Ante la realidad ya constatada de la escasez de recursos, la sociedad demanda a las administraciones públicas la adopción de modelos económicos orientados a conjugar la eficiencia económica con la sostenibilidad medioambiental, optimizando los recursos materiales, cuya consecución conlleva la adopción de políticas activas en materia de economía circular.
La economía circular es piedra angular para impulsar una transición inteligente y paulatina hacia el crecimiento conjugando la eficiencia económica con la sostenibilidad medioambiental, optimizando los recursos, extendiendo la vida útil de los productos, reduciendo el desperdicio de materias primas e impulsando una industria innovadora, competitiva y sostenible.
Este nuevo modelo económico y de desarrollo sostenible afecta a toda la sociedad y especialmente a los agentes económicos, por un lado, a productores (responsabilidad ampliada) y por otro a gestores de residuos, expertos en ingeniería y medio ambiente, así como responsables y técnicos de las administraciones públicas en tanto que son los operadores públicos encargados de la recogida, gestión y valorización, en su caso, de residuos (mancomunidades, entidades locales) etc. Por ello, debido a su impacto transversal, su impulso debe partir desde todos los ámbitos, siendo el ámbito universitario de gran importancia.
Ante este nuevo paradigma económico productivo, los agentes económicos y profesionales deberán de contar con los conocimientos necesarios para aplicar las mejores técnicas disponibles, tanto en el diseño como en la organización de las infraestructuras para la gestión de los residuos como recursos, en la búsqueda de soluciones en base a análisis multicriterio, el desarrollo de proyectos de economía circular en los que se integre la protección de la biodiversidad, la utilización de energías renovables o la mejora de la calidad del suelo y del agua, el ecodiseño, etc.