La independencia financiera

Capitalismo: ahorro y trabajo duru. Esta frase, atribuida al profesor Miguel Anxo Bastos de la Universidad de Santiago de Compostela, nos da pie a explicar cómo el proceso del ahorro puede llevarnos a vivir una vida más libre y menos dependiente de lo que el sistema político decida otorgarnos en cada momento.

Según la Real Academia Española de la lengua, invertir se define como “emplear, gastar, colocar un caudal” y “emplear u ocupar el tiempo”. Es decir, se trata de la utilización de un recurso limitado (como el tiempo o el dinero). La revista Forbes (2018) define inversión como “la actividad por la cual una persona física, una empresa o una institución destina sus ahorros o dividendos a otra actividad que le permita generar ganancias con el paso del tiempo y que tiene el objetivo de evitar la pérdida o derroche de dicho capital.”

Por lo tanto, para invertir es necesario disponer del recurso (dinero) que permita realizar la inversión. La fuente más normal de este recurso es el ahorro. En palabras de Francisco García Paramés (2016) “el ahorro lo acumula cada persona a ritmo distinto y con sacrificio variable con esa parte de nuestros ingresos que no dedicamos al consumo. El ahorro financia el desarrollo tecnológico y la creación de riqueza, a la que debemos la mejora continua de las condiciones de vida que disfrutamos en nuestro tiempo”.

De esta manera, una persona o familia que ahorre una parte del dinero que ingresa, podrá acceder a una fuente de riqueza futura, si sabe cómo invertir ese ahorro. Este no parece ser el caso más común en España, como se puede ver en la siguiente figura:

Ahorro en los hogares españoles. (Fuente: INE, 2019)

En 2018 el ahorro medio sobre la renta disponible fue de un 4,9%. Esto quiere decir que si la renta neta disponible, en ese mismo año, fue de 11.412 € por persona el ahorro sería de 559,19 € por año. En el mejor de los casos, ahorrando desde los 25 hasta los 65, se tendría ahorrado para la jubilación 22.367,52€, sin contar la inflación. Teniendo en cuenta una inflación del 2% anual, trascurridos esos 40 años, ese dinero tan solo valdría 9.969,21€.

Sin embargo, si esa misma cantidad ahorrada cada año, se invirtiera durante 40 años con una rentabilidad del 5,53% (rentabilidad del S&P500 durante los últimos 100 años sin tener en cuenta la inflación) tendríamos 81.214,53€, casi 4 veces más que ahorrando dinero sin invertirlo.

Más allá de lo que los fríos números indican, hay tres razones fundamentales para invertir: mantener el poder adquisitivo, generar unas rentas extra para la jubilación, y por último, el poder lograr la independencia financiera, que se detallan a continuación.

Mantener el poder adquisitivo:

El poder adquisitivo es la cantidad de bienes o servicios que se pueden obtener con una cantidad fija de dinero. Este concepto va de la mano del concepto de inflación, que es la subida del nivel general de precios de los bienes y servicios en una economía.

Por lo tanto, si se mantienen los ahorros como dinero líquido se estaría perdiendo en torno a un 2% todos los años, reduciéndose con ello el poder adquisitivo.

Rentas para la jubilación:

Como se ha explicado, el sistema de pensiones español funciona como un sistema de reparto. En él, los pasivos (los que reciben la pensión) se financian por medio de los activos (trabajadores). Siendo así, el sistema se sustenta gracias al dinero que se recauda cada año, y está ligado a los Presupuestos Generales del Estado. De esta manera, un jubilado que actualmente recibe su pensión, la recibe a partir del dinero que generan los trabajadores actuales y no el dinero que ha generado él mismo durante su carrera. Es erróneo por tanto pensar que “cobro una pensión porque he cotizado toda la vida”. Lo correcto es “he cotizado toda la vida para pagar las pensiones que se pagaban en ese momento”, y por tanto, “cobraré mi pensión en la medida que las circunstancias actuales lo permitan”.

Tal y como se ha detallado en la sección anterior, la sostenibilidad del sistema de pensiones depende de factores fuera del alcance de cada persona individual. Pero el generar unas rentas futuras sí están en nuestro ámbito de actuación.

La independencia financiera:

Este es un concepto introducido por Robert Kiyosaki en su libro Padre Rico Padre Pobre (2000), según el cual es posible vivir de rentas pasivas, que se generan por vías diferentes del trabajo. Estas rentas por lo general provienen de inversiones que se han realizado previamente. 

La propuesta por tanto es invertir en productos que proporcionen rentas recurrentes en el tiempo. Dos ejemplos de este tipo de productos podría ser comprar un inmueble para alquilarlo o comprar acciones de empresas que repartan dividendo. Y el alcanzar la independencia financiera supone que las rentas recibidas son suficientes para tener un nivel de vida básico.

En diversos foros de inversión españoles se fija este nivel en 1000 € netos mensuales. Tomando este valor como punto de partida, se puede estimar la inversión necesaria en el mercado inmobiliario o de valores. La rentabilidad del alquiler en la ciudad de Madrid en 2019 fue del 5.2%[1], lo que quiere decir que haría falta invertir en un inmueble de 230.000 € para obtener una renta bruta de 1000 € al mes. El cálculo del valor del inmueble para obtener 1000 € netos no se puede realizar de manera genérica, ya que depende del IRPF que tenga que pagar cada uno, pero se puede estimar en algún punto entre los 250.000 y los 300.000 €.

Para obtener 1000 € netos como retorno vía dividendos de inversión en el mercado de valores, un residente en España (retención del 19%) que invirtiera en valores con una rentabilidad por dividendo del 4% (ciertamente alta) necesitaría tener invertidos en bolsa 370.000  €.

Dado que en España en salario anual medio fue de 28.716 € en 2017, y el salario anual más frecuente de 17.501 €[2], es fácil ver que la independencia financiera es difícilmente alcanzable por la población general haciendo uso de las rentas del trabajo.


[1] https://www.idealista.com/news/inmobiliario/vivienda/2020/04/15/781816-la-rentabilidad-de-la-inversion-en-vivienda-se-situaba-en-el-7-6-en-el-primer

[2] https://elpais.com/economia/2019/06/21/actualidad/1561105583_765818.html