El libro de los abrazos, Eduardo Galeano

Cubierta de El libro de los abrazos, Eduardo GaleanoEl libro de los abrazos
Eduardo Galeano

Madrid: Siglo XXI, 2009
Grabados, carátula y diseño interior de Eduardo Galeano

Primera edición: 1989

RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón.

Así comienza El libro de los abrazos, una colección de textos muy breves que dan voz de un modo íntimo, muy humano, a personas no escuchadas de pequeñas tribus o demasiado grandes ciudades; indios; niños; presos; torturados; héroes de barrio; exiliados; azorados amantes o poetas. Decenas de historias que hubieran pasado desapercibidas sin el ejercicio de memoria que significa este libro.

Copio un texto en el que Eduardo Galeano explica cuál es el sentido de la obra y también del título:

Creo que un autor al escribir abraza a los demás. Y éste es un libro sobre los vínculos con los demás, los nexos que la memoria ha conservado, vínculos de amor, solidaridad. Historias verdaderas vividas por mí y por mis amigos, y como mi memoria está llena de tantas personas, es al mismo tiempo un libro de “muchos”.

La prosa de estos pequeños cuentos es poética casi sin serlo, las palabras noEl libro de los abrazos, Eduardo Galeano (ilustración) pesan. Tal vez por eso el sentido que encierra cada una de las piezas se clava muy hondo y duelen o indignan o hacen volar. Están ilustrados, además, con pequeñas imágenes muy sugerentes del propio autor.

El libro es muchos libros, ya queda dicho. Por eso, en su experiencia, cada lector es libre de escoger su itinerario. Mi intención es sencilla, mostrar una de mis rutas lectoras valiéndome del número de página en que se puede encontrar el texto. Os invito a encontrar la vuestra. Mañana podrían ser otros; hoy, ahora, son estos:

5-11-50-52-56-59-

72-85-141-157-169-

254-255-257-258

El libro de los abrazos, Eduardo Galeano (ilustración)

Empiezo la ruta con una mujer que viste una falda inmensa de cuyos bolsillos va sacando papelitos y en cada uno hay una buena historia para contar. De estos papelitos, me parece a mí, llegan manos atadas que sin embargo danzan y dibujan; un banquito al que hacen guardia durante treinta años;  unos sucedidos que suceden cada vez que se cuentan; gentecita linda del pueblo que todavía huele a barro; nadies ninguneados; amantes que ruedan sabrosos; un pulpo con los ojos del pescador que lo atraviesa; un escritor que escribe para quien no puede leerle; pocas certezas y muchas dudas; una moneda que no deja huellas. Y acabo la ruta con una ventolera dentro de mí.

Este y otros libros de Eduardo Galeano disponibles en la Biblioteca UPM

Relatos de lo inesperado, Roald Dahl

Cubierta de Relatos de lo inesperado, Roald DahlRelatos de lo inesperado
Roald Dahl

Barcelona: Anagrama
, 1993
Traducción: Carmelina Payá y Antonio Sammons

Tales of unexpected (1977)

Roald Dahl es bien conocido por sus obras infantiles. Títulos como Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate o James y el melocotón gigante han hecho disfrutar a miles de niños de todo el mundo. Además, su éxito no se ha limitado a las novelas, sino que ha trascendido a la gran pantalla en más de una ocasión. ¿Quién no ha visto recientemente Fantastic Mr. Fox o alguna de las versiones de Charlie y la fábrica de chocolate? Confieso que yo compruebo todavía mis chocolatinas de los domingos por si estuvieran agraciadas con uno de aquellos maravillosos billetes dorados… Pero no ha escrito Roald Dahl en exclusividad para niños. Buena prueba es esta colección de cuentos: Relatos de lo inesperado. Título que describe bien su contenido: un conjunto de relatos cuyo principal, pero no único, atractivo son los giros inesperados y los finales sorprendentes. Temáticamente hablando, en ellos hay todo un catálogo de maldades: personajes que tratan de estafar a sus vecinos, apuestas ventajistas, cazadores cazados, planes terribles que surgen de la imaginación de amantes esposas… ¡en tan sólo segundos! Están escritos con una pluma ágil que no da cancha al aburrimiento y destilan un delicioso humor negro capaz de arrancar al lector una sonrisa de… ¿inconfesable satisfacción?Cubierta de Tales of unexpected, Roald Dahl

En Hombre del sur, un arrogante joven norteamericano cree que puede ganar una sencilla pero arriesgada apuesta. Lo único que precisa es que su encendedor no falle en diez intentos consecutivos. El premio, un flamante Cadillac; la prenda, algo de lo que uno puede prescindir sin que sea mucha molestia: el dedo meñique de la mano izquierda.

En La patrona, Billy Weaver ha de pasar la noche en la ciudad de Bath por motivos de trabajo. Le han recomendado el hotel “La Campana y el Dragón”, pero de camino se ve atraído por el idílico escaparate de una pensión en la que se puede ahorrar unos peniques. ¿Qué podría ir mal, si la patrona es una ancianita adorable que desde el primer momento califica a Billy como la persona verdaderamente adecuada?

En La subida al cielo, la señora Foster sufre un miedo patológico a perder trenes, aviones, barcos… Por si no fuera poco, convive con un esposo que se deleita inventando ocupaciones de última hora para retrasarla unos minutos “sin importancia”. ¿Conseguirá la señora Foster tomar a tiempo el avión que la conduce a la ansiada compañía de sus nietecitos?

Y así hasta dieciseis intensos y veloces relatos.

Algunos de éstos sedujeron al gran degustador de humor negro Alfred Hitchcock, quien rodó varios títulos para su serie Alfred Hitchcock Presenta (Cordero asado, Apuestas, Tatuaje, Hombre del sur, La señora Bixby y el abrigo del coronel o La patrona). El propio Quentin Tarantino adaptó Hombre del sur en una de las historias que integran la película Cuatro habitaciones (Four Rooms), aunque cambiándole el final.

Roald Dahl en la Biblioteca de la UPM

Gus, Christophe Blain

Cubierta de Gus, Christophe Blain (Nathalie)

Gus. Christophe Blain
Barcelona: Norma Editorial
Guión y dibujos: Christophe Blain
Color: Walter

¿Qué hay en el mundo que haga vibrar a tres fieros forajidos del lejano oeste americano? ¿Una sabrosa diligencia? ¿Acaso un bellísimo tren fácil de asaltar? ¿Un banco con las arcas atiborradas de lingotes de oro…? Pues sí. Y no. Porque por encima de tales deleites lo que verdaderamente guía el destino de estos entrañables bandidos es la irresistible, adictiva, dichosa y dolorosa atracción por las mujeres. Este comic nos habla de corazones rotos, de embriagadoras pelirrojas, de noches que confunden, de enamoramientos imprevistos, de esposas con niños que esperan. Y de El Dorado, la mítica ciudad famosa por sus saloones y por las complacientes criaturas que los amenizan.

Un comic de narración ágil, desenfadado, divertido y tierno al tiempo que hondo y brutal, de historias cortas que se entrelazan, dotado de un dibujo dinámico y expresivo que transmite a la perfección los sentimientos de estos distraídos héroes (o villanos).Cubierta de Gus, Christophe Blain (Bandido guapo)

Hasta el momento hay disponibles tres entregas:

– En el número uno (“Nathalie“) conoceremos a los tres inseparables amigos, protagonistas de la serie, Gus, Gratt y Clem. Les acompañaremos en diversos “golpes” y aventuras y pasaremos la noche en El Dorado. Todo ello impregnado, de manera sutil pero significativa, por el amor de Gus hacia la esquiva Nathalie.

– La segunda entrega (“Bandido guapo“), es para Clem, quien aburrido de su vida de casado y padre de una niña, se deja arrastrar por una relación pasional con una misteriosa pelirroja… que colecciona fotografías de sus amantes. El sentimiento de culpa le perseguirá por toda la historieta más implacablemente que la justicia.

Cubierta de Gus, Christophe Blain (Ernest)

– En la tercera (“Ernest“), el narigudo Gus -que se ha visto impedido de atracar un banco por haberse enamorado inoportunamente de la cajera- se separa de sus amigos y emprende una nueva vida como jugador de póker y guardaespaldas. Será contratado para defender a unos granjeros en un pequeño pueblo y, cómo no, allí volverá a caer en las garras del amor.

Qué más  añadir. Gus es una manera diferente de disfrutar una de vaqueros.

Para el que quiera conocer un poco más de Christophe Blain aquí os dejo una jugosa entrevista, publicada en el blog “Con C de arte“.

Zombi, Joyce Carol Oates

Cubierta de Zombi, Joyce Carol OatesZombi. Joyce Carol Oates
Barcelona: Debolsillo, 2003

Traductora: Carme Camps Monfa

Zombie (1995)

Novela terrorífica donde las haya, Zombi, de Joyce Carol Oates, cuenta los infructuosos intentos de Quentin P. -treintañero nacido en Mount Vernon, Michigan, y adorado por su dulce abuelita- por crear un zombi que le sirva en su disfrute, un ente incapacitado para emitir juicio alguno y que cumpla cada uno de sus deseos sexuales o de amor incondicional. Para ello, dotando a sus decisiones de una lógica implacable, selecciona víctimas invisibles, ciudadanos marginales, borrachos, drogadictos sin hogar a los que nadie va a echar en falta y les somete a los procedimientos que ha estudiado, consultando la literatura disponible sobre la práctica de lobotomías, en la biblioteca de la universidad, principalmente el libro Psicocirugía del doctor Walter Freeman y el doctor James W. Watts, quienes realizaron numerosas intervenciones en los años cuarenta y cincuenta. El primero de ellos inventó el escalofriante (e inspirador para nuestro protagonista) procedimiento de la lobotomía del picahielo o lobotomía prefrontal.

Hace cinco años en un arrebato por cambiar mi vida se me ocurrió por primera vez la idea de crear un ZOMBI para mis propios fines.

La novela está escrita en primera persona, a modo de diario, lo que la hace verdaderamente terrorífica. Es el propio Quentin quien relata, desde su distorsionado punto de vista y con un lenguaje lleno de tics, arrebatado por su sed implacable, los detalles más sórdidos de la historia. Así, en la primera parte, titulada “Libertad condicional” veremos a través de sus ojos cómo fracasan sus intentos de crear a su zombi, la horrible muerte de sus primeras víctimas (de las que sólo conocemos los apodos que él les asigna: Guantesdeconejo, Ojosdepasa, Grandullón…) trinchados de forma chapucera con un picahielos. Crímenes a los que puede libremente dedicarse gracias a que su padre, un profesor universitario con importantes contactos en los altos estamentos de la ciudad, consiguió tiempo atrás que un episodio de abusos a un menor de raza negra quedara en mera falta, que se castigó con libertad vigilada aderezada con unas infructuosas sesiones de psicoterapia que Quentin compatibiliza a la perfección con sus carniceras intervenciones. En la segunda parte, “Cómo ocurrieron las cosas”, Quentin es consciente del grave error estratégico que comete al enamorarse incontroladamente de un joven universitario blanco, al que apoda Ardilla y al que tratará, cómo no, de convertir en su querido zombi. ¿Será demasiado imprudente para nuestro angelito un capricho tan arriesgado? No cuento más.

Intensa novela de terror psicológico cuyas fibras se van metiendo página tras página en la piel, como delgadas agujas o plateados bisturíes, como un picahielos enmohecido en el sótano de una mente perturbada, pero de ejecución lógica e implacable.

Joyce Carol Oates, novelista, cuentista, autora teatral, editora y crítica estadounidense, ha sido candidata al Premio Nobel de literatura en numerosas ocasiones.

Joyce Carol Oates en la Biblioteca de la UPM

Velocidad de los jardines, Eloy Tizón

Cubierta de Velocidad de los jardinesVelocidad de los jardines
Eloy Tizón
Barcelona: Anagrama, 1992

En este libro vive uno de los más hermosos cuentos que haya leído nunca. Uno de esos cuyas palabras memorizas a fuerza de relecturas. De esos que dan en el clavo porque todos los personajes, todos los hechos, toda la luz, el perfume que lo impregna están alojados para siempre en algún jardín privilegiado dentro de ti mismo.

Muchos dijeron que cuando pasamos el tercer curso terminó la diversión. Cumplimos dieciséis, diecisiete años y todo adquirió una velocidad inquietante.

Hasta entonces el tiempo había estado comprimido. Fuimos eternos desde Preescolar. Yo conservo aún en la memoria los nombres y apellidos de muchos de ellos. Parecía que iban a estar ahí toda la vida. Enseguida estuvimos a distancias insalvables.

No he vuelto a ver a ninguno. Tercero de letras no existe. He oído decir que las gemelas Estévez trabajan de recepcionistas en una empresa de microordenadores. ¿Por qué la vida es tan chapucera?

A cada paso un guiño, una contraseña reconocible. Aquí mismo, en el siguiente párrafo, mi colegio, el que yo recuerdo.

Entrábamos a la escuela atravesando un gran patio de cemento rojo con las áreas de baloncesto delimitadas en blanco, un árbol escuchimizado nos bendecía, trotábamos por la doble escalinata apremiados por el jefe de estudio.

Las carpetas forradas con estrellas del pop. Platón entre los apuntes pasados a máquina; los desertores a Ciencias y la Revolución Industrial; las peleas a golpes y una hilera amenazante de verbos irregulares; el test psicológico y la revisión médica; las tutorías. Todo ese mundo.

Pero volvamos al aire y la luz de la primavera, que deberían ser los únicos protagonistas.

Esa luz. Debajo de los voladizos había nidos de golondrinas. En mayor medida construidos con flecos de nuestras ensoñaciones que con barro del campo de futbito. Pero había algo que atraía más poderosamente nuestra atención. Era la luz de Olivia Reyes entrando media hora tarde en clase por ejemplo de latín.

Fue una especie de hecatombe. Media clase se enamoró de Olivia Reyes, todos a la vez o por turnos, cuando entraba cada mañana aseada, apenas empolvada, era una visión crujiente y vulnerable que llegaba a hacerte daño si se te ocurría pensar en ello a media noche.

Y así, tejido con aroma a final, se va produciendo el cuento, con la luz de la primavera inundándolo todo, con la inolvidable desdicha de amar a Olivia Reyes.

Velocidad de los jardines (que se compone de otros diez cuentos además del que da título al volumen) se publicó en 1992 y fue elegido por los críticos de El País como uno de los cien libros españoles más interesantes de los últimos veinticinco años.

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