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Hablamos con… José Miguel Herrero (Big Sur Ventures)

“Enfocamos la inversión buscando problemas grandes que causen mucho dolor, y a mucha gente”

Cofundador de Big Sur Ventures, José Miguel Herrero posee una extensa experiencia internacional, con especial conocimiento de los mercados Europeo y Norte Americano. Ha fundado, cofundado y gestionado a máximo nivel empresas de diversos tamaños, incluyendo una empresa cotizada en Nasdaq ($3.500M). 

Tiene experiencia en M&A (Fusiones y adquisiciones), y fundó y vendió una firma de M&A enfocada en tecnología e innovación. Profundamente conocedor de los retos a los que se enfrentan las compañías innovadoras, disfruta ayudando a su construcción. Licenciado y postgrado en Telecomunicaciones y Ciencias Informáticas por la Santa Clara University en California y MBA por la Universidad de California, Berkeley. 


¿Qué define a un buen inversor?
En capital riesgo cuesta llegar a ser un buen inversor porque no hay muchas oportunidades de formación y hay que aprender haciendo el propio camino. Se publica mucho, hay referencias, pero no hay existe un manual que lo explique. 


Para ser buen inversor, haber emprendido antes es una aportación importante. El ‘talking the talk and walking the walk’. Puedes hablar y que parezca que sabes mucho, pero la realidad es que hay que ver cómo caminas. Y caminar es invertir y ver resultados. 

También es importante tener una disciplina financiera. Pero invertir nunca es fácil. Como no lo es hacer algo de forma destacada. Eso sí, aquí la penalización es dura e inmediata. 

En capital riesgo es especialmente complicado porque no es un mercado eficiente en sentido económico; no hay información disponible. Y tienes que tener conocimientos y un lugar privilegiado en el ecosistema; estar donde se produce la información. 


¿Cuándo diste el salto a inversor?
Nunca lo he dejado. Cuando acabé mi formación y un MBA en finanzas, me fui al mundo corporativo en Londres. Pero vi una oportunidad en España porque el mercado se estaba transformando y di el salto. Vine a Madrid sin nada ni nadie, ya que los anteriores 30 años había vivido fuera. 


Todo fue muy bien. Pero decidí emprender porque lo llevaba dentro. Nunca me había visto trabajando para una gran empresa. ¿Por qué? No lo sé. Es como quien quiere ser músico. Tenía 29 años y desde entonces no he hecho otra cosa. 

Estuve 3 años gestionando una empresa cotizada en EEUU y volví para lanzar Big Sur Ventures; un proyecto que nació de la nada. Por eso digo que nunca he dejado de ser emprendedor.

¿Qué le pedís en Big Sur a las start-ups?, ¿existen líneas rojas?
Muchas. Enfocamos la inversión buscando problemas grandes que causen mucho dolor, a mucha gente. Cuantos más sufridores y más profundo sea el dolor, mejor. Porque define el tamaño de mercado. Y que tengan potencial internacional. Si no, no nos sale la ecuación. 

¿Cómo resuelve la empresa el problema?, ¿de manera novedosa, transformativa, radicalmente diferente a como se está haciendo? Si es sí buscamos el entorno competitivo, que define la oportunidad. Eso no significa que busquemos que no exista competencia, ya que te ayuda a crear ese mercado, más gente haciendo ruido. Y el timing también es fundamental. Ni demasiado pronto ni tarde.

Por último, nos fijamos mucho en el equipo. Si tiene las características y conocimientos necesarios para ejecutar. Equipos ambiciosos, obsesionados por resolver un problema, pero no locos; gente optimista, pero con límites y capas de racionalidad. Y gente humilde, de escucha activa, que recoja las opiniones de los inversores y del entorno, reflexione, y tome sus propias decisiones. La arrogancia es una línea roja. 

Hay que tener el convencimiento, pero la gestión de la start-up es muy diferente de la empresa tradicional. Start-up es un conjunto de hipótesis y contactando con el mercado compruebas si se sostienen o no. Estás en un proceso permanente de ajuste de hipótesis en función de tu interacción con los clientes. Ajustas el modelo hasta que tienes product market fit, el encaje entre producto o mercado o producto y canal. 





¿Qué papel tenéis en Big Sur cuando invertís en una empresa?, ¿financiación o también asesoramiento, apoyo, contactos, o algún otro tipo de implicación?
Hay diferentes tipos de inversores. Algunos solo ponen dinero, y otros se involucran de otra manera. Y es la start-up quien tiene que regular esa involucración, porque demasiada es mala.


Nosotros somos inversores de valor añadido; buscamos hacer pensar al emprendedor. Apuntamos los baches del camino para que lo puedan abordar antes de que se conviertan en problemas. Simplemente porque tenemos experiencia y lo hemos visto mil veces. Y les presentamos a expertos que les ayuden a ejecutar.


Creo que dedicamos más horas de socio a nuestras participadas que ningún otro fondo en España. Ayudamos al equipo a pasar por las curvas de aprendizaje lo más rápido, porque no hay tiempo para largas curvas. 


¿Qué se está haciendo bien y qué mal en España?, ¿de quién tenemos que aprender?
Las cosas están cambiando y para mejor. Somos un mercado relevante en Europa en VC-tech; el 4º europeo en inversión nueva, y, hasta hace nada, el único país europeo con dos ciudades en el Top 10: Madrid y Barcelona. Pero tiene que evolucionar. Aún falta ambición, aunque ha mejorado mucho. 


Hay que saber cuándo cambiar de marcha, acelerar cuando toca y no antes de tiempo. A veces a los equipos les falta convicción, creer que pueden hacer algo grande. Y si no buscas ser el número uno, acabas el 277. Si buscas serlo y trabajas para lograrlo, igual no acabas el 1º, sino el 2º, 5º o fracasas. Pero la única forma de tener éxito es trabajar para liderar.



¿Están preparados los emprendedores españoles? Incluso con la dificultad del idioma…
El nivel de inglés está mejorando. Cada vez es más raro encontrar equipos directivos sin inglés. Pero necesitas un inglés para entenderte en tu entorno, no de negociación. 


El mercado americano es muy abierto, lo que prima es el talento. Así que si tienes talento nadie te va a penalizar por no ser filólogo. Si tu comunicación es correcta para entenderte, el resto lo aprendes por el camino. Y si tienes buenos inversores en primeras fases, los socios tienen un inglés suficiente para ayudarte en conversaciones posteriores.


Como emprendedor no sabes todas las idas y venidas. El inversor te va a ayudar a que no te cuelen un gol. De ahí la importancia de saber elegir un buen inversor inicial. Si está conectado internacionalmente con inversores que vienen posteriormente.


De todos modos, si te da pereza el inglés no puedes ser emprendedor. Lo último que puedes ser es perezoso.

¿Todas las start-ups necesitan inversión?, ¿es siempre necesario o a veces es mejor que esperen?
Si quieres inversión debe ser por una razón. Por el dinero o conocimientos de alguien. Solo hay que meter un inversor si suma. O por ir más rápido.  Puedes crecer de tu cashflow y mantienes el 100%; o meter dinero y acabar antes, con un 20%. ¿Prefieres el 100% de algo que vale 5 o el 20% de 500?

Tienen que ser decisiones objetivas basadas en necesidades reales, no en caprichos. Y ahora hay mucha más información. Y tener en cuenta que un inversor entra porque va a salir en algún momento.  Nosotros no invertimos en personas que quieren dar un pelotazo y vender en 2 años. Es una línea roja porque el camino del emprendimiento es duro y lo único que te hace aguantar es la pasión. Si solo quieres dinero, te sales en la primera curva. 




¿Por qué invertir en tecnología?, ¿se está haciendo?
En nuestro caso nos encanta que una empresa tenga ‘deep tech’ porque supone una barrera a la competencia. Al igual que ocurre con la propiedad intelectual. Pero, aunque tengas esas cosas, la clave es la ejecución. Si crees que por tener patentes tienes la vida resuelta, te van a comer vivo. El deep tech está genial, pero hay más.


Para nosotros es difícil invertir en tecnologías de infraestructura. No hacemos apuestas porque son muy arriesgadas. Invertimos en soluciones que se están construyendo a partir de herramientas o tecnologías estándar. Por ejemplo, FRENETIC ha creado un sistema experto con inteligencia artificial, pero no es tecnología base, que es más complicado. Puedes tener salidas brutales, pero es otra dimensión. 


¿Se está fomentando en España la innovación?
Hay cosas que funcionan bien, como los fondos públicos, que están contribuyendo forma significativa, tienen valor real. Pero hay mucho que podría hacerse desde la administración publica.  A los gobiernos se les llena la boca hablando de emprendimiento, pero se sacan la foto y todo queda ahí. 

Cualquier país del mundo que no apueste por innovación en tecnología, biomedicina, agrotech… va a ser irrelevante en sentido económico. Y España está funcionando en muchos casos a pesar de. Hay que hacer que el dinero fluya hacia el sector de forma eficiente. Es el papel del inversor profesional.

En Europa 1/3 del dinero viene de fondos públicos, 1/3 del inversores privados y family offices, y un 1/3 institucional. En España el primero funciona pero es mejorable; el segundo igual pero sigue débil; y el tercero es inexistente. Y el Gobierno debería estimular que la corporación española dirija dinero al mercado. Hacen falta programas fiscales que beneficien a los angel investor, que son 0 comparado con lo que se hace fuera, dar libertades, incentivos de desgravación… Todo ayuda, pero no basta con incubadoras y aceleradoras. Tiene que tomar el relevo el inversor profesional. 

No todo está mal. Pero que queda el 90% por hacer es un hecho. Una metodología seria permitirá que salga un Nadal del sector. Y no hablo de tirar dinero en subvenciones, sino de canalizarlo hacia donde puede ser eficiente para el futuro de este país.



Esta entrevista forma parte del último número de la revista I&E Innovación y Emprendimiento en la UPM, donde encontrarás otros temas de actualidad relacionados con el mundo del emprendimiento, la innovación tecnológica y los avances más punteros terreno de start-ups . 






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