Autor: Felipe Ignacio Saavedra Véliz 

Chile es un país caracterizado por lo largo y angosto de su territorio continental, que se extiende por el borde occidental de América del Sur, con más de 6.000 km de costa en el océano Pacífico. El país posee una población creciente de casi 18 millones de habitantes, de las cuales casi el 30% habita en su capital, Santiago, la cual se ubica en un valle rodeado por la imponente cordillera de Andes y la cordillera de la Costa. A inicios del tercer milenio, en el país existían tres grandes áreas metropolitanas: Santiago, Valparaíso-Viña del Mar y Concepción-Talcahuano. Estas grandes áreas metropolitanas, son complementadas por aquellas ciudades de nivel intermedio cuya población superan los 100.000 habitantes, que se ubican principalmente en áreas litorales al norte de Santiago.

En este país sudamericano, la ordenamiento territorial se da a través de una macro partición del territorio en cuatro unidades territoriales, estas son: nación, región, intercomunas y comunas, en donde para desarrollar planes de ordenación, la base de la estructura normativa son las leyes, ordenanzas y decretos que crean instrumentos específicos, instituciones y metodologías.

Una de las problemáticas existentes durante los últimos años es la falta de coordinación y diálogo entre las estructuras normativas existentes, generando una superposición en donde algunas áreas del territorio nacional no se desarrollan de manera adecuada provocando ciudades poco cohesionadas, generando muchos esfuerzos de zonificación que quedan solo en papel y, sobre todo, en donde el sector agrícola y las áreas naturales de cada territorio (lo que no es ciudad o pueblo), quedan desprovistas de una planificación territorial contundente y segura, que permita resguardar el patrimonio natural y cultural de las 16 regiones que conformar el país.

Además, nos encontramos con ciudades intermedias del sur de Chile como Talca, Chillan, Valdivia y Puerto Montt, que se expanden territorialmente sin control invadiendo los espacios agrícolas y naturales producto de las cambiantes políticas públicas de los gobiernos regionales y los municipios, que privilegian la inversión inmobiliaria y productiva por sobre la preservación de estos territorios. Frente a estas situaciones. se plantean como una posible solución el desarrollo territorial por medio de planes que permitan una densificación sostenible de los centros históricos de las ciudades”, los cuales los podemos apreciar cada vez más despoblados producto de esta creciente expansión.

La densificación de un territorio consiste esencialmente en crear infraestructuras inmobiliarias y de conectividad que permitan habitar zonas de la ciudad despobladas o con bajo niveles de población, es importante considerar que esta densificación planteada debe ser de forma equilibrada ya que una misma cantidad de personas o de viviendas pueden distribuirse de distinta forma en el mismo espacio, en este sentido, la densificación urbana no implica, necesariamente, edificios en altura.

La discusión sobre la densificación urbana se ha intensificado en el último tiempo, generando distintas opiniones. Por un lado, están quienes buscan potenciar este proceso debido a sus múltiples beneficios, como el acceso a la ciudad y la eficiencia en la provisión de servicios. Por otro, están los detractores de la densificación urbana, debido a los perjuicios que esta puede causar, tales como la falta de privacidad, las molestias asociadas a la construcción o la saturación y congestión de infraestructura y servicios ya existentes.

Para que esta densificación sea equilibrada, la literatura y experiencias previas de su aplicación territorial, consideran el cumplimiento de cinco condiciones: 

• Planificación del proceso: garantizar la coordinación entre los múltiples actores e instrumentos de planificación territorial
• Favorecer la integración: aprovechar la densificación de la ciudad como estrategia para lograr una integración social en el espacio residencial
• Diseñar e implementar de manera eficiente: distribuir de forma racional y equitativa los beneficios y costos asociados a las ciudad.
• Centrado en las personas: considerar en el proceso, a los habitantes que viven y que vivirán en los barrios a intervenir 
• Equilibrio entre la sustentabilidad económica, social y medioambiental: considerar la oferta de viviendas, así como los efectos sociales y medioambientales 

Estos cinco pilares son los que generan una densificación equilibrada y sostenible, la que permitirá democratizar el acceso a oportunidades, generando una mayor cohesión, arraigo y pertenencia, aprovechando de manera racional los recursos y la inversión existente en el sector, mejorado así la calidad de vida de las personas que habitan los espacios intervenidos.

Foto 2. Ciudad de Valdivia, Chile (2020)

Bibliografía

• https://www.plataformaurbana.cl/archive/2008/10/23/desarrollo-urbano-%C2%BFexpansion-o-densificacion-en-chile/
• https://politicaspublicas.uc.cl/ciudad-con-todos-densificacion-equilibrada/#bloquebtn0
• http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-194-69.htm
• https://laderasur.com/mas/ordenamiento-territorial-en-chile-como-se-esta-planificando-nuestro-territorio/