la BNE con la signatura Eph 9-B(125). En él aparecen azucenas y rosas, dos flores que simbolizan la pureza y la castidad. Por eso son atributos de Cristo y del Niño Jesús, de la Virgen y de santos célibes como San José o San Antonio de Padua7. Fuente: BDH.

Agradecimientos

Rosario Ramos Pérez, jefa de la Sección de Ephemera de la BNE, pionera en el estudio de este tipo de impresos en el ámbito español y autora de valiosos estudios sobre el tema. Porque allá por el 2016, cuando inicié las investigaciones que dieron lugar a este trabajo, se interesó por ellas y me animó a continuarlas, proporcionándome además información que me ha resultado muy útil. Desde aquí, muchas gracias.

Bibliografía

Álvarez, B.T. (2022). Botánica efímera. Las plantas en los recordatorios de Bautizo y Primera Comunión de la Biblioteca Digital Hispánica (BDH)Revista de Folklore 489: 15-32.

Giorgi, R. (2005). Santos. Los diccionarios del arte. Electa. Barcelona.

Impelluso, L. (2003). La naturaleza y sus símbolos: plantas, flores y animales. Los diccionarios del arte. Electa. Barcelona.

Lewis, J. (1990). Printed ephemera: the changing uses of type and letterforms in English and American printing. Antique Collector’s Club. Woodbridge.

Ramos, R. (2003). Ephemera, la vida sobre papel: colección de la Biblioteca Nacional. Biblioteca Nacional; Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Madrid8.

Rickards, M. (c. 2000). The enciclopedia of Ephemera: a guide to the fragmentary documents of everyday life for the collector, curator and historian. The British Library. London.

Ruiz, E. (2015). Esos recordatorios de los que todos nos acordamos . . . BEZ (Bibliotecas Especializadas de Zamora).

  1. Rickards (c. 2000). ↩︎
  2. Concretamente, a las efímeras o efémeras. Insectos que cuando son adultos viven apenas un día. ↩︎
  3. John Lewis (1990). ↩︎
  4. https://cvc.cervantes.es/artes/muvap/sala4b/presentacion.htm ↩︎
  5. Ramos (2003). ↩︎
  6. Ruiz (2015). ↩︎
  7. Giorgi (2005), Impelluso (2003). ↩︎
  8. Texto extractado en:

    https://cvc.cervantes.es/artes/muvap/sala4b/introduccion.htm ↩︎

28 de enero de 2024
por Beatriz Álvarez Arias
Sin comentarios

EL ‘DIOSCORIDES DE LAGUNA’: UN IMPRESCINDIBLE TRATADO FITOTERAPÉUTICO

Publicado en 1555, Pedacio Dioscorides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal, y de los venenos mortíferos fue escrito por el Dr. Andrés de Laguna, quien tradujo por primera vez del griego al castellano De materia medica.

Clásico de la fitoterapia, De materia medica data del s. I. y tuvo por autor a Dioscorides, médico, farmacólogo y botánico griego.

Hoy en día el Dioscorides de Laguna sigue siendo de obligada consulta para los  interesados en las plantas medicinales.

Bibliografía

Álvarez, B.T. (2023). El ‘Dioscorides de Laguna’: un imprescindible tratado fitoterapéutico. Espores, la veu del Botànic.

27 de enero de 2024
por Beatriz Álvarez Arias
Sin comentarios

EL ‘KACHŌ-E’: LOS ANIMALES Y LAS PLANTAS EN LA ESTAMPA XILOGRÁFICA JAPONESA

El termino ukiyo-e (imágenes del mundo flotante, ilusorio o efímero) designa a las xilografías (impresiones hechas con planchas de madera grabadas) que, datadas en Japón entre los siglos XVII y XX, muestran escenas de diversa temática. Entre ellas, la naturalística.

La naturaleza ha inspirado durante siglos a los artistas japoneses, en general, y a los especialistas en el ukiyo-e, en particular. Estos cultivaron, desde principios del s. XVI, el género conocido como kachō-e.

Aunque kachō-e significa literalmente ‘pinturas de flores y pájaros’, en este tipo de obras se observan también árboles y hierbas, hojas, insectos, algas marinas, peces, . . . En cualquier caso, lo que se pretende con ellas es hacernos reflexionar sobre la fugacidad de la vida a través de la representación de los cambios en la naturaleza.

Bibliografía

Álvarez, B.T. (2023). El ‘kachō-e’: los animales y las plantas en la estampa xilográfica japonesa. UCC UAM (Unidad de Cultura Científica de la Universidad Autónoma de Madrid).

17 de diciembre de 2023
por Beatriz Álvarez Arias
Sin comentarios

LA ETNOBOTÁNICA: BREVE HISTORIA DE UNA CIENCIA INTERDISCIPLINAR

Dependiendo de la época y del autor, la etnobotánica, ciencia interdisciplinar que recoge y analiza los usos, conocimientos, costumbres, ritos y creencias que tienen origen en las interacciones hombre-plantas ha sido definida y enfocada de distintas formas. Así, Harshberger, el primero en utilizar este término, se refirió a ella como al estudio de los vegetales empleados por los pueblos con escaso desarrollo tecnológico1.

Con el paso de los años el objeto de estudio de la etnobotánica se fue extendiendo a la totalidad de las relaciones ser humano-mundo vegetal, incluyendo no solo los aspectos utilitarios sino también los cognitivos y simbólicos. Es decir, que en su concepción más amplia esta disciplina analiza el lugar de las plantas en los distintos contextos culturales.

Conviene aclarar que aunque las plantas constituyen un elemento clave para cualquier cultura (no hay que olvidar que son fuente de alimentos, de remedios curativos, de materias primas textiles, para la construcción, para la fabricación de papel, . . . ), durante mucho tiempo los estudios etnobotánicos se han centrado en aquellos grupos humanos que se relacionan de una manera más estrecha con el medio. Es decir, en las poblaciones con escaso desarrollo tecnológico y en las sociedades rurales.

Pionero en el campo de los estudios etnobotánicos centrados en grupos humanos primitivos fue Schultes, quien durante la II Guerra Mundial viajó a Sudamérica para obtener datos sobre ciertos vegetales de importancia económica (entre ellos el caucho)2. Tan aguerrido como excéntrico, este investigador residió en la Amazonia durante catorce años, integrándose en la vida de las tribus locales y reuniendo la información sobre plantas medicinales y alucinógenas que sería recogida en una obra ya clásica: The healing forest3. A partir de entonces la cantidad de trabajos etnobotánicos ha ido aumentando de forma continuada hasta hoy4.

El Dr. Richard Evan Schultes con niños macuna (río Apaporis, 1940s). Schultes puede ser considerado el padre de la etnobotánica moderna. Foto: Schultes. Fuente: HSL.

Resulta innegable que en Europa la cultura campesina, que es la que custodia los conocimientos sobre plantas, se ha visto erosionada por un proceso que se inició con la Revolución Industrial, en la segunda mitad del s. XIX, y que avanzó rápidamente a lo largo del XX, culminando con la llegada de la revolución verde (1950-1980)5. Esto explica por qué nuestro continente ha recibido mucha menos atención que otras zonas del mundo desde el punto de vista de los estudios etnobotánicos. Lo cual debería ser justo al revés, ya que es precisamente en Europa donde están desapareciendo con mayor velocidad los conocimientos ligados a las sociedades rurales. Algo en lo que tienen mucho que ver los procesos de aculturación y globalización que comenzaron, al finalizar la II Guerra Mundial, a través de instituciones tales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, organismos que asumieron la tarea de imponer una mal llamada modernización6.

En lo que a nuestro país respecta hay que dejar bien claro que, si bien en España la ciencia que nos ocupa es una disciplina relativamente joven, a estas alturas existen ya suficientes trabajos como para que haya quedado más que demostrada la riqueza de nuestro patrimonio etnobotánico. Lo cual, por otro lado, no debería extrañarnos ya que:

– Nuestro territorio destaca entre los europeos por su abundancia florística7.

– La Península Ibérica constituye un auténtico crisol cultural debido a los numerosos pueblos (iberos, celtas, fenicios, griegos, romanos, bárbaros, judíos, árabes, etc.) que a lo largo de la historia se han asentado en estas tierras. Pueblos entre los que hay que destacar a los romanos y los árabes ya que, además de introducir una serie de plantas útiles, dieron a conocer eficaces técnicas de cultivo8.

– El estrecho contacto existente entre España y América posibilitó la llegada de nuevos vegetales a nuestro país antes de que lo hicieran al resto de Europa.

Espardenyers (alpargateros) de Quatretonda (Valencia) (1950). Fuente: Espartopedia.

Durante mucho tiempo las investigaciones etnobotánicas han tendido a centrarse en los aspectos prácticos de la ciencia que nos ocupa, infravalorando los cognitivos y simbólicos. Algo que no deja de ser discutible, ya que la comprensión en profundidad de las complejas interacciones ser humano-mundo vegetal implica necesariamente la recogida y el análisis no solo de los usos sino también de los conocimientos, costumbres, ritos y creencias que tienen su origen en estas interacciones. Lo cual debe ser tenido muy en cuenta.

Bibliografía

Balick, M.J. & P.A. Cox (2020). Plants, People, and Culture: The Science of Ethnobotany. Garland Science. New York.

Cotton, C.M. (1996). Ethnobotany: principles and applications. John Wiley & Sons. Chichester.

Harshberger, J.W. (1896). The purpose of ethnobotany. The Botanical gazette 21(3): 146-154.

Mesa, S. (1996). Estudio etnobotánico y agroecológico de la Sierra de Mágina (Jaén). Tesis doctoral inédita. Departamento de Biología Vegetal I, Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Complutense de Madrid. Madrid.

Pérez, M.T. (1994). La disolución de las sociedades campesinas tradicionales en el mundo mediterráneo. In: A. Sánchez (coord.), Agriculturas mediterráneas y mundo campesino: cambios históricos y retos actuales: actas de las Jornadas de Historia Agraria: Almería, 19-23 de abril de 1993: 15-43. Actas 19. Instituto de Estudios Almerienses, Diputación de Almería. Almería.

Sainz, H. & J.E. Hernández-Bermejo (1981). Síntesis corológica de las dicotiledóneas endémicas de la Península Ibérica e Islas Baleares. Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias. Madrid.

Schultes, R.E. & R.F. Raffauf (1990). The healing forest: medicinal and toxic plants of the Northwest Amazonia. Historical, Ethno- & Economic Botany Series 2. Dioscorides Press. Portland, Oregon.

Sevilla, E. & A.M. Alonso (1995). Para una teoría etnoecológica centro-periferia desde la agroecología. Prácticas ecológicas para una agricultura de calidad: actas del I Congreso de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (S.E.A.E.), celebrado en Toledo los días 28-29 de septiembre de 1994: 448-460. Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Toledo.

  1. Harshberger (1896). ↩︎
  2. Balick & Cox (2020). ↩︎
  3. Schultes & Raffauf (1990). ↩︎
  4. Cotton (1996). ↩︎
  5. Pérez (1994). ↩︎
  6. Sevilla & Alonso (1995). ↩︎
  7. Sainz & Hernández-Bermejo (1981). ↩︎
  8. Mesa (1996). ↩︎

8 de diciembre de 2023
por Beatriz Álvarez Arias
Sin comentarios

ARTESANÍA TEXTIL E INSECTOS: EL BORDADO INDIO CON ALAS DE ESCARABAJO Y SU INFLUENCIA EN LA INDUMENTARIA VICTORIANA

Introducción

El ser humano siempre se ha sentido fascinado tanto por los animales bellos como por los materiales que de estos se obtienen y no ha dudado en usarlos con fines decorativos. Por eso, no debe extrañarnos que en zonas del mundo tan distantes entre sí como son América y Asia se hayan utilizado y todavía se utilicen ciertos insectos para adornar vestimentas y joyas. Concretamente, algunos bupréstidos.

Más conocidos como escarabajos joya, los bupréstidos se caracterizan por ser total o parcialmente iridiscentes. Es decir, porque su color varía según el ángulo desde el que se les mire. Algo que resulta especialmente llamativo en el caso de Sternocera aequisignata Saunders, 18661, un precioso escarabajo de aspecto metálico cuya coloración oscila entre el verde esmeralda, el azul intenso y el violeta.

Ejemplar de Sternocera aequisignata. Autor: Bernard DUPONT. Fuente: Wikimedia Commons.

Propio del sur de Asia (concretamente, de Tailandia, la India, Laos, Camboya y Vietnam), Sternocera aequisignata constituye la base de una técnica de ornamentación textil de gran interés etnoentomológico2.

El bordado con alas de escarabajo: sus orígenes

Durante siglos, la decoración de tejidos con alas de escarabajo ha sido una práctica común en China, India, Japón, Myanmar y Tailandia. Para ello se han empleado los élitros de diversos bupréstidos, siendo los más apreciados los de Sternocera aequisignata. Auténticas lentejuelas naturales3, resistentes a la decoloración y al tiempo, que aunque duras pueden perforarse e incluso recortarse tras cocerlas al vapor unos minutos.

Izquierda: Ejemplar de Sternocera aequisignata fotografiado en Tailandia. Autor: Jacky Cudon. Fuente: iNaturalist. Derecha: detalle de sus élitros. Todos los escarabajos tienen dos pares de alas, uno anterior y otro posterior. Las anteriores se denominan élitros y forman una especie de estuches endurecidos que protegen las alas posteriores. Estas son finas y membranosas y permanecen plegadas cuando el animal no vuela.

En la India el bordado con alas de escarabajo ya se conocía en el siglo XV pero no viviría su momento de mayor esplendor hasta la llegada del período mogol (1526-1857)4. De esa época datan algunos de los más hermosos ejemplos de este tipo de labor que se conservan en los museos. Prendas de vestir y accesorios de moda que fueron descubiertos por los británicos cuando estos llegaron a la corte de Jaipur. Algo que ocurrió en el s. XVIII5 y que supuso la aparición del llamado estilo angloindio. Una moda única, resultado de la adaptación del bordado con alas de escarabajo a los gustos europeos, que alcanzaría su auge en la era victoriana.

El bordado con alas de escarabajo y la Inglaterra victoriana

El conocido interés de los victorianos por la biología, en general, y la botánica y la zoología, en particular, influyó en las modas. Las clases altas británicas se obsesionaron con lucir prendas y complementos confeccionados con plantas y animales exóticos o partes de estos6 y en los salones de baile era frecuente ver vestidos, chales, . . . , adornados con alas de escarabajo. Gracias a esto, Benarés (hoy, Vārāṇasī), Calcuta, Hyderabad, Madrás y Delhi se convirtieron a mediados del s. XIX en prósperos productores de las delicadas muselinas de algodón marfileñas, símbolos de la India, que tan impactantes resultaban a la luz de las velas y lámparas de gas7.

Detalles de chal producido en Calcuta alrededor de 1850. Fuente: NHM’s Collections.

El bordado con élitros destinado a la exportación tenía sus propias características. Una de ellas es que para elaborarlo normalmente se usaban las alas enteras o, como mínimo, cortadas en trozos grandes. Sin embargo, cuando se bordaba al estilo tradicional estas solían fragmentarse en pequeñas piezas.

Muselina de algodón embellecida con élitros, cintas y lentejuelas de oro e hilo de seda y metal dorado. India, mediados del s. XIX. Fuente: Cooper Hewitt, Smithsonian Design Museum.

Las diferencias entre el bordado con alas de escarabajo victoriano y el auténticamente indio se observan también en los motivos representados, que tuvieron que adaptarse a los cambios en las modas femeninas. Cuando a mediados de los 1850 las faldas empezaron a tener volantes y capas el tamaño de los diseños comenzó a disminuir, alcanzando sus dimensiones mínimas en los vestidos con polisón8 de las décadas de los 1870 y 1880 y los recargados trajes de los años 1890. Por otro lado, aparecería un motivo exclusivamente inglés: el escarabajo estilizado9.

Con el paso del tiempo, y debido a la gran demanda de los mismos que se produjo a mediados del s. XIX, los textiles con alas de escarabajo destinados al mercado occidental fueron estandarizándose y perdiendo en calidad. Los patrones ornamentales empezaron a hacerse repetitivos y se popularizaron las faldas terminadas en anchos bordados festoneados, a veces incluso mal recortados, lo que indicaba un ritmo de producción rápido y descuidado10.

Vista completa (izquierda) y detalle (derecha) de vestido de muselina de algodón con élitros. Perteneció a Barbara Morrison, una escocesa que residió en la India a mediados del siglo XIX. Fotografías: Jim Dunn. © highlandthreads.co.uk virtual exhibition project.

Finalmente, los cambios en los gustos contribuyeron a que la muselina característica de los primeros trajes bordados con alas de escarabajo llevados por las mujeres británicas acabara siendo sustituida por otros tejidos. Principalmente, por el satén de seda y el tul de algodón. El primero se puso de moda en los años 1880, usándose al principio en un suave tono marfil y después en diversas tonalidades de verde, negro y dorado, colores que contrastaban especialmente con los élitros. En cuanto al tul, que generalmente era blanco o negro, parece ser que esta tela se introdujo, entre las décadas de los 1880 y 1890, debido a su versatilidad pues podía aplicarse sobre casi todo11.

Detalle de antigua aplicación de tul bordado con alas de escarabajo. Textil adquirido por la autora en mercería anticuaria de Reading (Gran Bretaña).

Conclusiones

Descubierto en la India por los ingleses y adaptado a los gustos occidentales, el bordado con élitros causó furor en la época victoriana. Período de la historia británica en el que la indumentaria femenina sufrió los efectos del desmedido interés popular por el naturalismo y lo exótico.

En el área cultural inglesa, los tejidos embellecidos con alas de escarabajo pasarían de moda a finales del s. XIX. Sin embargo, esto no supuso su desaparición pues aún hoy siguen elaborándose allí donde hace muchos siglos nació una tradición textil que aúna artesanía e insectos.

Vestido confeccionado por la costurera dublinesa Miss Mary West, que fue exhibido en la Gran Exposición de Londres de 1851. De encaje negro, estaba bordado con élitros e hilos de seda india de color castaño distribuidos según un patrón vegetal estilizado12. Fuente: Heidelberg University Digital Library.

Agradecimientos

A Museums and Heritage Highland. Por permitirme ilustrar esta publicación con las fotografías del vestido de Bárbara Morrison que, tomadas por el fotógrafo Jim Dunn, forman parte de la Highlandthreads Virtual Exhibition.

Bibliografía

Álvarez, B.T. (2023). Artesanía textil e insectos. El bordado indio con alas de escarabajo y su influencia en la indumentaria victoriana. Revista de Folkore 501.

Angus, J. (2018). Nature´s sequins. Cooper Hewitt.

Eluwawalage, D. (2015). Exotic fauna and flora: fashion trends in the nineteenth century. International Journal of Fashion Design, Technology and Education 8.

Great Exhibition 1851, London (1851). The illustrated exhibitor: a tribute to the world’s industrial jubilee; comprising sketches, by pen and pencil, of the principal objects in the Great Exhibition of the Industry of all Nations, 1851. Cassell. London.

Halle, T., D. Ghelerter & M. Majer (2000). A Catalogue of exquisite & rare works of art including 16th to 20th century, costume textiles & needlework. Cora Ginsburg LLC. New York.

Libes, K. (2021). Beetle-wing embroidery in nineteenth century fashion. Fashion Story Timeline.

Pandya, A. (managing ed.) (2022). Beetle wing embroidery. MAP (Museum of Art & Photography) Academy Encyclopedia of Art.

Rivers, V.Z. (1994). Beetles in textiles. Cultural Entomology 2.

Saunders, E. (1865-1867). Catalogue of ‘Buprestidae’ collected by the late M. Mouhot, in Siam &c., with descriptions of new species. The Transactions of the Royal Entomological Society of London 3, 5: 297-322, plate XXI.

Tolini, M. (2002). Beetle abominations and birds on bonnets: zoological fantasy in late-nineteenth-century dress. Nineteenth-century Art Worldwide: a journal of nineteenth-century visual culture 1, 1.

  1. Saunders (1865-1867). ↩︎
  2. La etnoentomología es la ciencia interdisciplinar que recoge y analiza los usos, conocimientos, costumbres, ritos y creencias que tienen origen en las interacciones hombre-insectos. N. de la A. ↩︎
  3. Angus (2018). ↩︎
  4. Libes (2021). ↩︎
  5. Libes (2021). ↩︎
  6. Tanto fue así que llegó un momento en el que los activistas de la conservación animal tuvieron que intervenir (Tolini 2022). ↩︎
  7. Angus (2018), Pandya (managing ed.) (2022), Rivers (1994). ↩︎
  8. Armazón o almohadilla que las mujeres se ataban a la cintura para que sus vestidos abultasen por detrás. N. de la A. ↩︎
  9. Libes (2021). ↩︎
  10. Libes (2021). ↩︎
  11. Libes (2021). ↩︎
  12. Great Exhibition 1851, London (1851). ↩︎

7 de diciembre de 2023
por Beatriz Álvarez Arias
Sin comentarios

PRESENTACIÓN

Definida como la ciencia que recoge y analiza los usos, conocimientos, costumbres, ritos y creencias que tienen origen en las interacciones hombre-seres vivos, la etnobiología se distingue por su carácter interdisciplinar. Lo cual se tendrá muy en cuenta en el presente blog, que se centrará no solo en los aspectos prácticos de nuestra relación con los animales y las plantas. También, en los cognitivos y simbólicos.

El Paraíso Terrenal (Brueghel el Joven, c. 1626). ©Museo Nacional del Prado.