El precio del triunfo. Ota Pavel

Cubierta de El precio del triunfo, Ota PavelEl precio del triunfo. Ota Pavel
Barcelona: Sajalín, 2020
Introducción de Dana Zátopková
Título original: Plná bedna šampaňského (1967)
Traducción: Eduardo Fernández Couceiro

Nuevo libro de Ota Pavel que la editorial Sajalín añade a su catálogo. Y cómo resistirse. Quien haya disfrutado de sus anteriores Cómo llegué a conocer a los peces y, sobre todo, Carpas para la Wehrmacht sabe que inevitablemente caerá también en las redes de El precio del triunfo, una colección de relatos-retratos de deportistas checos que alcanzaron o persiguieron la gloria en sus disciplinas, con el foco puesto en el duro camino que hubieron de recorrer para encaramarse a lo más alto, o de los escollos que la vida puso en sus destinos.

Ota Pavel nos muestra el lado humano de algunas de las leyendas deportivas checas de la época con un estilo narrativo sencillo y cálido, mostrando el vínculo de amistad que le unía con algunos de ellos o la simple devoción. Las historias que nos cuenta Ota Pavel son a medias épicas a medias conmovedoras. El talento mezclado con el sufrimiento. El rostro desencajado de Emil Zátopek pulverizando marcas. El terror de Eva Bosáková al ejecutar el salto mortal hacia atrás necesario para ganar el oro. La cara partida del portero de hockey sobre hielo Josef Mikoláš.

Ota Pavel fue un escritor checo judío, aficionado a los deportes y dedicado profesionalmente al periodismo deportivo. De esta manera pudo acompañar por todo el mundo a las estrellas que tanto admiraba. Fue en los Juegos Olímpicos de Invierno en Innsbruck, en 1964, donde le sorprendió un trastorno mental que le obligó a parar y a dedicarse enteramente a escribir sus más bellos libros. No se lo pierdan.

El Departamento de Teorías Alucinantes. Tom Gauld

Cubierta de El departamento de teorías alucinantes, Tom GauldEl Departamento de Teorías Alucinantes
Tom Gauld
Barcelona : Salamandra, 2020
Título original: Department of Mind-Blowing Theories (2020)
Traducción: Carlos Mayor

 

Tom Gauld es un dibujante de comics e ilustrador escocés que cuenta con un estilo muy particular y reconocible basado en la sencillez y el esquematismo de sus personajes (ya se trate de humanos o robots, de libros o de piedras, de partículas o de ingenios mecánicos). Sus protagonistas son unas siluetas apenas, unos palitos en negro o coloreados que, sin embargo, cumplen a la perfección con la misión que se les ha encomendado, que es la de dar la expresividad justa para que la viñeta funcione, el gesto o la actitud que redondean el chiste.

Porque la otra cualidad reconocible de este autor es su humor. Un humor sencillo y amable (¿soy yo o de verdad inspira ternura?), ya que es notable el aprecio que imprime a los temas y las problemáticas que llaman su atención. Pero al mismo tiempo no deja de ser sarcástico e irónico, y toca con bastante tino en aspectos fundamentales del mundo que pretende satirizar. En el caso de este libro, la Ciencia, los científicos y los investigadores.

El Departamento de Teorías Alucinantes, que es una recopilación de las viñetas que Tom Gauld ha publicado en la revista New Scientist, da un repaso humorístico a una gran variedad de tópicos científicos que cualquier investigador va a encontrar familiares: los problemas de financiación, el mundo de la publicación de papers, los resultados inesperados de un experimento, el éxito científico, los límites entre la Ciencia y la Ciencia Ficción, la influencia de las redes sociales…

Cubierta de En la cocina con Kafka, Tom GauldY como en este blog también hablamos mucho de literatura, no me resisto a recomendar sus viñetas sobre libros, lectores y escritores, recogidas en otro volumen de 2018 llamado En la cocina con Kafka, igualmente publicado por Salamandra Graphic. De ahí al resto de su obra solo hay un pequeño salto.

Tom Gauld (1976) publica asiduamente en The Guardian, The New York Times y en New Scientist. También tiene unas cuantas portadas en The New Yorker. Además de los mencionados, ha publicado los comics: Un policía en la luna, Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora y Goliat.

 

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La XX edición de la Semana de la Ciencia y la Innovación de Madrid ya está en marcha en los centros de la UPM. Os invitamos desde aquí a inscribiros en alguna de sus variadas actividades que tendrán lugar entre el 2 y el 15 de noviembre.

Stalker. Pícnic extraterrestre. Arkadi y Borís Strugatski

Cubierta de Stalker. Pícnic extraterrestre, Arkadi y Boris StrugatskiStalker. Pícnic extraterrestre
Arkadi y Borís Strugatski
Barcelona : Gigamesh, 2015
Presentación: Ursula K. Le Guin

Traducción del ruso: Raquel Marqués
Пикник на обочине (1971)

Digamos que el espectáculo se ha terminado cuando abrimos el libro: las naves extraterrestres hace tiempo que se marcharon. Ahora, de los visitantes solo queda el rastro que dejaron en las cinco zonas de aterrizaje, los objetos que desecharon en las Zonas de Visitación. Como quien elige una mañana de primavera para salir de pícnic, los extraterrestres llegaron a la Tierra, hicieron lo que sea que hicieron, nadie sabe, evitaron el contacto con los habitantes del planeta, que no despertaban su interés, dejaron sus restos, sus basuras esparcidas alrededor, como hacen los turistas maleducados al tirar latas y plásticos incomprensibles para las hormigas, y reanudaron su camino más allá de las estrellas.

Redrick Schuhart se juega el pellejo por esa basura. Trabaja en el Instituto Internacional de Culturas Extraterrestres de Harmont haciendo, en favor de la ciencia, incursiones en la Zona fuertemente vigilada. Los objetos que hay allí no se entienden, pertenecen a una tecnología que le saca mucha ventaja a la Cubierta película Stalker, Andrei Tarkovskihumana, son peligrosos. También prometedores. Un paso en falso en la Zona, un roce con una trampa invisible, significa la muerte. Pero extraer alguno de esos objetos, cambiarlo por un puñado de dólares en el mercado negro, te deja ganarte la vida. Redrick Schuhart se juega el pellejo por esa basura del infierno también de noche, agazapado en las sombras, jugándoselo todo por una vida mejor. Es un stalker. Experto en la Zona y en esquivar a la policía. Tal vez sea también experto en escapar de su propio destino, porque sabe de la existencia de un objeto, de algo único y dorado, que podría ofrecer todas las respuestas a quien lo encuentre.

Esta novela de los hermanos Arkadi y Borís Strugatski (uno filólogo, otro astrónomo), que ofrece varios niveles de lectura (es disfrutable como novela de aventuras, como novela negra, como reflexión sobre nuestro lugar en el Universo, como metáfora de una realidad social y política) y que se enfrentó a años de rechazo por la censura soviética, fue llevada al cine de la mano de Andrei Tarkovski en 1979, en una versión que muy poco tiene que ver con la novela, pero que es igualmente inquietante y satisfactoria.

Desempolvad el traje de protección. Meted unas tuercas en los bolsillos y adentraos en la Zona. En sus fauces aún quedan tesoros envenenados.

Cuentos de la Malá Strana. Jan Neruda

Cubierta de Cuentos de la Malá Strana, Jan NerudaCuentos de la Malá Strana
Jan Neruda
Madrid : Cátedra, 2017
Povídky malostranské (1878)
Traductor: Antonio Rivas González
Introducción: Antonio Rivas González y Miguel Ángel Vega Cernuda

Hace unas semanas, la lectura de De noche, bajo el puente de piedra, de Leo Perutz, nos transportaba a la Praga misteriosa y mágica que se suele asociar a la época de Rodolfo II, en la que se mezclaban alquimistas, astrónomos, magos, gabinetes maravillosos y… una buena dosis de leyenda. Hoy, en virtud de las diferentes visiones que la literatura ha dado de esta ciudad, vamos a echar un vistazo a una Praga muy diferente, la versión costumbrista que nos ha legado Jan Neruda en su Cuentos de la Malá Strana.

Jan Neruda, nacido en 1834 en el “barrio pequeño” de Praga, o Malá Strana, fue un escritor realista con una gran capacidad para la observación y el detalle. Preocupado por el renacimiento de la cultura checa, en su obra busca enriquecer y cuidar su propia lengua, relegada en esa época por el alemán, que se imponía como lengua oficial del Imperio Austrohúngaro.

Los Cuentos de la Malá Strana, posiblemente su obra más conocida, conforman un retrato de las gentes de la época, su manera de vivir, su forma de hablar y de comportarse. Por una parte, se aprecia el cariño que el autor siente por ellos, pues al fin y al cabo forman parte de su infancia, pero al mismo tiempo es notable su lamento por el atraso social y cultural en el que aún están inmersos.

Cubierta de Povídky malostranské, Jan NerudaEn la Casa de los Dos Soles, localizada en la calle hoy llamada Nerudová (pues allí vivió Jan Neruda), conocida en la época como Ostruhová, comienzan estos cuentos. Se trata de una corrala en la que Neruda nos permite curiosear no solo el día a día de sus habitantes, sino también el interior de sus pensamientos, de sus deseos, y de sus pobres habitaciones alquiladas con vistas al monte Petřín. A partir de aquí, y hasta el último relato, que vuelve a localizarse en otra vivienda similar -éste más amargo y crítico que el primero- se suceden los relatos de personajes independientes, con alguna anécdota que recordar, entre los que por ejemplo podemos ver cómo era el fenomenal odio que se dedicaban los señores Ryšánek y Schlegl o cómo, en uno de mis favoritos, el señor Vorel se fue a la ruina víctima del rechazo a lo novedoso propio de sus vecinos.

En aquel tiempo todo tenía su sitio determinado, instalar de repente una tienda de sémolas allí donde había antes, por ejemplo, una tienda de comestibles era una de esas cosas tan descabelladas que ni se le ocurría a nadie. Una tienda se heredaba de padres a hijos, y si a pesar de todo se le traspasaba a algún forastero de Praga o del campo, los nativos no lo veían como a alguien demasiado extraño, mientras se sometiese al orden acostumbrado y no los enredase con novedades. Pero él, el señor Vorel, no solo era un completo forastero, sino que además instaló su tienda de cereales en la casa del Ángel Verde, donde hasta ese momento no había habido ninguna tienda en toda la vida.

Cuentos de la Malá Strana es una buena forma de trasladarse a una época que ya no existe, pero que retrata, empleando con frecuencia recursos humorísticos, actitudes y tipos humanos que muy bien pueden encontrarse hoy en día.

Sigo aquí. Maggie O’Farrell

Cubierta de Sigo aquí, Maggie O'FarrellSigo aquí
Maggie O’Farrell
Barcelona : Libros del Asteroide, 2019
Título original: I am, i am, i am (2017)
Traductora: Concha Cardeñoso Saénz de Miera

Las experiencias cercanas a la muerte no son nada único ni excepcional. No son tan raras; me atrevería a afirmar que todo el mundo las ha tenido en algún momento, aunque no se diera cuenta […]. Pululamos todos por ahí como atontados, viviendo un tiempo prestado, hurtando los días, librándonos del destino, resbalando por los resquicios sin saber cuándo va a caernos el hacha encima […]. Percibir estos momentos te cambia.

Antes de entrar en una lectura que anuncia diecisiete episodios en los que asoma la muerte uno tiene que armarse de valor y pensarlo bien. Diecisiete son muchos. Todos los que la escritora irlandesa Maggie O´Farrell ha logrado esquivar a lo largo de su vida. Sigo aquí se trata de una obra autobiográfica dividida en diecisiete capítulos, cada uno dedicado a un encuentro con la muerte. Un atraco a punta de cuchillo, un avión a punto de estrellarse, una zambullida en el mar, una enfermedad padecida en la infancia son algunos ejemplos. Sin embargo, no se trata de un libro que hable sobre el fin; este libro nos habla, y mucho, de la vida.

Porque esos episodios van asociados con la superación de algo, con la determinación de seguir adelante. No cuentan como único valor el haber esquivado a la muerte, con la que todos en mayor o menos medida nos rozamos alguna vez, sino el de cumplir etapas vitales, cambiando, entendiendo qué es lo importante en cada momento, quiénes somos, qué podemos ofrecer, de qué manera crecemos personalmente.

Una lectura libre de sentimentalismos, conmovedora, delicada y llena de fuerza vital que nos recuerda que a pesar de todo lo que puede ponerse en contra, aún estamos aquí.

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